Los ramos elaborados con palma de cera se venden casi libremente en la Plaza Primero de Mayo de la ciudad de Ambato, a pesar que a nivel nacional rige la prohibición para su comercialización.

En más de siete puestos se observaba la mañana y tarde de ayer,  cómo las manos artesanas de las comerciantes de ramos daban forma a las hojas de palma de cera ante la vista de la ciudadanía en una de las plazas más concurridas de la capital de los tungurahuenses.

A más de eso, alrededor de nueve personas realizaban recorridos por los contornos de la plaza, exhibiendo distintos diseños y tamaños de ramos con la especie vegetal, los que eran adquiridos sin contratiempos por varios ciudadanos.

Luis Cáceres, protector de medio ambiente, sostuvo que la palma de cera funciona como hábitat de una variedad de especies y aves como los cachetidorado y los loros, quienes utilizan sus hojas como hogar y protección. “La tala indiscriminada de la palma de cera destruye el entorno natural de varias especies animales, y lo que es peor, esta planta está desapareciendo, tanto que en menos de 10 años podría dejar de existir completamente”, explicó.

Como forma de prevención y protección de esta especie forestal, el Ministerio de Ambiente (MAE) visitó escuelas y colegios, explicando a los estudiantes las consecuencias  de la tala indiscriminada de esa planta y, al mismo tiempo, planteó varias alternativas  para que se utilicen como base de los ramos en el inicio de la semana mayor.

Martha Poaquisa, comerciante de flores de la Plaza Colón, relató que desde hace más de 10 años vende flores y ofrece ramos de bambú, claveles, ilusiones, romero y palmas a tan solo 1,5 dólares. Dijo que al principio,  la gente no le compraba, pero que en los últimos tres años ha habido aceptación  debido a las prohibiciones de las autoridades y a los operativos de control.

“La gente se tiene que acostumbrar a este tipo de plantas ya que dan buena imagen y son más económicas. Y añadió: “así, además, los que comercializamos no nos tenemos que esconder de nadie ni  sentirnos perseguidos”.

Del mismo modo, Rosa Escobar, comerciante del Mercado de Flores, ofrecía arreglos florales desde 50 centavos, mientras que para los que les gusta “los ramos de mayor tamaño”, existen los de  gladiola que solo cuestan un dólar y no le quitan su hábitat a varias especies.

Pablo Mantilla, sacerdote de la Diócesis de Ambato, mencionó que lo importante no es el tipo ni el tamaño de los ramos, sino la fe en los corazones de todos los creyentes, quienes limpian sus malas acciones con la bendición en la entrada triunfal de Jesús. Explicó que “los ramos no son los bendecidos, sino la persona y sus acciones”.

Por su parte, Orley Ochoa, técnico del Ministerio del Ambiente en Ambato, indicó que sí se está controlando la venta de ramos de palma de cera, pero que dichos operativos al parecer no son suficientes. Y señaló que la semana pasada, se mantuvo conversaciones con los directores de plazas y mercados para que sean ellos quienes controlen y sancionen a los comerciantes que infrinjan la Ley; pero aquello tampoco se estaría cumpliendo.