Conocer parte del sistema vial andino denominado Qhapaq Ñan (camino real), un tramo del camino inca que se halla en la parroquia de Urbina, al nororiente de Tulcán, fue el propósito de una caminata programada por el Gobierno Parroquial de Urbina, el Municipio de Tulcán y el Ministerio de Cultura y Patrimonio.

En el recorrido que se realizó el fin de semana anterior participaron niños, jóvenes y adultos, y conocieron un tramo del antiguo camino construido por los incas durante el apogeo de su Estado imperial en el siglo XV.

El sistema vial estaba conformado por 2 rutas que conectaban los Andes desde Pasto (Colombia), hasta Mendoza y Talca (Argentina) y desde Tumbes (Perú) hasta Concepción (Chile). Las huellas de este sistema de comunicaciones se encuentran en 6 países de América del Sur: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

En el sector, Ricardo Montenegro, un hombre de avanzada edad, recordó los viajes que realizaba por este sendero desde la comunidad de Calle Larga, en la misma parroquia hasta la parroquia vecina de Julio Andrade, acompañando a su padre  que llevaba ganado vacuno para vender en la feria de animales. Una actividad que realizó al menos durante 40 años.

De acuerdo con Ramiro Cabrera, funcionario del  Ministerio de Cultura y Patrimonio, el sendero sube hasta la cima del cerro Chapués desde donde se divisa una quebrada llamada Pulcás, la loma de Teques en la frontera entre Ecuador y Colombia.

En el lugar, la denominada Piedra Pintada, escondida entre carrizos y densos matorrales, registra dibujos de figuras de animales, rostros humanos, danzantes, que al parecer tendrían cientos de años en el sitio.

“Fue una maravilla caminar en este sendero y saber que ya lo transitaron las comunidades indígenas que habitaban la región, mucho  antes de la colonia española para intercambiar productos y conocimientos”, sostuvo Cabrera.

Para Wilmer Tulcán, presidente parroquial de Urbina, esta travesía por el Qhapaq Ñan busca atraer a los turistas para que conozcan esta ruta y visiten el sistema vial andino.

La obra no fue exclusiva de los incas. Siglos y milenios antes, las sociedades indígenas ya contaban con una red de senderos de a pie, conocidos como culuncos, que enlazaban las 3 regiones naturales del actual territorio ecuatoriano.

Representa para la cultura andina el primer intento de integración sudamericana, realizada antes de la presencia europea. Una obra de tal magnitud fue construida por los pueblos indígenas con la única herramienta disponible: la fuerza humana.

Durante el trayecto, se pueden apreciar plantas usadas para todo tipo de males como: el guaminche para los riñones, la chigunda, la achupalla, la piñuela, el laurel para adobar las carnes, los árboles de olivo, el amarillo, el encino, el pumamaque, los helechos, el palo blanco, el pundé, el albarracín, el pelotillo, el chaquilulo, la moridera, la atusara usada como jabón para lavar ropa, el chilandé bejuco para hacer canastas, la hoja de bijao para los tamales, el sunfo para hacer té, el barrabás para las cortaduras, la hoja del palo de rosa para el dolor de cabeza.

En 2014, el sistema vial andino Qhapaq Ñan se sumó, después de 13 años de investigación, a los 6 patrimonios de la humanidad que tiene Ecuador como las Islas Galápagos, el Parque Nacional Sangay, las ciudades de Quito y Cuenca, el patrimonio inmaterial (sombrero de paja toquilla y la lengua zápara).

El Qhapaq Ñan, Sistema Vial Andino, fue la columna vertebral del poder político y económico del Tahuantinsuyo (Estado inca). Esta red de caminos de más de 30 mil km de largo conectaba varios centros de producción administrativos y ceremoniales.

Seis países se unieron para postular al Qhapaq Ñan como Patrimonio Mundial, junto con los Ministerios, Instituciones de Cultura y Patrimonio, Ministerios de Relaciones Exteriores y las Comisiones de Cooperación con la Unesco. (I)

El sistema vial andino Qhapaq Ñan se sumó a los 6 patrimonios de la humanidad que tiene el Ecuador. Foto: Carlos Jiménez / El Telégrafo