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El Telégrafo
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El polvo y el ruido es lo que más afecta, tanto a vendedores como a transeúntes

Comerciantes aplican estrategias por efectos de trabajos del Metro

La circulación por las veredas alrededor de la Plaza de San Francisco es limitada.
La circulación por las veredas alrededor de la Plaza de San Francisco es limitada.
Foto: Álvaro Pérez / EL TELÉGRAFO
28 de agosto de 2017 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

Es suficiente caminar unos instantes alrededor de la Plaza de San Francisco, donde se construye una estación del Metro de Quito, para sentir polvo en el ambiente y escuchar el sonido de la maquinaria trabajando.

El espacio en las aceras es reducido y 2 personas pasan con dificultad. Los transeúntes caminan con celeridad para salir rápido del  área, mientras que en los locales comerciales entran pocos clientes.

Según Fernando Cajilema, propietario de Comercial Margarita, dedicado a la confección de ternos, las ventas han bajado 50%. Los clientes han dejado de ir -dice- por el polvo que genera la construcción y por la incomodidad que existe para ingresar a su local.

Además, el comerciante asegura que la delincuencia también ha aumentado en el sector. Los ladrones aprovechan la estrechez de la vereda para camuflarse y asaltar.  

Para contrarrestar las pérdidas económicas, él optó por bajar los precios de sus productos en 15% e incentivar así a la clientela para que regrese. “Yo sé que la obra es en beneficio de todos los capitalinos, pero deben apurarse en la construcción”.

Las ventas en el almacén Vanesita también han bajado en un porcentaje similar. Lizzeth Aguilar, su propietaria, debe limpiar continuamente sus productos por el polvo que genera la construcción.

Aguilar asegura que la gente creía que los locales en torno a la plaza no estaban funcionando. Por esa razón optó por colocar carteles fuera de su local para avisar a los transeúntes que sí están atendiendo. Pero dice que personal del Municipio le obligaron a retirarlos aduciendo que era prohibido en el Centro Histórico.

“Apoyo las obras que son buenas para la ciudad, pero espero que cumplan los plazos acordados”, dice Aguilar, quien espera que para diciembre de este año ya esté todo limpio para que las ventas mejoren.  

Sumada a la disminución del movimiento, todos los comerciantes del sector coinciden en que el polvo les ha afectado en su salud. Cajilema asegura que se encuentra mal de los bronquios.

“La gente siempre nos pregunta  que cómo aguantamos la bulla y el polvo todos los días y yo siempre les digo que es por la necesidad”.

Junto a la Plaza de San Francisco también se encuentra el hotel Casa Gangotena. Alejandra Vásconez, recepcionista, comenta que al inicio de la construcción sí les afectó el polvo y el ruido. El hotel optó por insonorizar las habitaciones y el lobby colocando ventanas dobles.

Además, se cerró la puerta principal que daba a la plaza y abrieron otra hacia la calle Cuenca. Luego de esos trabajos, el hotel no ha tenido ningún inconveniente y nunca disminuyó el número de huéspedes.  

“Lo que les afecta un poco a los huéspedes es la vista a la plaza y a la iglesia San Francisco”, comenta Vásconez.

Por ello, el personal del hotel coincide con sus vecinos en esperar que los plazos de construcción anunciados se cumplan.

El pasado 20 de abril se inició la construcción de esta estación, la cual se ejecutará en dos fases. Según el portal web del Metro de Quito, la primera consiste en la reubicación de servicios, el levantamiento de estructuras y la reposición del terreno. Esta fase tardaría aproximadamente 8 meses. (I)

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