“Tengo unos amigos en Guayaquil y cuando les pregunté qué les gustaría que les enviara para agradecerles por un favor, me dijeron que querían pan de Pinllo”, explica con una gran sonrisa la ambateña Irma Lucero, mientras acomoda unos ovillos de lana en un cesto de mimbre.

Con este material elabora bufandas, que durante esta temporada fría se venden bien a $ 4.
Luego retoma la conversación y aporta con otros detalles a la pregunta de por qué la parroquia San Bartolomé de Pinllo es parte de un circuito turístico de gran importancia para la zona suroccidental de la capital tungurahuense.

“Compré 40 panes temprano en la mañana a $ 0,25 cada uno y me los empacaron en papel de funda. Todavía calientes los envié por transporte interprovincial y no añadí la colada morada porque temí que se dañara en el camino. Fue una lástima porque esta combinación es muy sabrosa y a todos les encanta, sean o no de estas tierras”, cuenta Lucero, al referirse a una costumbre local: la de enviar a seres queridos, parientes y amigos este el pan de Pinllo que no es común en las panaderías ambateñas, a pesar de que se destacan en este oficio.

Una parroquia muy antigua 

San Bartolomé de Pinllo se encuentra a 10 minutos del centro de Ambato, el tiempo de arribo varía según el transporte que se use: bus, taxi o automóvil particular.

Esta parroquia fue fundada el 9 de octubre 1858 y su nombre está compuesto por el apelativo del santo católico y la designación de un arbusto lechoso denominado ‘pinllo’, una planta pequeña que hace 20 años abundaba y que ahora es muy escasa en esa zona alta.

A su vez, el tradicional bocadillo que se elabora con harina de maíz y en horno de leña, también toma el nombre de este matorral desde hace 156 años, época en que se inició la actividad panadera.

El poblado se asienta sobre una meseta a 2.500 metros sobre el nivel del mar. Por este motivo el poblado es un mirador natural, desde el cual se puede apreciar la evolución del paisaje urbano en las últimas décadas.

Otros atractivos de la localidad

El monumento a la Primera Imprenta fue colocado en ese lugar en 1754 por los Padres Jesuitas.
La vista desde allí es espectacular. Decenas de turistas arriban al sitio semanalmente. Los restaurantes, el mirador, las panaderías y la iglesia son los lugares preferidos. Este sitio es lugar de paso hacia Quisapincha y el Parque Provincial de la Familia.