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Portafolio Gráfico
Los cerros Santa Ana y del Carmen muestran la otra cara de una urbe moderna
Para los habitantes de la parte no regenerada del cerro Santa Ana y también para los que residen en el Cerro del Carmen, el tiempo parece detenerse entre los cientos de escalones descoloridos y resquebrajados que contrastan con la modernización que a pocos metros le da a Guayaquil aspecto de metrópoli.
En estos cerros, la Policía ha puesto sumo interés, pues la inseguridad es una cosa cotidiana.
Quienes allí habitan han desarrollado la habilidad de trasladarse de un lugar a otro orientándose entre pasillos o corredores que no tienen nombre, sino puntos de referencia.
Asimismo, identifican los sitios adecuados para transitar durante el día y por las noches. Pese a todo, estos sectores tienen un matiz especial: el verdor de los árboles, que constituyen un medio de entretenimiento para los más pequeños. (I)