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En el sitio hay lagunas de agua azufrada

Agua Blanca, un encuentro con la naturaleza y la historia

El verdor de la naturaleza es un marco envolvente para quienes visitan la comuna Agua Blanca. Foto: Mario Rodríguez / El Telégrafo
El verdor de la naturaleza es un marco envolvente para quienes visitan la comuna Agua Blanca. Foto: Mario Rodríguez / El Telégrafo
27 de septiembre de 2015 - 00:00 - Joselías Sánchez Ramos. Historiador

Ecuador es un Estado plurinacional y multicultural. Las culturas y los pueblos que la Constitución de la República señala no son los únicos. Existen otros pueblos, pueblos de la Costa ecuatoriana, pueblos descendientes de la cultura Manteña–Huancavilca. De esto vamos a dialogar.

La cultura Manteña (500–1530 D.C.) adquirió un alto desarrollo y habitó la costa del Pacífico ecuatoriano, desde Atacames hasta el golfo de Guayaquil, de allí que se la conozca también como Manteña–Huancavilca. Resume la experiencia de los pueblos del litoral que datan de 10 mil años a. C. (Viliulfo Cedeño, historiador, 1985).

El 26 de septiembre de 1526, hace 489 años, en alta mar, frente a las costas manabitas del Cabo Pasado, un buque de los mercaderes manteños (balsa manteña) se encuentra con el buque español de Bartolomé Ruiz. Es la cultura del encuentro (Joan Sámano, cronista, 1526).

La Comuna de Agua Blanca (2015) es un centro de turismo comunitario del Parque Nacional de Machalilla. Contiene vestigios de una ciudad Manteña considerada como tesoro arqueológico y ancestral. Está ubicada en el cantón Puerto López, Manabí, Ecuador, en la Ruta del Spondylus, al sur de Machalilla. Es un lugar que los ecuatorianos y sus familias deben visitar.

Cultura manteña

Se puede afirmar que Marshall Seville, arqueólogo y profesor de la Universidad de Columbia, a principios del siglo XX descubre la cultura Manteña. Su libro, Las antigüedades de Manabí, publicado en 1907, es un gran testimonio de sus observaciones. Entre 1917 y 1923, Jacinto Jijón y Caamaño (arqueólogo quiteño) realiza excavaciones en la misma zona; formula algunos elementos característicos como la Liga de Mercaderes que publica en su libro El Ecuador interandino y occidental antes de la conquista castellana (1941).

Víctor Emilio Estrada, desde 1950, recorre el litoral ecuatoriano, visita Manta hacia 1960 y establece la existencia de los manteños del sur o Huancavilcas. El célebre Olaf Holm, desde 1950, inicia estudios arqueológicos en la Costa ecuatoriana, que impulsa desde el Banco Central de Guayaquil en 1974. En Manta, el historiador Viliulfo Cedeño Sánchez publica en 1985 su libro La confederación manteña. Hoy, Jorge G. Marcos Pino y Tatiana Hidrovo Quiñónez, con la Ciudad de los cerros, en las montañas de Jaboncillo y Hojas.

Aparte de otros poblados dispersos, diversos estudios identifican 3 importantes señoríos manteños: Jocay, con sus pueblos Jocay, Jaramijó, Camilloa y Cama; Picoazá, con sus pueblos Picoazá, Tohalla, Misbay y Solongo; y el tercero es Salangome, con sus pueblos Salangome, Tuxo, Sercapez y Salango (Ernesto Salazar, en La cultura Manteña, 2008).

La expansión de los manteños se basó en el comercio y en los excedentes de las cosechas, sostiene Seville. Su economía, en la destreza para la navegación y habilidad para comerciar conformando una liga o confederación de mercaderes, según Jijón y Caamaño. La concha spondylus es el principal producto de comercio. La actividad pesquera fue muy desarrollada, reseña Girolamo Benzoni en 1572. De su parte, Torres de Mendoza, en 1605, afirma que “son los indios de este lugar grandes buzos, hacen pesquerías gruesas de lisas y de otros pescados que se llevan a vender a Guayaquil, a Quito y a otras partes.  

Su organización socio-política, aunque no estudiada a profundidad, se refleja en lel orden de sus señoríos, el urbanismo de sus ciudades, los entierros, las sillas de piedra para los líderes políticos y religiosos,su tecnología de navegación con velamen, habilidades para comerciar y capacidad para establecer rutas del comercio de la concha spondylus.

Comuna de Agua Blanca

En la década de 1980 Colin McEwan descubre restos de una ciudad Manteña en la Comuna de Agua Blanca, convertida hoy en un centro de turismo comunitario del Parque Nacional de Machalilla, restos que son considerados tesoro arqueológico y ancestral. Agua Blanca se puede recorrer en compañía de un guía nativo quien explica, con sobrados detalles, las vivencias de sus antepasados en cada lugar donde fueron encontrados los restos arqueológicos. Nos permite comprender nuestro pasado. Y, al turista, conocer una ciudad aborigen.

Agua Blanca es una ciudad aborigen con más de cien cimientos de casas, terraplenes, estructuras ceremoniales, abundantes restos o fragmentos de las sillas de piedra “U” de la cultura Manteña. Lo más interesante, dice la antropóloga norteamericana Karen E. Stothert, evocando a Olaf Holm, es que “en sondeos preliminares en Agua Blanca encontramos huellas de las primeras culturas del Período Formativo, o sea Valdivia”.  

Junto con Salango y Machalilla formó el Señorío de Salangome, explica Plinio, uno de los guías del Museo donde se conservan los vestigios, entre ellos ollas funerarias con cráneos y huesos.  

En esta región (Manabí) hay vestigios de la vida humana desde cerca de 10 mil años antes de Cristo, en una sucesión de culturas, asumiendo cada una los conocimientos de las anteriores hasta llegar a la cultura Manteña, la cultura del encuentro el 26 de septiembre de 1526. Si se estima que la cultura Manteña-Huancavilca surge en el año 500 después de Cristo, su influencia y desarrollo dura unos mil años. “La provincia de Manabí nos guarda aún muchas sorpresas”, sostiene la antropóloga.

Jocay – Manta

“De la ciudad antigua Jocay (Manta de hoy) quedan pocos vestigios arqueológicos. Al nivelar urbanizaciones modernas, trazar sus calles, salen a la luz capas prehistóricas de la ocupación Manteña y anteriores, algo que no detiene el esfuerzo empresarial que cotiza el pasado ecuatoriano a tantos sucres por metro cuadrado”, dice Karen E. Stother, en el tomo I del libro Lanzas silvadoras y otras contribuciones de Olaf Holm.

“Si Jocay se perdió, Agua Blanca sobrevive aún. Existe la seguridad de que muchas otras ‘ciudades perdidas’ que están por descubrirse… para poner en valor el pasado del país”, dice.

Aunque hoy Jocay se ha perdido, hay vestigios que se pueden recuperar. La Universidad de Manta puede diseñar nuevas carreras como Arqueología, Antropología y Sociología para que nuestros jóvenes asuman la tarea de la recuperación histórica de la región. Ya Jorge Marcos Pino les presentó proyecto para la creación de una Escuela de Arqueología. Manabí sigue guardando sorpresas arqueológicas.

Olaf Holm, al igual que Marshall Seville, Viliulfo Cedeño, Víctor Emilio Estrada, Jacinto Jijón y Caamaño, Jorge Marcos, Presley Norton, Silvia Álvarez, y otros, estudiaron la Cultura Manteña y al Señorío del Jocay.

Yo recuerdo sus ruinas mientras caminaba con mi padre por las calles de la pequeña ciudad y subíalas tolas de Los Esteros, la albarrada de La Dolorosa o recogía el agua de la albarrada del barrio Buenos Aires de Tarqui, de niño con mi padre y de joven estudiante con el profesor Viliulfo Cedeño.

Cultura del encuentro

El 26 de septiembre de 1526, fecha a la que no se le ha dado la connotación histórica de su trascendencia, en alta mar, frente a las costas del Cabo Pasado, Manabí, hace 489 años tiene lugar el encuentro de 2 culturas. Un buque de los mercaderes manteños (balsa manteña) con vela latina y quilla, sorprende al bergantín español piloteado por Bartolomé Ruiz.

La historia oficial reseña muy poco sobre este encuentro y los pueblos aborígenes del litoral ecuatoriano. Juan de Sámano, cronista del Rey, quien acompaña a Bartolomé Ruiz, reseña el encuentro.

Marshall Seville lo transcribe en su libro Las antigüedades de Manabí (1907). Sámano describe una gran embarcación a vela que transportaba personas y mercancías; llevaba un sinnúmero de mercancías, desde cántaros, camisas, paños, ropa de diversos colores y con distintos motivos, piezas de plata, cascabeles e incluso instrumentos para tasar y pesar el oro; de toda la carga el material precioso eran las conchas coloradas. De sus veinte ocupantes, tres fueron tomados como intérpretes.

Su tecnología de navegación era superior a la navegación europea de la época. “El dominio del mar y de las rutas marítimas lo habían alcanzado a través de un largo proceso de más de 4 mil años, desde los albores del Período Formativo Temprano, en tiempos de la sociedad Valdivia”, destaca Jorge G. Marcos Pino, en su libro Los pueblo navegantes del Ecuador prehispánico (2005).

Afirma que el poder económico y político de la cultura Manteña residía en su condición de mercaderes a larga distancia. Los mercaderes manteños, hábiles señores del mar, llegaron hasta el golfo de California en México. También llegaron al Perú y a Chile, con el intercambio de la concha spondylus, sagrada para los antiguos debido a su relación con la fertilidad y la lluvia.

Destino turístico

Invito a las familias ecuatorianas que, junto a sus hijos, visiten la comuna de Agua Blanca, ubicada en el sur de Manta, en el parque nacional de Machalilla, antes de llegar a Puerto López. El lugar tiene un museo con guías expertos que explican con sobriedad y conocimientos sobre los templos para actos ceremoniales, lagunas sulfurosas, entierros en sus lugares de encuentro; y las casas artesanales. Se puede observar el lugar con un guía turístico y degustar la comida. Con Cecilia, mi esposa, comimos seco de chivo, simplemente delicioso. Nosotros nos sorprendemos de nuestros antepasados.

Agua Blanca debe ser el destino turístico de los ecuatorianos y una obligación de conocimiento para los habitantes del litoral ecuatoriano. (O)

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