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La comodidad y la moda evolucionan a los pantis

La comodidad y la moda evolucionan a los pantis
Foto: Internet
26 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

Grandes o diminutos. De seda, algodón o licra. Llanos o estampados. Con vuelos, encajes o sin ellos. Lo cierto es que en el mercado hay pantis, calzones, bombachas o bragas para todo gusto y ocasión.

Esa diversidad de nombres y modelos que ha alcanzado la prenda ínterior femenina, que tiene su origen en las antiguas civilizaciones, ha estado marcada por la moda y la comodidad que demandan las usuarias, refieren personas vinculadas con su diseño, confección y venta.

Sofía Naranjo, diseñadora de Impactex, empresa que produce la prenda en Ambato, explica que la tendencia en modelos generalmente llega a Ecuador desde Estados Unidos. Es así como se encuentran los modelos señoreros a la cintura y los clásicos altos en las piernas, los bikinis, las tangas, los hilos y cacheteros. Atribuye la evolución de los pantis a la demanda de la mujer, a partir de su independencia y mayor participación en el campo laboral y afirma que los clásicos y cacheteros son los más utilizados.

Aquí está Gato, un almacén guayaquileño referente en venta de todo tipo de ropa interior femenina, con 72 años en el mercado.

Los últimos 40, Ana Viteri, su propietaria, ha sido testigo de la evolución de la prenda. “Antes solo se usaba el señorero. Se fabricaba en tela nylon o seda, en tonos pasteles para las adultas, y fuertes para las niñas. Era estampado y con apliques”.

Recuerda que en la década del 70, cuando vino la moda de los pantalones a la cadera, las mujeres se quejaban porque no podían usarlos, ya que se les veía la ropa interior. “Entonces los fabricantes empezaron a confeccionar los bikinis llanos y estampados en jersey y algodón”. El nuevo modelo tuvo buena acogida entre las jóvenes, pero no desplazó al clásico señorero que con algunas innovaciones (más arriba de donde empiezan las piernas) tenía un mercado ganado.

La tanga a la cintura llegó a finales de los 80 y la rebajada a inicios de los 90 para los pantalones a la cadera que volvieron con fuerza. La adquirían chicas desde los 16 años. “El bikini dejó de venderse con la frecuencia de antes, pero el señorero se mantenía vigente”.

Viteri señala que en ese lapso un fabricante de Brasil llegó con el modelo hilo y las empresas nacionales empezaron a confeccionarlo en randa, material preferido por las novias y luego lo hicieron en licra. “Las chicas de 15 a 22 años eran fascinadas con los hilos. Pero las de 25 en adelanta preferían el bikini”.

Por el año 2000 llegó el cachetero, que se confecciona en algodón estampado. Aunque es más grande, no deja de verse sexi para hombres y mujeres. Por eso y por su comodidad, en los últimos años ha ganado gran mercado entre niñas y adultas con tallas desde la número 2 hasta las XL. (I)

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