En Ecuador, existe una población de 8.000 llamas, las cuales habitan en los páramos de Chimborazo, Tungurahua y Azuay. Una de las particularidades de este animal es ser ecocompatible con el medio ambiente, por lo que su presencia en el entorno conserva el agua dulce y los sumideros de carbono, mejorando el líquido.

Incluso, se cree que fue uno de los primeros animales criados y utilizados por el hombre andino.
Alrededor de 3.000 familias que se dividen en 150 grupos de estas tres provincias, se dedican a la fabricación de artesanías con lana de llama entre ellas: guantes y  bufandas.

Además, su carne por tener bajo contenido de colesterol es apreciada por los comensales. Su cuero es utilizado para la fabricación de sogas y lazos de gran resistencia.

La asociación Inti Ñan que se dedica al cuidado de este camélido indicó que su objetivo se basa en cuatro enfoques: el fortalecimiento organizativo, capacitación técnica, conservación de la ecología andina, y el desarrollo económico. “Hemos abierto este espacio para que muchas personas se beneficien. Las necesidades de los campesinos en algunas ocasiones no son atendidas, por lo que se ha buscado una fuente de  trabajo con lo que la naturaleza les ofrece, siempre y cuando cuiden de un animal que contribuye al bienestar ambiental”, señaló Mirella Andrade, coordinadora del proyecto.

Esta asociación mantiene dentro de sus beneficios, el Banco de la Llama, el cual otorga préstamos a las personas que tienen bajo su cuidado la crianza de este mamífero. “Muchos quieren invertir en aumentar la cantidad de animales ya sean llamas, vacas y ovejas lo que consideren mejor. Nuestro propósito es que mejoren su estilo de vida. Los ayudamos con cursos de inglés y computación para que tecnifiquen el negocio”, señaló Julio Barriga, integrante de la asociación Inti Ñan.

Varios artículos realizados con lana de llama han sido exportados a Italia y se espera conocer la aceptación del producto para posteriormente incrementar los envíos. La llama fue reinsertada a su entorno hace pocos años, por lo que su población es baja pese a los esfuerzos de las comunidades por mantenerlas.  

La asociación Inti Ñan indica que las posibles causas serían “la matanza indiscriminada de estos animales en los camales”. “Sabemos que las matan  preñadas y los que se dedican a la venta de carne, lo hacen como si fuera de borrego ya que incrementa sus ganancias.  Esto es un terrible daño, pues ya se conocen los beneficios que da este camélido. Por otro lado daña los mercados y la oportunidad de progreso de las personas que realmente ven a la llama como un animal propio de nuestra zona y parte de la historia de Chimborazo”, indicó Andrade.

Mónica Padilla, coordinadora (e) de Agrocalidad, señaló que han controlado las guías de movilización para el faenamiento una vez por semana y en el caso de las llamas es mínimo. “No hemos encontrado mucho al respecto. Creemos que puede ser una especie al mes, pero inculcaremos en los camales para que mantengan cuidado al respecto pues no se puede permitir que este animal propio de la zona desaparezca.  Realizaremos operativos de control”.