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Estos artesanos guardan secretos del oficio acumulados por varias décadas

La talabartería sigue vigente gracias a la familia López

Todo el proceso de confección de la montura es elaborado a mano, iniciando con la curtiembre casera.
Todo el proceso de confección de la montura es elaborado a mano, iniciando con la curtiembre casera.
Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
16 de abril de 2016 - 00:00 - David Vizcaíno Haro, profesor Colegio San Francisco

La talabartería es un oficio especializado en la confección de herramientas para montar a caballo: monturas, riendas, taloneras, entre otros. En Latinoamérica, en cambio, este término se amplió a los artesanos que fabrican cualquier artículo de cuero curtido, material sobre el que se comenzaron a elaborar adornos y decoraciones.

En las faldas del taita Imbabura se asienta la parroquia La Esperanza, situada a 7 kilómetros de la ciudad de Ibarra. Es reconocida por la amabilidad de su gente, los trabajos en cuero, los bordados a mano, la diversidad de su cultura y gastronomía, que es acogida por turistas nacionales y extranjeros.

En esta parroquia se encuentra la Talabartería López, inconfundible por su vistoso letrero en la puerta principal. Amílcar y Armando López son los actuales propietarios luego de la muerte de su padre, el famoso talabartero don Lisandro.

La Familia López Obando trabaja desde hace muchos años en la elaboración de monturas y artículos de cuero. Todo comenzó con el tío de don Lisandro, el señor Juan José Obando, uno de los primeros talabarteros de La Esperanza.

Don Lisandro López nació en el barrio San Pedro, parroquia La Esperanza el 12 de diciembre de 1923. A los 10 años hacía pequeños trabajos con el cuero y vio que tenía aptitudes para continuar con el arte de la talabartería.

Entre las principales herramientas que todo talabartero debe tener se destaca el bruñidor para alisar el cuero húmedo, un compás para señalar y el grabador con el que se da detalles o diseños al cuero.

El hogar de la familia López parece una verdadera quinta o hacienda de la época de los ochenta. Es amplia, tiene huertos frutales, además, un gran espacio para la distracción de sus hijos, nietos y bisnietos, con una gran cancha de ecuavóley.

Lisandro López transmitió los conocimientos sobre este oficio a sus hijos.

¿Qué hace diferente a la Talabartería López?

En realidad, todo el proceso de confección de la montura es hecho a mano, inicia con la curtiembre casera. En otros lugares como Pimampiro utilizan materiales de fábrica, es decir ya procesados, empezando por el mismo cuero curtido.

En la actualidad Armando, además de ser talabartero es un reconocido pintor y realiza los diseños de la montura a mano. Incluso Amílcar, su hermano, los realiza sin ningún tipo de moldes, debido a los largos años de experiencia y gracias a la enseñanza de su padre.

Toda la confección de la montura se realiza a mano, con la habilidad y experiencia de los talabarteros.

Junio es el mes con más venta debido al Paseo del Chagra que se desarrolla en varios rincones de Machachi, San Juan y San Pedro y, en la provincia de Imbabura, en Otavalo, Ejido de Caranqui, entre otros.

Septiembre también tiene ventas por las fiestas de la Fundación de San Miguel de Ibarra donde se efectúa la tradicional Cacería del Zorro. Las primeras monturas aparecieron hace unos 4 mil años, como una amortiguación entre el jinete y el caballo para largas cabalgatas o la batalla.

Con el tiempo estos simples paños de cuero se fueron volviendo más elaborados, y ya en el año 700 a.C. los guerreros asirios ya cabalgaban con monturas más elaboradas e incluso decoradas. En lo que hoy es Siberia, para el 500 a.C. ya se usaban monturas acolchadas que combinaban diferentes materiales. (I)

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