Vestido de Diablo, Raúl Moreira daba vueltas por las calles de Santa Ana desde las 04:00 del pasado miércoles. Lo hacía en compañía de otros 4 amigos, todos vestidos de rojo, con cola y cachos.

Cargaba un pito en la mano, el que hacía sonar a cada rato. La oscuridad de la madrugada se vio irrumpida por el amanecer, mientras los Diablos no paraban de hacer bulla.
A las 07:00, cuando José y María salieron del barrio General Córdoba con Jesús en brazos, los personajes vestidos de rojo empezaron su misión: raptar al niño.

Esta tradición se vive cada 6 de enero en Santa Ana, el día de la bajada de los Reyes Magos. Es una fiesta católica que se entremezcla con las costumbres montubias, puesto que de la celebración también forman parte los Vaqueros.

Mientras José y María, personificados por Carlos Mera y Nicole Zambrano este año, recorrían los 23 pesebres designados previamente, los Diablos procuran arrebatarles al niño Jesús (cargaban un muñeco en su representación).

A la defensa del Cristo recién nacido están los 3 Reyes Magos (Melchor, Baltasar y Gaspar), los Vaqueros y los Viejos Cañutos (personas enmascaradas que portan cañas).

En cada parada en un pesebre, los Diablos se acercan al niño, pero los Cañutos y los Vaqueros impiden que se lo lleven. Los jinetes buscan lazar a los demonios. En caso de que alguno de los disfrazados de rojo sea atrapado, debe cumplir la penitencia que le imponga el Rey Blanco. Por lo general es que la persona sea llevada hasta el río y sea amarrada por varios minutos.

Este show es muy llamativo para los santanenses, quienes disfrutan de esta tradición. “Durante todo el día pasamos distraídos viendo cómo los Diablos buscan burlarse de los Vaqueros sin ser lazados. En la noche es el baile, ahí todos participamos”, destacó Benito Poveda, mientras veía a los demonios hacer de las suyas en el centro de la ciudad.

Raúl Moreira ha sido diablo en los últimos 4 años. Para él, esta fiesta une a los santanenses, en especial a quienes participan activamente de la tradición. Entre enmascarados, quienes personifican la escena del nacimiento de Jesús y los niños de la corte suman más de 200 personas.

Freddy Sornoza hizo una parada de su cacería de Diablos y contó cómo vive esta fiesta. “En el trabajo me dieron permiso, porque esta es una fiesta muy tradicional aquí. Hay personas que viven en otras ciudades, pero que se las arreglan para viajar a Santa Ana para ser parte de la bajada de los Reyes”, comentó Sornoza, quien además de ser Cañuto (como en este año), ha personificado a Reyes Magos y Pastores.

La agremiación de Montubios de Santa Ana formó parte del evento, como Vaqueros. Antonio Pico fue uno de los jinetes. Para él “esta tradición tiene una riqueza extraordinaria llena de acontecimientos únicos de Santa Ana”. “El hecho de que los niños vivan este tipo de fiestas me parece fantástico, porque con los niños no morirá la tradición”, dice.

Destacó que la participación de la organización montubia se realiza año a año con el fin de afianzar las tradiciones de la localidad. “Antes se hacían eventos separados, pero hace algunos años todos los grupos se unieron y ahora se hace un evento muy bonito”, expresó Pico sobre la Bajada de los Reyes, fiesta que se celebra en Santa Ana desde hace más de 100 años, según datos del Municipio.

Luis Prado, director del departamento de Desarrollo Humano del GAD local, manifestó que la Bajada de los Reyes es un festejo que las autoridades locales buscan que sea declarado Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador. “Hay que destacar las ganas que pone la ciudadanía por mantener esta tradición y no dejarla morir. La mayoría de los santanenses hemos sido parte de esta fiesta. Los niños van en caravana recogiendo dulces que les dan en cada pesebre”, dijo.

En el barrio de Los Malvales, callejón Los Ángeles, Delia Carranza tenía preparados hotdogs y cola, así como una funda de caramelos para la corte de honor y los niños, quienes cantaron un villancico en el lugar, además de rendir honores a Jesús. “Desde hace 11 años recibo al niño Jesús. Me gusta ver a los niños de Santa Ana disfrutando con algarabía. Todo el barrio se une para darle felicidad a los niños”, dijo. (I)

En cada pesebre al que llegan, quienes personifican a los Reyes Magos toman a las figuras de los niños Jesús y los adoran. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo