Posorja es una de las 5 parroquias rurales de Guayaquil, la ciudad más poblada del país, sin embargo, eso no ha ayudado a que su desarrollo sea mayor. En sus 122 años de creación ha crecido demográficamente de una forma acelerada, hasta convertirse en la más poblada, con un cálculo estimado de 27 mil habitantes hasta 2015, según consta en la información del Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, presentado por la Junta Parroquial del lugar.

A pesar de que desde Posorja sale el 70% de las exportaciones de atún, es una parroquia en problemas: sin cobertura total de servicios básicos y con vías en mal estado. En medio de todo ello, la esperanza de días mejores ha crecido en Posorja con el anuncio de la construcción del Puerto de Aguas Profundas, a cargo del Gobierno actual. Para llegar a Posorja primero se ingresa a Playas, cantón a 40 minutos de la zona.

El ingreso debe hacerse por el recinto Data de Posorja, el único de la parroquia, cuya playa es el motor de su desarrollo. En el centro de la cabecera cantonal se concentra la actividad pesquera.

El contraste entre pequeñas casas de construcción improvisada y urbanizaciones o edificios de departamentos marca la llegada a Data de Posorja, el único recinto de la parroquia. A la entrada del poblado principal las casas de caña son más comunes en el paisaje. Muy cerca de la vía principal se encuentra una de las invasiones más recientes, en donde centenares de personas habitan entre el polvo y el lodo, sin los servicios básicos necesarios, como agua y alcantarillado. De este último la cobertura total es solo del 50%. La luz eléctrica es proporcionada por un fino cable que está sujeto por cañas y que ocupa el lugar de los postes de alumbrado.

Las calles sin pavimento no son una situación exclusiva de las invasiones, en el centro también hay calles que no están pavimentadas o adoquinadas, aunque en los últimos años esto ha mejorado.

Elsie Castillo, quien llegó al lugar desde Manta hace 29 años, vive este cambio. “Recién están pavimentando las calles, antes todo era de tierra; hay unas que recién en estos días se hicieron”, dice la mujer que trabaja en el lugar. Ella percibe que son las grandes empresas las que han aprovechado los recursos naturales del lugar sin que la población reciba ninguna retribución.

El presidente de la Junta Parroquial, Jorge Banchón, resalta el avance que se ha logrado, dice, gracias a su gestión. Pese al esfuerzo, el porcentaje de pavimentación aún es bajo. Banchón recalca que Posorja tiene 4 ejes productivos para ser explotados. Estos son pesca, agricultura, turismo e industrialización, lo que genera plazas de trabajo y por ello cada día se incrementa el número de personas que llegan desde diferentes lugares a vivir en la parroquia. “Eso hace que Posorja crezca, los habitantes se están multiplicando y con ellos las necesidades”, dice Banchón.

Es el caso de Margarita Mendoza, quien vive desde hace unos meses en la invasión Nueva Posorja. Mientras acuna a su bebé de meses, cuenta que llegó de Babahoyo y que antes trabajaba en la empresa Real, asentada en la parroquia y cuya actividad es el procesamiento de sardinas y atún. “Bueno, ahora no trabajo” dice inclinando su cabeza hacia el infante que duerme en una hamaca. Ella vive en una pequeña casa de caña, por cuyas paredes entra el sol incandescente, que es común en el lugar.

No es solo de calles pavimentadas que carece Posorja, sino también de servicios básicos, como agua potable y alcantarillado sanitario. De este último hay una cobertura de entre 50% y 60%. Es una tarea pendiente que tiene el Municipio guayaquileño.

Interagua operará desde junio

El representante del gobierno local dice que uno de los problemas básicos que se ha tornado crítico es la carencia de agua potable. HidroPlayas es la empresa que les provee del líquido vital, pero no cumple con su cometido. “Conozco que hasta junio tienen el contrato y desde ahí será Interagua quien asuma el servicio. Sé que ya está lista la conexión”, resalta.

El mal servicio de agua ha sido común para los habitantes. “En esta semana, la población no ha tenido agua dos días seguidos, por ello estamos llevando el agua con tanqueros”, dice Banchón, mientras acompaña a los funcionarios que recorren las comunidades con un tanquero facilitado por la Prefectura del Guayas. “Hidroplayas no ha invertido en alcantarillado, esperamos que ahora Interagua haga algo por nosotros”, dice el líder.

Los habitantes del lugar no se explican por qué no se finiquitó antes el contrato. “Nosotros pagamos el agua, aceptamos que no brindan un buen servicio, pero ya quedarnos sin agua no se puede. Esto ha sido por años”, recalca el funcionario. Pero Posorja no es una población independiente, sino una parroquia de Guayaquil. Sin embargo, para Banchón, la falla es de los líderes locales que no gestionaron las obras. “Recién tenemos un Registro Civil; aquí antes para todo teníamos que ir a Guayaquil”, dice Castillo en forma de queja porque la ciudad queda a dos horas de distancia.

Aunque pertenecen a Guayaquil no sienten que esta ciudad les deba algo. Se han acostumbrado a vivir con lo que tienen. “Somos gente de trabajo”, dice Juan Bartolomé Castillo, quien no siente vergüenza de contar que llegó desde Manabí con su familia y que se albergaba en el portal de una casa, en donde ahora acude a recibir clases de manualidades dictadas para adultos mayores.

“Este lugar me ha dado tanto, aquí pude sacar a mi familia adelante”, recuerda el mantense. Ahora solo una de sus hijas vive en la población, el resto se fue a Guayaquil o al exterior.
Su nieto, Eduardo, es uno de los que siente que están en deuda con este pueblo. “Hay mucha producción como para que tantas familias vivan en la pobreza”, manifiesta.

Él está consciente de que no solo depende de las autoridades, sino también de la cultura de la población que en muchas ocasiones destina gran parte de su sueldo al consumo de alcohol y no al desarrollo de su familia. “Aquí el pescador vive en muchas ocasiones en un solo ambiente con toda su familia, pero el que vende cerveza tiene una casa grande y un carro”, esa es la diferencia, reprocha. “Es una cosa cultural”, agrega.

Puerto de Aguas Profundas

La expectativa por el proyecto de aguas profundas radica en que se crearán 6.000 plazas de trabajo. Mientras, para los más jóvenes el desarrollo de esta población es un tema que ha llegado a cuentagotas, para los adultos mayores el cambio que ha tenido Posorja es incalculable.

Las esperanzas de días mejores tienen su fundamento, pues el negocio portuario involucra a miles de personas y se requiere de muchos trabajadores capacitados, cosa que ahora no tiene Posorja, según detalla Alejandro Chanabá, subdecano de la Facultad de Ingeniería Marítima.

El catedrático recomienda que se trabaje en capacitar al personal para que este pueda operar eficientemente el puerto. En Posorja no existe un centro de estudios especializado, además esta es la oportunidad de que el cambio de la matriz productiva sea una realidad, analiza Chanabá. “Con la energía más económica es hora de invertir en siderúrgica”, aconseja.

El catedrático dice que el proyecto será una gran oportunidad para que Ecuador pueda competir con puertos de otros países, pero que el éxito está en la cantidad de carga que exista. “En la actualidad el puerto de Guayaquil está en el top de los 10 mejores, siempre crece, eso hay que cuidar, no se puede regalar”, recalca. Para Chanabá los empresarios son quienes deben apostar por el espacio. La infraestructura puede ser la mejor, pero si no hay carga no sirve de mucho.

La Subsecretaría de Puertos informó que, según el cronograma establecido, el contrato de concesión se firmará la última semana de abril. La suscripción del memorando de entendimiento para dar inicio al proyecto se suscribió el 16 de febrero pasado. La figura que se aplicará será la de alianza público-privada. Se trata de una inversión de $ 1.200 millones que hará la compañía DP World Investments (DPW), de propiedad del Gobierno de Dubái, de los Emiratos Árabes Unidos. El objetivo es recibir embarcaciones con un calado de más de 12 metros de profundidad, las denominadas Panamax y Post Panamax. (I)