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Usos finales de la energía y su relación con la eficiencia energética

Usos finales de la energía y su relación con la eficiencia energética
14 de septiembre de 2016 - 00:00 - Sebastián Espinoza, Máster en Ciencias e Ingeniería Industrial, y director de Difusión y Gestión de Información del Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables

El desarrollo social y el crecimiento económico de una nación tienen como efecto colateral  un incremento en la demanda de energía. La importancia que tienen los recursos energéticos sobre la dinámica socioeconómica y el entorno natural abarca varias dimensiones; la energía constituye el insumo primordial de las actividades productivas, es un recurso exportable y un sector de grandes inversiones, el cual debe estar apoyado en una planificación integral e integrada para el correcto abastecimiento y  consumo.

La planificación energética nacional contempla el análisis y diagnóstico de su situación actual, a través de la elaboración del balance energético, el cual comprende la contabilización de los flujos de energía y las relaciones de equilibrio que existen entre oferta y demanda, por las que la energía se produce, se intercambia con el exterior (importación, exportación), se transforma y se consume. Dentro del balance, la demanda de energía se estructura por sectores de consumo con similares características físicas y/o funcionales que son: sector residencial, industrial, transporte, agro-pesca-minería, y comercial-público.

Si bien a nivel sectorial se tiene información consistente y actualizada de los consumos por cada fuente, es importante mencionar que la demanda de energía no tiene una dinámica propia, pues surge del requerimiento de innumerables servicios, en cantidad y calidad, que esta nos puede proveer: comida caliente, ropa limpia, calor, entre otros. En este sentido es fundamental considerar el concepto de uso final de la energía, el cual comprende la prestación, provista naturalmente o por un dispositivo que utiliza energía, para la satisfacción de una necesidad.

Entre los usos finales de la energía está el transporte de pasajeros y carga; fuerza motriz; calor directo; generación de vapor; iluminación; refrigeración; cocción de alimentos; calentamiento de agua y climatización de ambientes. El nexo entre el uso final y la demanda de energía es la tecnología utilizada en cada caso por el dispositivo de uso final (automóviles, lámparas, estufas, calderos).

Un estudio exhaustivo de los usos finales de la energía por sector es el punto de partida para la identificación de aquellos servicios que representan un consumo mayoritario y en consecuencia deben ser atendidos de manera prioritaria a través de la implementación de estrategias que involucren la sustitución de fuentes o la aplicación de medidas de eficiencia energética. Experiencias adquiridas a nivel mundial han demostrado que existen usos como la iluminación y la climatización de ambientes que pueden ser satisfechos con un requerimiento mínimo de energía; en contraste, otro tipo de procesos como los industriales (tratamiento de efluentes, destilación, secado) presentan un gran reto debido a las características propias del proceso y su elevado consumo energético.

En general, para llevar a cabo un estudio de usos finales de energía es necesaria la elaboración de un programa de trabajo consistente en el desarrollo de encuestas a nivel nacional y sectorial, las cuales deben tener una actualización periódica en función de la evolución que los sectores presenten. Lamentablemente, los estudios de consumo por usos finales de la energía son escasos debido a las dificultades técnicas que implica realizarlos. Sin embargo, tomando en cuenta la importancia de este análisis, el número de países que han levantado esta información es cada vez mayor.

En Ecuador se realizó un estudio enfocado en el sector residencial tomando 2012 como año base. Para actualizar esta información y ampliar el análisis a todos los sectores se ha contemplado el desarrollo de un estudio de usos finales en 2017, con el que habrá una mayor desagregación del Balance Energético Nacional y a su vez se identificarán puntos críticos en el uso que cada sector le da a la energía. De esta manera, se pueden generar nuevas estrategias y fortalecer aquellas existentes de cara a una gestión eficiente, tanto del lado de la oferta como de la demanda. (O)   

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