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Barber shops, nuevos spa para hombres

Barber shops, nuevos spa para hombres
Foto: Leiberg Santos / EL TELÉGRAFO
23 de abril de 2018 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

Desde hace un par de años, las barberías clásicas, donde generación tras generación de hombres se cortaban el cabello y se afeitaban, empezaron a competir con los nuevos barber shops, peluquerías grandes, modernas y bien adecuadas, destinadas a atender exclusivamente a hombres.

Si piensa que estos locales son como cualquier otro salón de belleza, se equivoca, pues además de ser sitios elegantes, ofrecen varios servicios, como planchar chaquetas con vapor. Ese es el caso de The Barber Club, una mezcla de barbería, peluquería, spa y bar. Allí se hacen cortes de cabello modernos y clásicos, y se afeita al estilo que el cliente pida. Pero, además, los hombres pueden acceder a una mascarilla facial, a manicura y pedicura. Todo esto mientras beben un café, té, agua o un whisky.

Para afeitar, por ejemplo, primero le aplican un tratamiento a la barba: la humectan y le colocan esencias con aceites para suavizar y nutrir el bello facial. Actualmente la tendencia es dejarse la barba larga, pero, para esto, hay que cuidarla muy bien. Según su propietario, Jaime Cevallos, él fue el primero en traer esta iniciativa al país. Abrió hace 2 años y medio con el objetivo de devolver el espacio que los hombres habían perdido porque las barberías clásicas antiguas han desaparecido tras el surgimiento de los salones de belleza.

Para Cevallos, los jóvenes que laboran en su local no son peluqueros, ni barberos ni estilistas, son verdaderos artistas. Todos son preparados en una academia donde estudian, entre varios temas, la morfología de la cara y la composición de la hebra del cabello. Incluso se han convertido en asesores de imagen. Y es que además de ofrecer servicios con técnicas tradicionales, aquellas que se hacen solo con tijera y navaja, hacen cortes modernos. Por ejemplo, la tendencia actual es el estilo “sombreado”, que es un corte en el que el cabello es reducido cerca del cuello y va en aumento en la parte superior de la cabeza.

Juan Miranda, de 22 años, es fiel cliente de The Barber Club. Dice que hacerse atender ahí es toda una experiencia, pues le agrada que sea solo para hombres y porque logran hacer en su cabello y barba lo que él les pide, mientras toma la bebida que le brindan.

Cevallos cree que se debe romper ese tabú de que solo las mujeres deben preocuparse por su cabello, su piel y sus uñas, los hombres también deben fijarse en su apariencia personal.

En Manta (Manabí) los barber shops aparecieron desde hace más de 3 años. Así lo indica Andrés Monroy, propietario de Barber Shop Andrés Monroy, local asentado en la parroquia Eloy Alfaro.

Junto con otros 3 compañeros realiza cortes de cabello con estilo y tienen entre sus principales clientes a futbolistas nacionales, entre ellos los del Delfín Sporting Club. Monroy está convencido de que solo en el puerto manabita hay aproximadamente 500 artesanos de esta rama. Los cortes de cabello cuestan desde $ 4,50. “Los barberos ya no hacemos lo tradicional sino algo más, debemos actualizarnos”.

William  Ayala, propietario de Jord’y Barber Shop, local ubicado en la calle 12 y avenida 15, tiene su negocio desde  2005. Este quiteño aprendió el oficio de sus hermanos mayores. En 2005 se instaló en Manta y desde ese tiempo   ha formado a cerca de 100 barberos en su propio local que se ha convertido prácticamente en una escuela.

Resume que ellos están siempre a la moda y que por estos tiempos lo más solicitado es el corte sombreado. Pasa la hoja de afeitar y va degradando o “difuminando” el cabello. Hace meses el lojano Darwin Dota, quien se puso un negocio en el cantón manabita, aseguró que al arribar a Manabí, notó que es una de las provincias donde habita gran cantidad de gente con barba. Para él, esa es una de las claves para atraer clientes.

En Guayaquil, el boom de los barber shops data de hace 5 años aunque en realidad fue un estilo que surgió en la década de 1990, afirma Jackson Quinteros, administrador de uno de estos locales en El Oro y Antepara, al sur del puerto principal.

Hace 30 años, por las calles de la ciudad ya se veían los cortes “sombreados”, pero en aquel entonces representaban un tabú. “Muchos asociaban estos cortes con los raperos y pandilleros”, afirma Quinteros. Los primeros 3 que trajeron la moda a Guayaquil, asegura, fueron Sandro “Barón Rojo” Angulo, Aurelio Bohórquez y el “Gordo” Nelson, del Guasmo Norte, quien le cortaba el cabello a Otilino Tenorio (+), exjugador de Emelec.

La mayoría de los peluqueros consultados, que aplican estilos “sombreados” y artísticos en la urbe porteña, aprendieron de forma empírica con gente más experimentada. Es el caso de Fernando “Mazinger”, quien trabaja en Joker  Barber Shop, en Venezuela y Abel Castillo.

“Aprendí en la calle, aprendí de un barbero que atendía en la 14 y 4 de Noviembre. Poco a poco fui perfeccionando y, gracias a Dios, la gente queda muy satisfecha con mi trabajo”, relata Fernando.

Una de las diferencias más notorias entre las barberías y las peluquerías tradicionales son las herramientas que emplean para realizar los cortes y demás servicios. Además de la tijera y la afeitadora, resaltan máquinas pequeñas que utilizan más revoluciones para definir detalles como dibujos en relieve y dar brillo al cabello corto. “Todo esto es un arte”, concluye Fernando. (I)   

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