Ecuador / Domingo, 28 Septiembre 2025

¿Es posible hacer turismo en una granja? La idea no parece muy atractiva, pero en el cantón Píllaro, provincia de Tungurahua, esta posibilidad es real. El concepto se denomina agroecoturismo y se ha vuelto una tendencia en esta provincia desde 2009, gracias a la Granja Agroecológica de Píllaro del Gobierno Provincial de Tungurahua (GPT).

Esta propiedad, de 11 hectáreas de extensión, se levanta en el ingreso a Píllaro en el barrio Santa Marianita. Está situada a 25 minutos de Ambato y se llega por una carretera asfaltada.

Los turistas pueden pasear por esta enorme propiedad, conocer cómo se siembra y se produce sin  agroquímicos, y pueden escoger los productos que deseen comprar y cosecharlos con sus propias manos.

“Sentir la sensación de la tierra sana en las manos es impresionante y agradable para un citadino que nunca ha cogido un azadón (pala curva de labranza). Me gustó todo lo que vi y me gustaría replicarlo en mi jardín en Ambato”, explicó Elizabeth Jácome, turista y compradora.

Ella y sus hijos llegaron a esta propiedad para conocer las cuyeras y comprar zanahorias, remolachas, habas, frutillas, moras y coles moradas. “Pienso hacerles a mis hijos una novenaria con jugos de remolacha y frutilla para aportarles hierro. Ahora que ya vi cómo las cultivan tengo toda la confianza para consumirlas”, añadió Jácome. La granja está abierta a turistas, estudiantes y agricultores de lunes a viernes, de 07:30 a 15:30. Los precios de los productos son accesibles. Una col morada cuesta $ 0,25 y una libra de frutilla $ 1.

“Abandonamos para siempre el uso de tóxicos en el suelo. Nuestra producción limpia sirve de inspiración para agricultores de esta provincia, de la región central y del país. Contamos con cabañas y alimentación para quienes soliciten quedarse y aprender nuestra técnicas”, aseguró Luis Chungata, administrador. Los senderos que dividen a los cultivos facilitan el recorrido.

La biodiversidad de productos resulta atractiva a los ojos. Allí hay 11 personas o jornaleros, uno por cada hectárea, dispuestos a satisfacer las dudas de los visitantes y ayudarles con la experiencia de cosechar para hacer realidad la frase popular ‘de la mata a la olla’.

Esta granja estuvo a cargo del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) y luego pasó al Ministerio de Agricultura, Acuacultura y Pesca (Magap) que lo dio en comodato al GPT.