La estación Seminario Mayor del transporte público Corredor Central Norte, más conocida como Metro, fue demolida para construir una parada que integre el servicio con el Corredor Sur Occidental. La edificación durará cinco meses.
La obra se construye para  ampliar la cobertura del servicio de transporte público y trasladará a 12 mil pasajeros diariamente.

En la actual estación los buses articulados transitan desde La Marín hasta La Delicia, en donde los pasajeros pueden tomar un bus que los lleve al noroccidente, como El Condado, Velasco, etc., y a los barrios del nororiente, como  Carcelén, Carapungo y otros. Diariamente 450 mil personas utilizan el servicio. 

La reforma permitirá acceder a los buses del Corredor Sur Occidental, que llevan a los barrios Chillogallo, La Magdalena, Dos Puentes, Los Túneles, etc. Estas obras son parte de la segunda fase de la operación del corredor que inició el pasado mayo.

Según un comunicado de la Empresa de Pasajeros de Quito (EPQ), “la infraestructura que se construye se adapta a los nuevos y exigentes requerimientos de movilidad, debido a que consolidará un modelo de estación más liviana, amigable y transparente que aporte al entorno urbano”.

Mientras tanto, en el sitio se instalaron andenes provisionales cubiertos con plástico, lo que dificulta que los usuarios se  protejan, especialmente durante la lluvia. “Cuando empieza a llover la cubierta plástica no es suficiente”, expresó Patricio Albear.

Los usuarios, como Albear, se sorprendieron por la demolición de la estación y exigen a las autoridades municipales que den información de lo que se realizará en el sector. Relató que pasaba por el lugar, en el articulado del Corredor Central Norte, y observó que parte de la estación estaba destruida y después de varios días se percató  de que “todo habían botado”.

Lo que más le molesta de la situación es que no hay un cartel que dé información de lo que se construirá.  “El Ecuador es un país que se construye en el desorden, gastaron un montón de dinero en la edificación de esta megaestación y ahora después de siete años la destruyen para, según las autoridades, mejorar. Eso sucede por no planificar las obras”, dijo.

Para otros usuarios las molestias ocurren cuando llueve, porque no hay sitio donde protegerse. Las casetas de recaudación están ubicadas en un lugar que no posee cubierta para los pasajeros. Después de la lluvia el agua se estanca en un extremo de lo que era la estación, lo que dificulta el paso peatonal y moja a los usuarios cuando transita algún bus.

Adrián Arias, estudiante de la Universidad Central del Ecuador, quien usa diariamente el servicio, contó que la estación necesitaba ser remodelada, pero que falta señalización, retirar los escombros y darle prioridad al usuario, porque no hay información de dónde se compra el pasaje. “Me imagino que los trabajos los realizan durante la noche para no molestar a los carros y peatones, pero no quitan los escombros, que molestan. Además falta señalética, sobre todo para uso de los niños que toman el transporte después de la escuela”, explicó Arias.

Los estudiantes de la Universidad Central del Ecuador son los que en su mayoría utilizan el servicio. Álvaro Enríquez  indicó que otro problema que se crea con la construcción es la inseguridad, pues no está bien cubierta la estación y es llamativa para los ladrones, por lo que se espera que la obra  sea concluida en el tiempo estimado. “Cinco meses es mucho tiempo, debieron iniciar la obra en verano, para que la lluvia no sea una molestia para los usuarios. Espero que terminen en abril”, opinó.