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El Telégrafo
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Carlos Martínez / periodista de sala negra de El Faro

"El objetivo del periodismo no es tener clics ni ser viral"

"El objetivo del periodismo no es tener clics ni ser viral"
Foto: José Morán / El Telégrafo
10 de abril de 2016 - 00:00 - Redacción Medios

Una crónica hecha en junio de 2015 narraba cómo los miembros de la pandilla Mara Salvatrucha, de El Salvador, habían fallecido en lo que parecía un enfrentamiento con la policía. Los periodistas que relataban el hecho hurgaron entre los partes de medicina legal, el historial balístico y decenas de testigos para mostrar que muchos fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales. Una de las jóvenes, menor de edad, había recibido una bala en la boca.

Los periodistas a cargo del artículo sufrieron amenazas públicas con mensajes como “espero en Dios poder capturar a una maldita rata empleada de ese periódico basura”.   

En 1998, cuando nació El Faro, uno de los primeros diarios digitales de América Latina, no recurrieron a las notas cortas o el breaking news de la web. Al contrario, publicaron temas de largo aliento y crónicas como la ejecución de los miembros de los ‘maras’, por la que sus periodistas tuvieron que salir del país o mudarse de casa.

Por eso es que Carlos Martínez, cronista del espacio Sala Negra de El Faro, dice que el medio es de los menos digitales entre los periódicos nacidos por internet.

“El Faro hizo su nombre alrededor de crónicas,  textos largos, investigaciones pausadas, donde terminabas fundiendo el scroll del mouse, y de nuestros videos”, cuenta Martínez desde un hotel en Guayaquil. Era su primera vez en la ciudad y vino para dictar una conferencia sobre “el futuro y perspectivas del periodismo”, organizada por la Universidad Casa Grande.

“Cuando me dijeron de la charla me llamó la atención porque en 1998, cuando todos (los medios) estaban ciegos en el mundo digital, nosotros dábamos más tumbos que otros”, recuerda entre risas.  

¿Qué los hace de los medios menos digitales, a pesar de que nacieron solo en internet?

Cuando todo el mundo hablaba del uso de herramientas  y de términos enredados como la transmedia, nosotros le apostamos a los textos largos y los videos, pero en lugar de producir pequeñas piezas tenemos documentales de un año y de una hora.

El Faro lleva produciendo 3 libros de sus periodistas, hay otros 2 en factura. Cuando  digo lo menos digital es que en el medio el apellido digital no es más que la mención a nuestro soporte. Creemos que el periodismo en cualquier soporte o formato es una disciplina basada en la verificación, una labor de función pública que requiere un enorme grado de verificación, precisión, contraste y cruce de datos.

Creemos que el periodismo debe reivindicar estos valores en cualquiera de los formatos y debe intentar buscar su profundidad y además responsabilidad sin importar si está en papel, es digital o radio. Ahora que tenemos un recorrido más o menos largo, estamos preocupados por hacer malabarismo y juguetear con otras tecnologías u otros instrumentos para narrar más ágil o viral, que es una palabra relevante, al parecer.

En esa carrera de los periódicos de ser más viral, ¿en qué se diferencia El Faro?

Es incómodo llamarse referencia, lo que sí creo y puedo asegurarte es que más allá de cómo lo consigamos, El Faro está preocupado de que lo que se haga tenga influencia y transforme cosas. Seguimos creyendo en el credo romántico de este oficio, en ese ejercicio hemos llegado a ciertas conclusiones: hay que hacer películas, hay que escribir  largo e investigar años un solo fenómeno.

Probablemente vayamos a discrepar entre nosotros sobre cómo convertir la realidad, pero hay un montón de modelos y siempre el eje rector es que en nuestras sociedades el buen periodismo es y debería ser útil, debería servir para abonar con gran profundidad a los debates urgentes y que en muchos de nuestros países hemos postergado. El objetivo del buen periodismo no es tener clics ni ser viral.

Hemos escuchado desde hace tiempo que los periódicos de papel están cerrando, ¿está el papel en crisis o el periodismo?

Las empresas periodísticas como tal están en crisis y con ello la posibilidad de financiar el buen periodismo que suele ser caro, porque toma tiempo, y financiar tiempo es costoso.

Es muy difícil hablar en términos financieros del panorama mediático. Hay que reconocer que internet trajo a América Latina un aire de respiro muy fresco. En la primera década de 2000 se fundaron muchas de las mejores vitrinas de la región, la República en Guatemala o Silla Vacía en Guatemala, medios digitales que nacieron digitales y que no fueron la mera expresión digital de un papel. Nuestros periódicos digitales tienen una traba, no son rentables y eso es un hecho.

El Faro no es rentable, nunca en su historia ha generado un centavo de utilidad. Falta publicidad porque el mercado  tiene dos características en América Latina: es muy conservador y no suele tener exclusivos intereses de marca sino que está atado a condicionamientos de otra naturaleza en los periódicos.

Los medios digitales no somos atractivos para las marcas, porque el buen periodismo no es cómodo para nadie, no debe serlo. El buen periodismo no es publicar solo algo que nadie quiere que digas, sino explicar cosas que alguien no quiere saber. Si las marcas invierten en emprendimientos lo hacen para tener influencia. Por eso los diarios digitales solemos depender demasiado de mecenas o de fundaciones internacionales.

Pero estas fundaciones también tienen intereses...

Siempre tienen intereses, a veces unos más legítimos que otros, la clave está en esto: en transparentar el dinero. Desde hace varios años gran parte del financiamiento de El Faro proviene de OpenSociety, como la mayor parte de estos periódicos. El reto es ser honesto y transparentar la relación con el financista. Puedo decir públicamente que esta ONG nunca nos ha sugerido que hagamos algo o dejemos de hacer.

Si no hay mecenas ni ONG libres de intereses, ¿cómo financiarse?

Si dependiera de mí El Faro ya habría quebrado porque soy un mal administrador. Quizá por eso en El Faro no somos rentables, porque nosotros los periodistas hemos tenido que hacer de administradores y hacer malabares. Ahora estamos explorando un modelo que esperamos dé resultados y es intentar rentabilizar el oficio; somos conocedores, no expertos en el fenómeno de las pandillas en El Salvador, y se intenta vender conocimiento, tratamos de vender nuestros libros y películas, no vamos a vivir de esto, ni de las conferencias, pero ojalá consigamos amortizar los gastos del periódico.

Con la irrupción de internet llegaron los blogs y luego las redes sociales, ¿son estos expresiones de periodismo?

Un blog no es periodismo, al menos no uno que pueda garantizar un proceso metódico de transformación de la información; el periodismo es un método y en la rigurosa aplicación está el truco. Internet superó a Gutenberg en la democratización del conocimiento y de la información, y eso es valioso porque permite más voces, lamentablemente, también hay más voces estúpidas y opiniones viscerales, más mierda en la web.

La web permite el anonimato y eso suele cobijar los valores atroces. Poder publicar en internet no te hace periodista, poder decir públicamente lo que pasa o lo que piensas no te hace periodista o cronista.

En la medida en que los periódicos pueden transparentar sus mecanismos de información, su duda metódica, las pruebas que soportan la información, y sobre todo la experiencia en el tratamiento de la información recopilada, generamos el único activo que tenemos: que nos crean y nosotros los periodistas vivimos de que nos crean.
Me parece bien que haya blogs, pero tener una página web no te hace periodista.  

Con la llegada de las redes sociales y los teléfonos inteligentes apareció el término periodismo ciudadano...

Esa es una idea peregrina, de directores de periódicos y de canales, y que nace de la idea de ojalá nos hagan el trabajo de gratis; miren si hay un choque y nos mandan una foto, eso es curiosidad o aporte ciudadano. El periodismo es lo que hacen los reporteros con los videos que toman sobre un atentado y luego lo procesan.  Pero filmar con un teléfono no es periodismo; la sola idea me parece ofensiva.

¿Cómo está el panorama de los periódicos que tratan de hacer esa migración a la web? ¿Siguen pegando y copiando notas del impreso?

Hay periódicos que copian incluso la nota que dice en la web “ver página 16”; se han hecho esfuerzos interesantes por doblar las redacciones, como El País de España, el New York Times, o el The Guardian, que es el olimpo del periodismo digital porque tiene un montón de herramientas exclusivamente para la web.
La vanguardia la llevan los periódicos que nacieron en internet porque tienen noción de los instrumentos nuevos.

¿La web pone presión al medio impreso?

No creo que sea un problema de la web, nuestros periódicos tienen un lío, tienen que lidiar con una América Latina en extremo polarizada, somos la región más desigual y más políticamente polarizada.

Los periódicos han tenido que lidiar con esto y normalmente suelen tomar partido y tomar cercanía insana con la polarización, viven de ella y la azuzan. Cuando las empresas periodísticas tienen que recortar presupuesto suelen decidir en detrimento de la calidad de la información y se dan despidos.

Un portal lo puedes llenar con lo que sea: el gatito corriendo atrás de la manguera y va a ser viral, tendrá un millón de visitas, pero eso no es periodismo, es solo ruido. Hay que rehuir de la tentación de tener lectores a través de titulares ridículos. Esa es una noción y tentación empresarial: un montón de clics, entradas y llenar el sitio web con apenas dos reporteros.

Y las ruedas de prensa, ¿seguimos siendo caja de resonancia del poder?

En El Faro ponemos la coyuntura, pero no se nos va la cabeza porque el presidente hable. Los periódicos y los noticieros de televisión deberían titular: hoy hubo 10 conferencias de prensa y las tenemos todas. Nuestra agenda no la hace el gobierno y no la pueden hacer las conferencias de prensa.

El presidente puede hablar 20 veces, y si lo creo relevante lo cubro. No se nos torna un problema si no tenemos 10 notas diarias; si un día vemos que no hay necesidad de actualizar un artículo, pues no lo hacemos. (I)

El Faro nació en 1998 como una idea del periodista Carlos Dada y el empresario Jorge Simán. Tiene un promedio de 300 mil visitas a la semana. Foto: Tomado de Internet

DATOS SUELTOS

Otros medios digitales

El 60% de los portales de noticias en América Latina nació en internet, sin un medio tradicional que los precediera. El 2005 se puede considerar el año en que explotó la creación de sitios web en la región, según un informe de la Fundación Nuevo Periodismo.

Otro ejemplo de medios

Al menos 21 trabajadores de El Faro son periodistas. También cuenta con una realizadora, Marcela Zamora, quien ha ayudado en las 5 películas documentales del medio. En el mundo hay otros portales de noticias con influencia, como Político, Vice News y Slate Magazine en Estados Unidos. En Colombia existe el medio La Silla Vacía.

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