En enero de 2013  fue entregada en Riobamba, la nueva terminal,    cuyo objetivo era agrupar a las 13 cooperativas que sirven a la ciudad y que se encontraban diseminadas por la urbe. Esta situación causaba  saturación  del tránsito vehicular, acumulación  de basura, inseguridad y desorden, entre otros problemas.

La nueva Terminal Intercantonal fue construida  en el sector Los Manzanares, en la intersección de la avenida Canónigo Ramos y Calle Secundaria, y requirió  una   inversión municipal de 295.900 dólares. 

Sin embargo, la estructura no solucionó  el problema de las miniterminales en su totalidad, pues en cuatro puntos de la ciudad, las unidades continúan deteniéndose para recoger pasajeros.

“Esta terminal es muy pequeña y no es funcional. Solo vea donde tenemos que estacionar las unidades y los moradores del barrio tienen el derecho de enojarse, porque a veces no tenemos en dónde parquear y ocupamos las calles”, dijo un transportista que pidió el anonimato.

Para Roberto Abdo, Jefe de Vigilancia y Seguridad del Municipio de Riobamba,  el problema radica en la falta de cultura de los usuarios del transporte, quienes por comodidad prefieren tomar los buses en el lugar en el que se encuentren en ese momento. “Hemos tratado de controlar eso entregándoles tickets de salida a los choferes, pero ellos toman el papel, salen de la terminal e ingresan a la ciudad a recoger pasajeros en lugares no autorizados. Y eso no debería ser así ya que este edificio fue creado para evitar justamente ese tipo de situaciones”, afirmó el funcionario.

Pero  los estudiantes que usan el servicio de transporte y llegan a Riobamba  cada mañana desde los sectores rurales, creen que no se trata de un asunto de educación, sino de economía. “Desde mi colegio, que está en el centro de la ciudad, hasta la Terminal (en el norte), el taxi me cobra dos dólares. Es imposible que yo pueda pagar eso a diario. Y por eso  trato de caminar un poco y tomo el bus donde este pare”, señaló Steven Lema, quien llega cada día desde San Juan.

Antes de la reubicación de los buses interparroquiales e intercantonales en el lugar, los transportistas fueron llevados a un terreno junto a la gruta de Lourdes. Y ahora, quienes viajan  a otros  cantones toman el transporte a unos 200 metros de aquel sitio, así como también en el sector de La Media Luna,  zonas  donde hay más opciones de transporte urbano, pues para llegar a la terminal interparroquial existe una sola línea de buses  (la número 7), la     que  no abastece la demanda de la gente. Y por ello, según Abdo, se ha conversado  “con la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) para que se permita que existan más líneas que lleven y traigan personas hacia y desde la terminal”.

Por su parte, Marcelo Carrasco,  Director de la ANT en Chimborazo, mencionó que están conscientes del problema, pero  aclaró que esa “es una dificultad causada por el Municipio de Riobamba y no por la Agencia”. A pesar de eso -dijo- se han mantenido reuniones con los transportistas urbanos para ampliar la ruta de algunas líneas a fin de que recorran  mercados y  colegios y puedan llegar hasta la Terminal.

Mientras, en la actual situación, los transportistas han optado por salir de la Terminal, bajar por la avenida Canónigo Ramos, ingresar a la ciudad, recoger pasajeros y nuevamente dirigirse al norte.

“Nosotros hemos sentido que esta Terminal no fue bien planificada.  Está en un sitio donde el tráfico es intenso, no tenemos espacio para nuestras unidades, no hay buses de conexión e inclusive el comercio no funciona aquí”, añadió el transportista entrevistado.
Posiblemente la próxima semana, la ANT apruebe la ampliación de rutas y nuevas líneas de buses que lleguen al sitio. No obstante, Carrasco insistió: “Eso debió pensarse antes, cuando el Municipio planificó la obra. Pero bueno, estamos buscando soluciones”.