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El Telégrafo
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El correcto estado de los surtidores de agua garantiza la capacidad de combatir incendios en la urbe

Más de 10 mil hidrantes de la ciudad requieren mayor mantenimiento

El 25% de hidrantes presenta daños por diversas causas; entre ellas la manipulación indebida, pues existen personas que creen que la presencia del surtidor afecta el ingreso de agua a sus domicilios.
El 25% de hidrantes presenta daños por diversas causas; entre ellas la manipulación indebida, pues existen personas que creen que la presencia del surtidor afecta el ingreso de agua a sus domicilios.
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
02 de abril de 2016 - 00:00 - Redacción Quito

En el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), los hidrantes podrían jugar un papel importante en la reducción de la vulnerabilidad de los incendios estructurales. Sin embargo, muchos están dañados por causa de personas que no conocen sus características ni funciones.

Las afectaciones a la infraestructura pública para combatir incendios quedaron al descubierto el 29 de febrero de 2016 en La Ofelia, barrio ubicado al norte de la capital. Si bien el siniestro ocurrido aquel día fue controlado y no generó víctimas, las dificultades para usar los hidrantes causaron angustia entre los pobladores.

Cuando los bomberos intentaron abastecerse de agua en el hidrante de la zona, la copiosa presencia de automotores lo impidió. Sus dueños los estacionaron allí sin conocer la normativa que estipula la distancia que deben conservar con respecto a estos aparatos.

La visión de los practicantes

Entre 2014 y 2015, el número de incendios estructurales atendidos por los bomberos bajó de 66 a 48. Es un logro importante. Sin embargo, a propósito de los sucesos del último siniestro, Martha Flores Iza, ciudadana de 43 años, se cuestionó sobre la necesidad de mantener los hidrantes antiguos o colocar unos modernos en diferentes zonas de la ciudad.

Christian Benalcázar, jefe del Cuerpo de Bomberos, sostiene: “Gracias a los hidrantes podemos tener un abastecimiento adecuado de agua para combatir los incendios. Sin un hidrante cercano al lugar del siniestro, no tenemos el recurso vital para solventar una emergencia. El tiempo es importante para evitar que se propague y se generen mayores daños materiales e incluso se ponga en riesgo vidas humanas”. Explicó que, usualmente, las autobombas de los bomberos salen cargadas con 250 galones de agua a combatir un incendio, y cuando se termina el líquido, acuden al hidrante más cercano.

En el DMQ, cada estación de bomberos está obligada a revisar periódicamente —en el área de su eventual accionar—, la ubicación y condición de los hidrantes. De esta manera, los bomberos pueden utilizar el dispositivo más cercano y evitar la extensión del fuego. Esto, precisamente, pudo apreciarse en un incidente forestal ocurrido en el Valle de los Chillos (julio 2015). Así lo atestiguó José Tapia, abogado de 43 años, que apreció la labor de los bomberos.

Según la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), existen 10.253 hidrantes públicos en el Distrito Metropolitano. De ellos, 25% está dañado, por diversas razones, entre ellas, que algunos moradores creen que el agua ocupada por los hidrantes afecta el abastecimiento del líquido hacia sus domicilios.

Otra circunstancia que atenta contra los hidrantes públicos emana de una práctica que no se ha podido controlar a plenitud: algunos tanqueros violentan las válvulas de los hidrantes, los destapan y se sustraen agua por las noches. Eso provoca daños serios porque no utilizan las herramientas adecuadas.

Oswaldo Granda, exsecretario General de Planificación del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito (MDMQ), indica que, “hasta el momento, no existe una buena dotación de hidrantes en las áreas urbanas y centros poblados parroquiales del DMQ. Tampoco la red pública puede soportar siempre la dotación de agua para hidrantes”.

Las normativas sobre tipos de hidrantes

Por décadas, los hidrantes “rojos” han sido elementos —esporádicos y maltrechos— del paisaje urbano. Hoy, sus funciones son complementadas con otra modalidad de dispositivo: las “bocas de incendio”, aparatos que no son parte de la red pública y están incrustados en edificios. Además de facilitar la planificación y la edificación urbanas, precisa Granda, las bocas tienen una ventaja específica: “garantizar la dotación de agua para enfrentar flagelos en edificios en altura y/o con una población mayor a 25 habitantes por edificio. Esto puede ser muy significativo especialmente cuando la red pública no cuenta con hidrantes cercanos o con caudal suficiente”.

Por ello, en el DMQ, la regla técnica relacionada con el sistema de extinción de incendios complementa 2 tipos de hidrantes: interiores y exteriores. Allí se indica, por ejemplo, que los hidrantes instalados en el interior de la edificación, y que formen parte del sistema de protección contra incendios de la propiedad, deberán estar provistos de un suministro de manguera y accesorios conforme indica esa ordenanza. Los hidrantes ubicados en el exterior de las propiedades deben tener la aprobación de la autoridad de agua potable y alcantarillado.

Según voceros el Cuerpo de Bomberos, el problema en el uso de hidrantes radica también en el robo de sus tapas y en los choques de vehículos. Este último fenómeno ocurre porque los conductores no respetan las normas. La Ley de Defensa Contra Incendios, emitida en 2013, estipula que debe existir un hidrante cada 200 metros, pero esta regla en la mayoría de ocasiones no se cumple.

El funcionamiento de los hidrantes

Un hidrante es un dispositivo que suministra gran cantidad de agua en poco tiempo y permite la conexión de mangueras y equipos contra incendios. Al referirse a su importancia, Wilson Reinoso, miembro del Cuerpo de Bomberos del DMQ y del ECU 911, explica que el hidrante es un mecanismo de control y desfogue. “Incluso si el incendio está en línea recta al hidrante, se puede combatirlo en el sitio mismo”.

Usualmente, en las redes públicas hay 2 tipos de hidrantes: el de columna seca y el de columna húmeda. Una vez utilizado, el hidrante seco se vacía automáticamente, así se evitan los daños que pudieran provocar las heladas. Incorpora un sistema antirrotura que asegura la estanqueidad en caso de algún impacto estructural o vehicular. El hidrante de columna húmeda tiene válvulas individuales que permiten el uso independiente de cada una de las bocas contra incendios. (I)

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