Barcelona dio un golpe más de autoridad en Brasil, frente al Santos. Con gol del uruguayo Jonathan Álvez, el Ídolo logró su clasificación, 19 años después, a las semifinales de la Copa Libertadores de América, sin embargo las expulsiones en ese mismo partido del artillero y del brasileño Gabriel Marques dejaron una profunda preocupación en los seguidores del equipo por la valía e importancia de ambos en el esquema del también charrúa Guillermo Almada.

Sin ellos y con las ausencias de Mario Pineida, Darío Aimar, lesionados; ni Marcos Caicedo, por decisión técnica, el cuadro guayaquileño recibió con medio equipo cambiado a Gremio. El conjunto de Porto Alegre no desaprovechó la oportunidad y ayudado por fallos garrafales de los jugadores amarillos, se impuso 3-0 en el estadio Monumental, resultado que le permitió poner más de un pie en la final.

Para muchos, el marcador fue lapidario, para otros, entusiastas y acostumbrados a los triunfos de visitante en la copa, había esperanzas de clasificación, aunque parecía más un milagro. Barcelona respondió en la revancha, despertó de esa pesadilla que vivió en su estadio, y ya con Álvez otra vez en la cancha se impuso en terreno ajeno por cuarta ocasión en la edición 2017.

El conjunto dirigido por Almada se despidió con honor del certamen que no ha logrado ganar en su historia pese a ser en algunas oportunidades uno de los grandes protagonistas, como cuando llegó a las finales de 1990 y 1998.

El club apostó a conquistar la copa y le faltó poco, o mucho en ese encuentro de ida ante Gremio para lograr su objetivo anhelado. Y priorizar esa meta le costó posteriormente no revalidar el título nacional ni clasificarse a la Libertadores.

En la apuesta al todo o nada, el Ídolo casi se queda sin nada, de no ser por adjudicarse un cupo para la Copa Sudamericana, en la cual intentará repetir y mejorar su participación internacional de este año. La directiva confía en que con la misma base, ya más experimentada, Barcelona luche en 2018 para recuperar el cetro del campeonato ecuatoriano, ahora en manos de su rival de barrio, Emelec.

En la mente de los barcelonistas ha quedado grabada de memoria, como en la década de los noventa, la alineación más repetida del equipo: Banguera; Velasco, Aimar, Arreaga, Pineida; Oyola, Marques, Esterilla, Caicedo, Díaz y Álvez. Esto, debido a la continuidad que la directiva le dio a la plantilla y al respeto a sostener un proceso liderado por Almada.

Y en base de ese manejo, Ariel Nahuelpán y Luis Caicedo recibirán el apoyo necesario para asentarse de mejor forma en la próxima temporada. Llegaron como refuerzos, mostraron que tienen potencial, pero tuvieron altos y bajos. “Fue un buen año”, dijo el presidente José Francisco Cevallos. (I)