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El Telégrafo
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Clima no favorece a bomberos

Clima no favorece a bomberos
11 de septiembre de 2012 - 00:00

Las altas temperaturas y la intensidad de los vientos habrían sido determinantes para que  este verano los incendios forestales en Quito alcanzaran índices alarmantes.   

Según datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), la temperatura ha subido en niveles fuertes, pues en esta época fluctuaba entre los 25 y 26 grados centígrados, pero este año ha alcanzado los 28 grados, factor que incide directamente en la resequedad de la tierra, la falta de nubosidad y la escasez de las lluvias.

Fabián Salas, meteorólogo del Inamhi, explica que las nubes se forman por la mañana y  enseguida se disipan   por las altas temperaturas. El viento también cambió en estas épocas. Su velocidad supera los 25 kilómetros por hora y vienen desde el este, indicó Salas. 

Según el experto, el viento es el componente  ambiental que más influye en un incendio forestal. “Cuando se enciende una fogata o una parrilla y se sopla o le da el aire, el fuego se prende de inmediato. Eso mismo ocurre  con los incendios forestales, cuando una persona prende fuego en la hierba seca, el viento lo vuelve incontrolable”, explicó. 

Las previsiones del Inamhi estiman que el clima continuará así, al menos, hasta fines de este mes en Quito, mientras que en el Austro del país las lluvias son esporádicas.

En la región Costa el verano fue diferente y se registró un ambiente más humedo por su cercanía al mar, factor determinante para que el número de incendios fuera mucho menor con respecto a los ocurridos en la Sierra.

Natalia Bonilla, representante de la fundación Acción Ecológica, explicó que otro de los factores que influye en  un incendio forestal son las plantaciones de eucalipto y ciprés, árboles que  no son parte del remanente andino y que fueron importados desde otros países para la industria maderera.   

Esos árboles, anota la activista, absorben alrededor de 80 litros de agua diariamente, lo que hace que la tierra se seque y, en caso de producirse un incendio forestal éste se propaga con rapidez: “cuando un eucalipto se enciende es como quemar un libro porque a pesar de absorber tanta agua sus ramas están secas y las semillas se esparcen como chispas de  llamas”.                                

Para Bonilla es recomendable que las zonas afectadas por los incendios sean reforestadas  con plantas nativas que ayudarán a mantener húmeda la tierra y a generar aire puro, a más de que formarán parte del  ecosistema de cada ciudad.

Por otra parte, la afectación en flora y fauna aún no se evalúa por parte del Municipio, pero se estima que varias son las especies que se afectaron en los flagelos forestales. Según datos del Cabildo, el 11% de siniestros  ocurrió  en bosques. Cecilia Pacheco, directora de patrimonio natural de

Quito, explicó que las pérdidas se dan cuando se quema lugares donde existe remanente andino (especies propias de la región). Las especies de flora que se pierden con las llamas son: algarrobo quiteño, chilca, ñukchu (salvia quitensis) y penco. En fauna: conejos, ratones de campo, rana cohete de Quito, gorriones, palomas, jilguero pico de loro, lobos y búhos. 

En Quito hasta el momento se han registrado 2.150 incendios forestales, de los cuales el 99% son provocados, indicó el alcalde Augusto Barrera. Según el bombero Carlos Moyano, para determinar si los flagelos son o no provocados es necesario realizar un peritaje, pero el color del humo que emana también varía si se ha utilizado combustible. Por ejemplo, anota Moyano, si en un siniestro el humo es negro se está quemando caucho y si es blanco el incendio es  exclusivamente de vegetación.

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