Los ladrilleros de la frontera sur están decididos a pulir su oficio
“Ser ladrillero es uno de los oficios más viejos de Huaquillas, pero es poco rentable. Esta tierra ha sido bendecida y no necesita tener otro tipo de material o aditivo para hacer el producto”, comenta Galo Alberto Medina, al hablar de su oficio.
Sus días transcurren en el barrio Ecuador de Huaquillas, El Oro, donde se levantan las ladrilleras más grandes de la provincia, a unos 500 metros de la línea fronteriza con Perú.
Toda su vida se ha dedicado a esa actividad, lo que le ha causado algunas enfermedades. Es consciente de que en el oficio que realiza la contaminación es alta, sin embargo, reconoce que es el único sustento que le dejó su padre, Juan Medina.
Habla en tono bajo. Todo lo que cuenta es una historia de lucha y subsistencia, como cuando a los 13 años (ahora tiene 48) le tocó dejar los estudios y meterse de lleno a fabricar ladrillos.
En el barrio Ecuador, donde habita, se levantan ‘castillos’ de ladrillos y el humo sale de la parte superior de ellos como en una chimenea en pleno invierno nórdico. La contaminación que la cocción de los trozos de barro genera es alta, pero las familias que viven del oficio parecen acostumbradas.
En el mismo sector está también Luis Cevallos, él es presidente de la Asociación de Ladrilleros 24 de Octubre. Comenta que decidieron asociarse para que las autoridades les brinden ayuda, con el fin de tecnificar su labor. “Esta parte de la frontera ha sido bendecida por Dios, ya que Huaquillas aparte de ser comercial, cuenta con una tierra especial para fabricarlos”, pondera.
El oficio de ladrillero es una tradición en la zona, se trata de un trabajo heredado de generación en generación. La fábrica que él administra pertenece al negocio familiar, donde trabaja su papá (84 años), 2 hijos y una de sus hijas (13 años), que se integra cuando sale de la escuela.
Admite que es una labor muy pesada, que deja pocos ingresos, “porque hay veces en que el ladrillo no queda con buena resistencia y el cliente lo rechaza”.
Todos los trabajadores se exponen al calor y al humo del horno, pues queman los bloques durante 48 horas continuas y en ese lapso introducen combustible constantemente para mantener el fuego. En este sector trabajan 4 organizaciones: 24 de Octubre, 5 de Noviembre, Asociaciones Autónomos y Asociación Fronterizos.
La implementación de tecnología en la fabricación de ladrillos es una de las aspiraciones de los trabajadores.
Actualmente, en el cordón fronterizo orense, zona dedicada a la producción de este material, solo se utilizan técnicas artesanales, por esa razón la Prefectura de El Oro y representantes de la Asociación de Ladrilleros visitaron Cuenca, para observar el proceso empleado por los azuayos. Ahora, el Consejo Provincial analiza la posibilidad de adquirir maquinaria, como la usada en la capital azuaya, para industrializar a los ladrilleros de la frontera.
Esteban Quirola, prefecto orense, explica que la utilización de nuevas tecnologías permitirá producir a gran escala y mejorar el acabado. “Nuestros artesanos solo elaboran el ladrillo tipo panelón. La idea es fabricar varios modelos, que se procesen tejas y otros productos de barro”, sugiere el funcionario provincial. (I)