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El municipio de Pujilí ejecuta un plan para evitar que esta figura desaparezca

El tamborero crea el ritmo para danzantes del Corpus

Gustavo Segovia ha sido tamborero-pingullero por más de 30 años en su tierra natal, el cantón Pujilí.
Gustavo Segovia ha sido tamborero-pingullero por más de 30 años en su tierra natal, el cantón Pujilí.
Foto: Silvia Osorio / para El Telégrafo
17 de junio de 2017 - 00:00 - Silvia Osorio

Pujilí, Cotopaxi.-

Quizá el traje del tamborero-pingullero no es tan llamativo como el del Danzante del Corpus Christi, celebración católica que recuerda la presencia de Jesucristo en la Tierra y que coincide con la festividad andina del Inti Raymi (fiesta del Sol).

Incluso para las nuevas generaciones y extranjeros que visitan el cantón Pujilí con ocasión de disfrutar de los alegres desfiles y comparsas, este personaje es casi desconocido; no obstante sin él no existiría  la celebración, la danza ni el ritmo.

El tamborero-pingullero es el experimentado músico que ejecuta dos instrumentos simultáneamente: un tambor de tamaño mediano con una mano y con la otra el pingullo, instrumento cuyo nombre proviene del vocablo quichua que hace referencia a una pequeña flauta hecha de caña o bambú.

Origen y características

Se dice que antes de la llegada de los españoles a América, este objeto musical se elaboraba con el hueso de la canilla de un cóndor, el cual tenía tres agujeros: dos en la parte superior y otro en la parte inferior  diseñado para el pulgar del músico que lo entonaba. El bombo y el pingullo son instrumentos ancestrales que datan de la época incásica con los que se interpreta el Intipak Taki o música del sol, en el Inti Raymi.

Un pantalón oscuro de tela, grueso poncho de color rojo y sombrero negro de fieltro constituyen la tradicional, pero a la vez sencilla vestimenta del tamborero-pingullero, diferenciándose ampliamente del Danzante de Corpus, quien lleva un atuendo blanco combinado con una pechera, calzado y corona hechos con madera, espejos, trozos de tela de diversas tonalidades y otros llamativos implementos.

El sombrero del tamborero suele estar adornado con cintas multicolor y los costados del tambor se engalanan con frutas que representan la productividad de la tierra.

Según Álex Velasteguí, experto en el Corpus Christi, este personaje es esencial para completar el ritual en agradecimiento a la Pachamama que realiza el sacerdote de la lluvia o Danzante, “pues su melodía similar a los latidos de un corazón (tambor) y conjugados con el sonido de la brisa de la montaña (pingullo), le dan el ritmo necesario para su trayecto”.

Esta sincronía seductora se complementa con el sonido de los 12 cascabeles que el alegre bailarín  lleva en sus piernas, y que suenan fuerte durante los multitudinarios  desfiles. Velasteguí lamenta que conforme pasan los años los tamboreros-pinguilleros hayan sido reemplazados por bandas de pueblo o amplificadores de sonido, lo cual le quita el toque místico a la fiesta del  Corpus Christi.

“Definitivamente la música ejecutada por estos grupos, sin desmerecer el talento de los artistas que en ellos tocan, y aparatos modernos; no se igualan a la melodiosa entonación del tamborero. La tecnología no podrá reemplazar el mágico sonido que sale del bombo y el pingullo, y el espectáculo que significa el pausado pero alegre paso del talentoso intérprete por las calles”, agregó Velasteguí. Con esta visión coincide Gustavo Segovia, quien ha sido tamborero por más de 30 años. Entre comparsa y comparsa, ha visto madurar varias generaciones de danzantes. El músico explicó que cuando participa en los desfiles, siente a ambos instrumentos como un miembro más de su cuerpo.

“Los pingulleros marcamos el ritmo de los danzantes. Nuestro oído se ha afinado de tal manera que somos capaces de percibir cuando algún integrante de las comparsas ha perdido el paso; me preocupa que cada año quedamos menos en la provincia”, mencionó Segovia.

A fin de contrarrestar esta realidad nació el proyecto ‘Itipak Taki Bombo y Pingullo’, que busca fortalecer esta tradición. Así lo señaló Juan Albán, director de Cultura del Municipio de Pujilí. El proyecto ganó el concurso de fondos concursables del Ministerio de Cultura en  2014 y debido a la acogida que tuvo volvió a ganar este año.

Los promotores de la iniciativa organizaron el taller Recuperando la música del Sol, que tuvo lugar en la parroquia San Andrés del cantón  Píllaro, en Tungurahua, y en el cual se está capacitando a cuatro jóvenes en este arte musical ancestral para impedir que se pierda.

Además, trabajan en Cotopaxi para revalorizar a este icónico personaje que hará su paso este sábado desde las 09:00, en la tradicional comparsa del Corpus Christi por las principales calles de Pujilí. (I)

DATOS

Además de Pujilí, el Corpus Christi se celebra en ciudades de la Sierra como Ambato, Pelileo, Patate, Píllaro, y cantones de las provincias de Chimborazo y Pastaza.

En esta primera ciudad, la localidad más visitada durante esta fiesta es la parroquia Quisapincha, ubicada al sureste de la urbe. Similar a las comparsas de Pujilí, en este sector se organizan alegres desfiles.

Salasaca, parroquia del cantón Pelileo, es otra de las localidades tungurahuenses donde se festeja el Corpus Christi, ocasión que además coincide con la entrega de ofrendas florales y frutales del Inti Raymi.

En la plaza principal de este lugar, los ancianos de la comunidad suelen hacer rituales de agradecimiento al sol por los beneficios recibidos durante todo el año, para la siembra y cosechas. (I)

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Después la celebración folclórica se separó de la religiosa. La primera quedó para el sábado y la segunda para el domingo. En la actualidad el evento central es el primer sábado de junio de cada año.

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