Temporal en Patate es uno de los peores en 45 años
Presuroso, asustado y vistiendo ropa invernal, Francisco Núñez, agricultor de 74 años, cruza un tramo de la vía Puñapí-Llígua, de la mano de uno de sus nietos. Su vivienda se encuentra en la primera localidad, que pertenece al cantón Patate, en Tungurahua. Su temor se debe a la gran cantidad de agua, lodo y vegetación que desciende por una de las 4 quebradas del sector, y que cada mañana tapona una parte de la carretera.
Pese a que se lo considera como un camino de segundo orden, es uno de los principales nexos entre la Sierra y la Amazonía, pues conecta el lugar con Lligua, caserío del cantón Baños, cercano a la provincia de Pastaza. Mientras Francisco y su nieto avanzan por la vía entre rocas, charcos y ramas de árboles, un tractor y un volquete llegan al lugar para limpiar la calzada. Esto ocurrió ayer en la mañana. En Puñapí esta escena se repite desde hace dos meses, cuando aparecieron las primeras lluvias del año, lo que viene provocando deslaves cada noche.
“El invierno normalmente llega en julio, pero este año se adelantó dos meses. Desde principios de mayo los aguaceros han sido intensos y han provocado destrozos que nos recuerdan lo ocurrido en junio de 2015”, señala Marcelo Buenaventura, agricultor del sector. En esa fecha, agrega, descendió gran cantidad de lodo por la quebrada Chiriacu y taponó varias viviendas, cultivos y la vía.
Familias en riesgo
Hoy, 13 meses después, la situación se repite, pues las precipitaciones no cesan y provocan deslizamientos de tierra. Esta situación pone en riesgo a por lo menos 20 familias. Según el alcalde Medardo Chiliquinga, Patate sufre desde 2015 los peores inviernos desde hace 45 años. “En 1970 ocurrieron deslaves similares pero con consecuencias mucho más graves. En la actualidad los aguaceros son constantes y causan grandes perjuicios en el sector agrícola y ganadero. Por ello no se descarta la posibilidad de reubicar a los residentes, pues cada noche hay descenso de lodo”, dijo.
A más de esto, Chiliquinga explicó que el descenso de material se debe a la acumulación de agua lluvia en la parte alta de las quebradas, “La Secretaría de Gestión de Riesgos emitió un informe en el que sugiere reubicar a los damnificados, por lo que en el Cabildo se analizan varias localidades donde podría habilitarse un reasentamiento”.
Según estimaciones municipales, el área afectada es de 5,3 hectáreas. Algo que agrava la situación es el descenso de material por las quebradas Cristogallo, Ventanillas y el Aguacate, cercanas todas. Allí hay extensos sembríos de maíz, aguacate, papa y frutas cítricas, entre ellas la mandarina. “El suelo de Puñapí es ideal para este cultivo. Desde el año anterior varias parcelas quedaron bajo el lodo y ahora, a fin de evitar pérdidas mayores, comuneros del lugar adelantan la cosecha y la venden en mercados de Tungurahua”, dijo Luis Amaguaña, agricultor.
Maquinaria de la Prefectura de Tungurahua y de los municipios de Patate y Baños permanece en el lugar y cada mañana despeja la vía. (I)