El 11 de marzo de 2018, Ayelén Freire Yoder se reencontró con Boni para no separarse nunca más. Ella la esperaba en el Aeropuerto Internacional Ingeniero Ambrosio Taravella, en la ciudad de Córdoba (Argentina), y en cuanto la vio llegar dentro de su kennel le abrió la puerta y emocionadas se fundieron en un fuerte abrazo.

Esta escena marcó el fin de una odisea que comenzó en Ecuador, en la comuna Ayangue, provincia de Santa Elena. Ayelén llegó al lugar junto con su pareja, Ricardo, luego de un viaje como mochileros por varios países. Y en el lugar rescataron a Boni, una perrita callejera. Ellos permanecieron ahí más de un año y al final, cuando se marcharon a su país, se enfrentaron al problema de cómo llevar al animalito vía aérea hasta Argentina, pues por tierra sería complicado cruzar las diferentes fronteras.

Por eso iniciaron una campaña en redes sociales para recaudar fondos y costear el pasaje de la perrita. La causa despertó la solidaridad de numerosas personas, que hicieron realidad el sueño y le dieron a Boni la posibilidad de comenzar una nueva vida, lejos de las calles ayanguenses en las que vivió durante mucho tiempo. “Boni es el diminutivo de Bonita, así le pusimos. En realidad ella nos adoptó a nosotros. Nos siguió, se nos pegó y llegó a la casa donde estábamos”, relató Ayelén en tono jovial a EL TELÉGRAFO.

La historia comenzó en 2014, cuando la mujer y su pareja decidieron viajar por Latinoamérica como mochileros. Empezaron por Bolivia y siguieron hacia Perú, donde permanecieron cerca de un año. “Estuvimos en Máncora ocho meses, ahí trabajé como mesera y también vendíamos artesanías”, comentó Ayelén vía telefónica desde Córdoba, mientras al fondo Boni ladraba, enviando sus saludos a su tierra natal.

“De ahí fuimos a Ecuador y estuvimos en Salinas varios meses”. Luego llegaron a Ayangue, y se enamoraron del lugar. “Al principio vivimos en una carpa en la playa, después alquilamos una casita y nos quedamos más de un año. Vivíamos de las artesanías que vendíamos a los turistas”.

A inicios de 2016 conocieron a Boni. La encontraron en una calle de Ayangue, había sido atropellada y tenía una patita lastimada. Por fortuna la lesión no fue grave. Ellos la cuidaron y cuando se recuperó, no se fue más de su lado.

“No sabíamos si tenía dueño o si alguien la estaba buscando, pues en el pueblo hay muchos perritos sueltos. Pensábamos que era de un lugar donde había otros dos parecidos a Boni. Pero ahí nos dijeron que le daban comida cuando ella iba, pero no eran sus dueños. Fui a dejarla dos veces y ella siempre regresaba a mi casa”, recordó entre risas Ayelén. “Fue amor a primera vista”.

Seis meses después llegó el momento: la pareja debía regresar a Argentina. Entre sus planes cuando partieron de su país en 2014 nunca estuvo adoptar un perro ya que iban por tierra. Pero ahora que Boni estaba en sus vidas, no podían dejarla, aunque el viaje del animalito vía aérea era muy costoso por su tamaño y por la tramitología.

Una compatriota suya que conocieron en Ayangue y que regresó antes a Argentina los apoyó ya comenzó la colecta a través de redes sociales para reunir el dinero. Ella fue el ‘Ángel de la guarda’ de Boni, ya que su esfuerzo permitió darle a la historia un final feliz. En Facebook creó la página ‘El viaje de Boni’, en el cual plasmó la historia de amor entre la perrita y sus nuevos dueños.

Ayelén recuerda el difícil momento en que se separó de su hija de cuatro patas. “Yo tenía un trabajo esperándome, así que volví en avión a Córdoba, sufriendo por dejar a Boni. Cuando me marché en el taxi, ella corrió tras el auto hasta que se cansó y tuvo que volver. Fue triste, pero como estaba en marcha la campaña, sabía que la volvería a ver”.

En la colecta colaboró gente de varios países, especialmente de Argentina y Ecuador. Personas de México, Estados Unidos, Suiza, España y otros lugares de Europa, se unieron. “Fue una cadena de amor a través de Boni”.

La veterinaria cubana Susan Guerrero, quien vive cerca de Ayangue, colaboró realizando los chequeos a Boni para certificar que estaba bien de salud y podía viajar. Esta suma de voluntades permitió que la perrita pudiera embarcarse en un vuelo hacia su nueva vida en Córdoba.

“Todo se dio. El hermano de mi novio había viajado a Ecuador y también estaba de regreso. Él trajo a Boni y eso facilitó las cosas. Si la perrita hubiera viajado sola, era más complicado. Pero de todos modos, si no se reunía la plata, yo estaba dispuesta a ahorrar y volver por ella, pues me angustiaba dejarla sola”, comentó Ayelén.

Ahora en Córdoba hay gente que, pese a no conocer a la mujer, la detiene para preguntarle por Boni, pues han visto su historia en redes sociales. El can se está adaptando al clima cordobés, pues allá las cuatro estaciones son bien marcadas y él está acostumbrado al calor casi eterno de Ayangue. Actualmente están en otoño y la temperatura baja. “El invierno es muy frío, a veces cae nieve. Boni se tendrá que acostumbrar. Le compraré una ropita para que esté caliente”, indicó divertida su madre adoptiva.

Cerca de Córdoba hay muchos ríos y entre los planes de Ayelén está llevarla para que recuerde el mar con un poco de agua. Mientras tanto, Boni comparte sus días con Dali, una gatita también proveniente de Ayangue, quien fue adoptada por la pareja y que viajó poco antes a Córdoba. “Como ella es pequeña, fue fácil cubrir su viaje. Ahora están las dos conmigo. Son nuestro recuerdo de Ecuador”.

Ayelén le envía un mensaje a los ecuatorianos: “Adopten más perritos callejeros en vez de comprar. Hay que darles una oportunidad a los perros grandes, no tienen que ser cachorritos. Boni tenía 4 años cuando la encontré y el amor que ellos te devuelven, esa gratitud, no se compara con nada. Todos merecen una segunda oportunidad”. (I)