Destreza y espiritualidad. Además de las flores, las frutas y el pan, estos 2 elementos han sido parte fundamental de la Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF), principal festividad de Ambato, desde su primera edición.

A partir de 1950, un año después del fatídico terremoto que mató a más de 5.000 personas en la Sierra centro, en manos de hábiles ambateños, miles de rosas, claveles, margaritas, cartuchos, nardos y más flores, se han convertido en fascinantes y coloridas obras de arte que se exhiben en galerías locales.

Pese a que la fe fue desde siempre una característica importante de los tungurahuenses, tras el devastador sismo la    creencia en Dios se fortaleció y los agricultores acordaron cada año encomendar al Creador sus cosechas y, a la par, presentar ofrendas florales y frutícolas.

Así nació la bendición de las flores, las frutas y el pan, uno de los principales eventos de la FFF, un acto solemne organizado por la curia ambateña y en el que se evidencia el esfuerzo de cientos de voluntarios que se encargan de la elaboración de la alegoría.

Esta gigantesca obra de arte en la que se combinan la fe y mucha habilidad, se exhibe cada año en el atrio de la aatedral. Se trata de un arreglo floral y frutal que recrea imágenes divinas y escenas bíblicas, en cuya elaboración, además, se utilizan granos y semillas andinas.

Otro evento que es fiel muestra de la destreza de los ambateños es el desfile de la Confraternidad, uno de los principales actos de la FFF que recorre la avenida Cevallos, principal arteria vial de la urbe. Allí las reinas pasean en carrozas decoradas con miles de pétalos de rosas así como manzanas, claudias, duraznos, capulíes y granos secos, como habas, arveja y fréjol.

Carros alegóricos

no de los hábiles ambateños que año tras año sorprende con sus creaciones e ingeniosos diseños durante la alegre parada es Freddy Sánchez. Sus diseños se enfocan en elementos característicos de la capital tungurahuense, como la producción floral y de frutas, la elaboración de pan, la ganadería, la actividad comercial y más sectores productivos locales.

“Me dedico a esto desde hace 10 años. Cada septiembre, el Comité Permanente de Fiesta convoca a un concurso abierto de diseños para los carros alegóricos del desfile mayor, y un mes después empieza el proceso de contratación de los proyectos y dibujos. Este año estoy encargado de la fabricación de la carroza del comité, la cual se realiza desde diciembre pasado y lleva por título ‘Liberando los sentires’”.

Diez personas iniciaron la construcción, pero en la última semana el número de ayudantes se duplicó. La estructura es de metal y sobre esta se pega esponja, fómix o cartón, y sobre estos, a la vez, se colocan las frutas, las flores, los granos y las semillas.

La carroza ‘Liberando los sentires’, al igual que 3 carros alegóricos adicionales de cantones vecinos fue transportada desde el taller de Freddy Sánchez, ubicado en el sector de Huachi Chico, hasta el inicio de la avenida Cevallos, en el centro de la ciudad, donde empieza el desfile de la Confraternidad.

Este primer proyecto tiene un costo aproximado de $ 7.500 y los carros alegóricos de cantones cuestan cerca de $ 5.000. Al igual que Sánchez, al menos cinco diseñadores más colaboran cada año en el montaje de las coloridas carrozas.

Tras el desfile, estas obras de arte permanecen varios días en las inmediaciones de la quinta La Liria, en Atocha, a fin de permitir a ambateños y turistas hacerse fotografías.

La alegoría de la catedral

En los archivos de la Diócesis de Ambato se guardan todavía en papel documentos históricos que muchos tal vez no conocen.

La oficina tiene un ambiente de los años 80 con calendarios, recortes de revistas y mobiliario de esa época. Patricia Villalba, secretaria general, busca en los estantes una carpeta de cartulina en la que hay apuntes sobre el origen de la alegoría de la catedral y la bendición de las frutas, las flores y el pan.

Ambos rituales están considerados los únicos eventos religiosos de la FFF que se organiza en febrero y que no tiene ninguna conexión con el carnaval.

Villalva dice que “en estos documentos hay algunos datos que explican el origen de la alegoría de la catedral y su estrecho vínculo con el terremoto de 1949 que dio pie a la FFF”. De inmediato, ella se sumerge en un mutismo por respeto a la jerarquía clerical.

En las tres hojas se mencionan hechos olvidados. Por ejemplo, “la misa multitudinaria que se celebró en el parque Cevallos, con su torrecilla por los suelos, la mañana siguiente al terremoto. La presidió el predicador mercedario P. Erazo”.

El terremoto del viernes 5 de agosto de 1949 ocurrió, según el Instituto Geofísico (IG), a las 14:08. Su magnitud fue 6,8 en la escala Richter a 15 km de profundidad. Su epicentro fue localizado a 20 km de Pelileo.

José Egred, investigador ya fallecido del IG, reseñó en su momento que el remezón dejó más de 6.000 muertos, alrededor de 100.000 personas sin hogar y afectó un área de 1.920 km².

En esas circunstancias de angustia la Iglesia católica recurrió a las fórmulas de bendición que constan en los libros litúrgicos guardados por siglos. Es decir, la consagración del agua, los campos, las cosechas y los primeros frutos. También la bendición de casas, templos, lugares de trabajo y vehículos.

l 17 de febrero de 1951 el Centro Agrícola Cantonal de Ambato empezó los desfiles de la FFF y el 18 de abril de 1962 se le dio a esta fiesta un carácter nacional por el entonces presidente de la República, Carlos Julio Arosemena, y su ministro de Gobierno, Alfredo Albornoz Sánchez (ambateño).

La primera iniciativa de la bendición, según estos registros, empezó con las vivanderas (vendedores de víveres) del mercado central. Ellas solicitaron en ese entonces al padre Rodolfo Ramírez que bendijera los puestos de venta de las flores, frutas, pan y otros productos. Para eso engalanaron los sitios de venta.

En 1950 se organizó una verdadera fiesta en ese centro de expendio. Incluso fue adquirida una imagen de la Virgen del Quinche, considerada la patrona de ese mercado, y se le hizo un altar. Fue entonces que empezó también otra tradición que se conserva hasta la actualidad: los desfiles con bandas de pueblo.

En 1962 se amplió la ceremonia festiva que celebraba la vida, la solidaridad, la producción agrícola y la buena vecindad. La misa campal se celebró en el atrio de la catedral.

Esta primera misa se hizo en un altar sencillo adornado con abundantes nardos. La reina llevaba un ramo de flores, el alcalde, un cesto de frutas; y el director de la FFF un charol con un inmenso y sabroso pan”, se relata en los archivos.

l documento señala además, aunque no con precisión, cómo empezó a gestarse la alegoría. “En el momento de las ofrendas, una señora de Huachi Grande ofreció al obispo una cruz de frutillas de 50 centímetros de alto y 30 de ancho que fue colocada en el altar. En los años siguientes se añadieron candeleros y faroles. Así se fue incrementando el decorado hasta cubrir la fachada de la catedral”.

En la actualidad se realiza un verdadero diseño artístico con flores, frutos y pan donados. La primera alegoría tuvo este mensaje: ‘Gracias, Señor’. (I)

La alegoría de 2017 alude al valor de la familia

La alegoría es una representación con un significado simbólico. En el caso de Ambato, esta enorme iconografía tiene mensajes religiosos. Según el padre Juan Carlos Acosta, encargado de coordinar la elaboración de esta monumental obra, la leyenda que se exhibirá este año es: ‘Daños Señor familias santas’. La alegoría empezó a montarse la noche del jueves 23 y estuvo lista en el atrio de la catedral la madrugada del sábado 25.

Un ‘ejército’ de voluntarios, entre religiosos, seglares, arquitectos, ingenieros, metalmecánicos y diseñadores estuvo detrás de este atractivo turístico, al pie de él se toman fotografías miles de turistas que arriban a Ambato para participar en los desfiles y otros eventos. La materia prima proviene de una larga lista de donaciones. (I)