Mejorar las infraestructuras siempre ocupa los primeros puestos en la lista de pendientes de América Latina. Aunque en la última década los países de Latinoamérica lograran incrementar el valor y la calidad de sus inversiones en infraestructura, todavía mantienen serias deficiencias que limitan su capacidad competitiva e implican perjuicios económicos y sociales. Por eso, modernizar las infraestructuras se ha convertido en el peaje que la región deberá pagar para superar la trampa del ingreso medio y competir con las economías más avanzadas.
Pero el peaje tiene un precio: se calcula que para cerrar las brechas de infraestructura se deberá invertir cerca del 5% del PIB regional. Si tenemos en cuenta que en 2014 las inversiones se situaron en torno al 3% del PIB, que en 2015 declinaron hasta el 2,75% y que para 2016 y 2017 se mantendría esta tendencia a la baja, queda claro que los gobiernos tienen que revisar sus estrategias de planificación y gastos.
Un buen punto de partida para lograrlo es poner énfasis en la fase de planificación y diseño, mejorar los procesos de selección de proyectos, de contratación y construcción de obras, y la operación de las redes y servicios. Será necesario apoyarse todavía más en el sector privado a través de alianzas público-privadas que incorporan el conocimiento técnico y gerencial del sector privado, hecho que aporta valor agregado y mayor eficiencia técnica.
Hasta la fecha, las áreas que han recibido más inversiones en infraestructuras son las de transporte, energía eléctrica, telecomunicaciones y equipamientos públicos. Por el contrario, los sectores de agua y saneamiento y de transporte urbano aparecen entre los más rezagados. Una buena oportunidad para consensuar posturas y esfuerzos sobre el tema será la Conferencia CAF: Infraestructura para el desarrollo de América Latina, que será en Buenos Aires, el 24 y 25 de abril.
Si recabamos las inversiones necesarias y aseguramos la eficiencia en la creación, mejora y provisión de infraestructuras, América Latina logrará un doble objetivo: incentivar el crecimiento económico y potenciar el desarrollo social. El precio de modernizar las infraestructuras es alto, pero los resultados, si se hacen bien las cosas, lo valen. (O)