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Evo, de demócrata a autócrata

Evo, de demócrata a autócrata
11 de marzo de 2018 - 00:00 - Andrés Gómez Vela

El autócrata convierte su voluntad en ley, el demócrata respeta la voluntad popular, convertida en ley, a través del voto. El presidente de Bolivia, Evo Morales, pasó en 12 años de gobierno de demócrata a autócrata.

La decisión la asumió tras perder el referendo del 21 de febrero (21F) de 2016, convocado a solicitud suya para reformar el artículo 168 de la Constitución. Este  establece una sola posibilidad de reelección para el Presidente y Vicepresidente después de un periodo de mandato de cinco años.

El Tribunal Supremo Electoral preguntó a 6.5 millones de electores si estaban de acuerdo en que las dos máximas autoridades del país  “puedan ser reelectos por dos veces de manera continua”.

El 51.3% respondió que No; el 48.7% dijo que Sí.

Morales prometió respetar el voto al menos en seis ocasiones distintas. La última vez fue al día siguiente del referendo, cuando dijo: “aunque con un voto, dos votos, eso se respeta, es la democracia”.

Pero meses después violó su palabra, la Constitución y el voto. Para ello, hizo una estratagema ante el Tribunal Constitucional (TCP), controlado por el Poder Ejecutivo. Pidió, a través de su partido, suspender la vigencia del artículo 168 de la Constitución y aplicar con preferencia el artículo 23.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos como si este reconociera el “derecho humano” de un gobernante a la reelección indefinida y a convertirse en autócrata.

Los seis miembros del TCP usurparon el 28 de noviembre de 2017 las atribuciones del poder constituyente, que se manifestó el 21F a través del voto, y habilitaron otra vez a Morales de forma inconstitucional para repostular (por cuarta vez) en las elecciones de 2019. La primera vez lo hicieron en 2014,  pese a que la Constitución prohibía y prohíbe, en dos artículos, una tercera reelección del Presidente.

Evo Morales impuso su voluntad y su ambición de poder sobre la voluntad de 2.6 millones de bolivianos que le dijeron no; es más, desconoció la primera regla del sistema democrático: el gobierno de la mayoría.

Esta mayoría determinó ejercer su derecho a desobedecer una disposición que va en contra de su voluntad manifestada, por lo que abrió una sostenida movilización para recuperar la democracia de manos del autócrata. (O)  

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