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El Telégrafo
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Pobladores de Catequilla se dedican al trabajo en las canteras

Las canteras se ubican en las faldas de Catequilla. Foto: Fernando Sandoval/ EL TELÉGRAFO
Las canteras se ubican en las faldas de Catequilla. Foto: Fernando Sandoval/ EL TELÉGRAFO
14 de agosto de 2014 - 18:58

En la parroquia de San Antonio, los habitantes están preocupados por el cierre de las canteras, luego de que se resolvió suspender esta actividad.

Ese es el malestar de los pobladores del sector de Catequilla, localidad donde fallecieron 2 personas en la construcción a cargo de la empresa Synohidro, que levantaba un puente para una prolongación de la avenida Simón Bolívar.

El Municipio de Quito no ha determinado el número exacto de los trabajadores que viven de esta actividad. No obstante, en la comunidad de Catequilla la mayoría de las 40 familias subsisten con esta actividad.

La familia de María Carmelina Canelo (44 años) es un ejemplo. Su esposo José Andrés Mozabanda (46 años) trabaja en las canteras desde los 22 años.

La mujer contó que su pareja gana entre $ 100 y $ 200 a la semana, dependiendo cómo se avance en la obra.

La labor de su esposo, narró doña María Carmelina, consiste en sacar piedra que se emplea para los parques.

"Las piedras que saca mi esposo se ocuparon para los parques de Ambato, Cuenca y hasta las utilizaron en el Malecón de Guayaquil. Es un trabajo digno que tiene desde siempre", comentó la mujer, quien añadió que ella también hace sus chauchas, puesto que le vende colas y secos a los empleados, en su descanso o en la hora del almuerzo.

Sus hijos también son jornaleros. Al igual que su pareja, Luis Jorge Mozabanda, se encuentra en esta actividad desde los 22 años, mientras que el menor, Eduardo Fabián Mozabanda, trabaja en la cantera desde los 17 años.

"Nosotros deseamos que no se nos quite este trabajito porque es lo que podemos hacer. Hay compañeros que son viejitos y si les cierran las minas, no les van a dar trabajo en otra parte", contó Eduardo Fabián.

La misma inquietud vive Juan Asitambay, de 46 años, quien se trasladó esta mañana hasta la Cantera San Catequilla, que tiene una extensión de 90 hectáreas y se encuentra en la loma de Catequilla.

Al llegar al lugar, se topó con las puertas cerradas. "Tengo miedo de quedarme sin empleo, insistió.

Él aseguró que su abuelo y su padre se dedicaron a extraer piedra desde muy jóvenes y lograron sacar a su familia adelante con el salario que perciben.

Sus 7 hermanos también se dedican a estos menesteres. Para lo cual utilizan un tallante (combo o mazo de entre 18 y 20 libras que ayuda a picar la roca) y se protegen con una gorra y una mascarilla.

Su padre, Luis Asitambay, es quien se encargó de contratarlos. Para ello, lo afilió al Seguro Social. Lo mismo hizo con otras 4 personas: sus dos hermanos y sus hijos. "Hay que cumplir la ley", apostilló.

Don Luis, de 67 años, comentó que se dedicó a tallar piedra cuando apenas cumplió apenas vino a Quito, hace 50 años. Aseguró que no todas las minas funcionan de forma irregular. Él, por ejemplo, colabora para pedidos del Municipio. "No queremos que se nos quite nuestro sustento", reiteró.

La jornada de los talladores inicia a la 06:00 y termina a las 15:00 o 16:00, dependiendo de cuánto avanzaron en la extracción de piedra o si está muy oscuro el día. Vinicio Asitambay (38 años) mencionó que existen lugares que funcionan irregularmente. Aseguró que se opera de forma ilegal en los sectores de Rumicucho, Lumicucho, Angos, Alcantarillas, Tanlahua, entre otras.

"Yo si creo que se debe controlar los sitios que no funcionan bien, pero no deben quitarnos el empleo", insistió.

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