Mario Villagómez opina de la disputa entre la Alcaldía de Quito y vecinos de barrios del noroccidente sobre el proyecto Quitocables.

¿Cuáles son las deficiencias técnicas del proyecto Quitocables?

Lo que recomienda la técnica económica-financiera es demostrar que un proyecto genera más beneficios que otro. Entonces, si Quitocables es mejor y produce más beneficio social que, por ejemplo, buses, taxis, etc., entonces que se ejecute, que se haga. El tema no es que estamos en contra de los ‘cables’, sino demostrar que esa es la mejor alternativa. Y eso es lo que ha fallado: ni el alcalde, ni este Municipio han hecho eso.  

¿En qué fase debe hacerse esa comprobación?

Para empezar, no hay evidencia de estudios que demuestren esa generación de bienestar social. De lo que sabe, se entiende, (el Cabildo) está muy atrasado en los estudios. Entonces, eso es lo que molesta. Y por eso -creo- la ciudadanía se opone. No hay oposición a la inversión pública, el tema es que sea eficiente.

¿El sistema de teleféricos es la mejor opción?

Hay que entender que el sistema de cables es básicamente para llegar a zonas donde el sistema de transporte motorizado no llega con eficiencia, porque es muy complejo hacerlo. Pero no es un sistema de transporte masivo.

¿Qué capacidad suelen tener?

En el mejor de los casos, lo máximo que puede llegar a transportar son 3 mil o 4 mil personas por hora y por sentido. Mientras que, por ejemplo, Quito, en su corredor más complicado (el Trolebús), puede estar llevando en hora pico 14 mil, 15 mil personas, por hora y sentido. El Metro que se está construyendo se supone tiene capacidad para entre 40 mil y 50 mil personas por hora y sentido. Entonces no hay ninguna relación.

¿No es conveniente entonces?

Hay que pensar que existen barrios del noroccidente (en donde se planea la primera línea de los Quitocables) que simplemente no tienen transporte y punto. Entonces, cualquier solución que les planteen es infinitamente buena. El tema es que puede haber otra mejor que los Quitocables. Yo creo que el Municipio se equivoca al botar la responsabilidad de demostrar que el sistema no es bueno a la gente. La carga de la prueba no está en la ciudadanía, sino en la autoridad pública.

¿Qué hacer ahora?      

Yo creo que lo mejor que puede hacer el Municipio es estudiar dos alternativas. Digamos buses y transporte por cable. Y de esa manera se ahorra un montón de problemas que tiene en la actualidad.

¿Qué otros inconvenientes tiene el proyecto?

La gran pregunta es por qué hacer un sistema de transporte, cuyo costó será de cerca de $ 12 millones por kilómetro, porque si usted divide $ 44 millones (que se planea invertir en la Línea Norte) para 3,7 kilómetros, que tendría el recorrido, sale aproximadamente a $ 11,9 millones. Es carísimo. Con esa misma inversión usted se pone un sistema de transporte masivo de buses de lujo.

¿Usted es partidario de que en el caso del noroccidente se utilicen sistemas de transporte de superficie?

Soy partidario de que se mejore el sistema de transporte público, porque la ciudad en relación a la red vial ya no da más. Yo creo que basta de autos privados, no porque no lo tengo y no lo uso, sino porque se vuelve ineficiente para la ciudad. Hay un serio problema en Quito: si uno grafica el uso del auto privado y el bus, el vehículo privado  rebasó al transporte público en cuanto a tasa de crecimiento. Entonces, nos enfrentamos a un problema para el que todavía no hay solución, sino que está empeorando. Por ello, yo sí soy partidario de mejorar el transporte público. El tema es que el Municipio debe demostrarme cuál es el mejor modo de transporte: bus, cables, bicicleta, a pie, etc. Yo no tengo esa respuesta.

¿Qué opción se maneja en la Maestría de Transporte de la Universidad Católica?

En la Católica lo que se tiene muy claro es que deben mejorarse los 3 corredores que existen: Oriental, Central y Occidental, que son sistemas de bus rápido (BRT), pero que en la actualidad no son full BRT porque hay problemas de intersecciones, semáforos, cruces; lo peor de todo es que no se le da prioridad al sistema de transporte masivo. Por ejemplo, en la época de (Augusto) Barrera se compraron semáforos inteligentes muy buenos, pero no se los ha implementado. En lugar de ello -incluso hubo una denuncia sobre esto-, en hora pico, los agentes civiles de tránsito inducen a que los conductores invadan el carril exclusivo del ‘Trole’ de la Ecovía; eso es un sinsentido absoluto.

¿Sistemas de superficie?

En la Católica estamos claros en que los 3 corredores son una muy buena alternativa. Pero hagámoslos full BRT; es decir, establezcamos características para darles prioridad de paso, de flujo libre y dinámico en la ciudad. (I)