En la edición dominical del diario estadounidense The New York World, del 21 de diciembre de 1913, se publicó el primer crucigrama de la historia.

Once años después, en 1924, se difundió su primer libro de crucigramas. Esta palabra se compone de la combinación del prefijo cruci (cruzado) y del sufijo grama (trazado), es decir trazado cruzado o palabras cruzadas. Para el chileno Luis Maldonado, radicado en Ecuador hace varios años, los crucigramas son los mejores aliados del cerebro.

La práctica de este tipo de ejercicios mentales ayuda a mantener activas las uniones neuronales reforzándolas y permaneciendo jóvenes por más tiempo.

Las neuronas no se hacen más grandes ni se reproducen, pero lo que sí ocurre es que se conservan en plena forma.

Para él,  se trata de un interesante, entretenido y realmente complicado pasatiempo.

No cualquiera puede realizar un crucigrama y tampoco todos saben resolverlos. Hoy en día hay personas que incluso llevan cursos para convertirse en expertos en esta área.

Maldonado, quien se radicó en Ecuador desde 1974, se involucró en el mundo de los crucigramas durante la adolescencia.

“Como me encantaba dibujar, empecé a realizarlos, pero ilustrados, como se hacían en Chile. Estos crucigramas se diseñaban con imágenes y no solo con cajoncitos blancos y negros”.

Desde 1982 comenzó a hacerlos de forma más elaborada. Fue el pionero en Ecuador en diseñar crucigramas con imágenes y su trabajo fue publicado en diferentes diarios y revistas del país.

Después de investigar durante años sobre el diseño, este chileno, que tiene la nacionalidad ecuatoriana, indica que están mal elaborados.

Maldonado precisa que, en principio, un crucigrama debe ser algo que se pueda leer. Además, siempre se lo hace de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, que es la forma como se escribe.

Sin embargo, en Ecuador, estos ejercicios mentales ubican flechas para dirigir a los usuarios sobre cómo deben escribir, pero no van de izquierda a derecha, sino de derecha a izquierda; entonces una palabra escrita al revés no se lee.

Los cómics también son su pasión

Maldonado ha emprendido una campaña para mejorar el diseño de los crucigramas. Según comenta, dedica varias horas al día a crear nuevos y a desarrollar historias y guiones de cómics.

En su casa guarda los trabajos publicados por diferentes diarios. “El crucigrama ya cumplió más de 100 años y todavía hay mucha gente pendiente de su publicación para llenarlos. No es una tarea sencilla, porque exige mucha cultura general”.

Lo penoso es que con la llegada de internet, el crucigrama podría estar camino a su ocaso, pero algunos diarios permiten hacerlos por internet e incluso existen algunos bajo la forma de aplicaciones para teléfonos inteligentes.

Según este experto, una de las claves para crear un buen crucigrama es que tengan el nivel adecuado de dificultad y añadan un poco de humor o algún giro que aporte un poco de ejercicio neuronal.

Coleccionista

El chileno es, además, un coleccionista de libros y un fanático de los crucigramas. A tal punto llega esta particular afición que a su haber tiene diferentes juegos resueltos.

Maldonado es uno de esos personajes que, a medida que avanza la charla, uno descubre facetas como capas de cebolla, cada vez más interesantes.

Con el correr de la conversación se puede ir conociendo y completando partes de su vida y su historia como casilleros en un crucigrama.

 A Maldonado le gusta guardar diferentes libros y objetos, porque tienen que ver con la historia. De hecho, posee muchos, y también recuerdos personales, como fotos de su infancia. Cada uno tiene su significado. Aunque vive hace muchos años en nuestro país, nunca perdió el acento de su natal Chile.

Algunos consejos

- El primer paso es llenar todas las palabras que esté completamente seguro que son las correctas.

- Al elaborar crucigramas, hay ciertas palabras que se repiten, cuyas definiciones no son muy conocidas (la mayoría de veces monosílabas), pero que sirven para rellenar espacios dentro del cuadro de respuestas.

- Para algunos, crear un crucigrama es tan gratificante como resolver uno. Es posible realizarlo a mano, pero hay que decidir el tamaño de la cuadrícula. (I)