Yo creo en la alternancia democrática. Una persona en cualquier cargo de elección no puede eternizarse, debe estar un determinado momento y luego dar paso a otros, de acuerdo con la voluntad, con la decisión política de las bases o de los adherentes de esa organización; esto por principio.

En este caso concreto, sin embargo, hay que identificar que también hay una tendencia a satanizar al movimiento sindical: solamente allí parecería que los dirigentes se eternizan.

Yo invito a mirar que también esa eternización de dirigentes es más grave, amplia y visible en otros gremios, en partidos políticos, en cargos de elección popular. Por ejemplo, veamos cuántos años Jaime Nebot es alcalde de Guayaquil o  cuántos años gobernó el Ecuador Rafael Correa.

Entonces, a mí me parece que no hay que mirar solo lo que sucede entre la dirigencia de los trabajadores como responsables de esas prácticas. No hay que ocultar que eso ocurre también en las élites de otros gremios y organizaciones. Hay que tener una mirada mucho más clara al respecto.

De los dirigentes sindicales que existen actualmente hay que distinguir, además, a qué corrientes del sindicalismo ellos representan.

Se debe tener en cuenta que el sindicalismo no es homogéneo, existen distintas corrientes: hay un sindicalismo patronal totalmente entregado a los jefes; un sindicalismo gubernamental cliente de los regímenes de turno, de lo cual vimos mucho en el gobierno de Rafael Correa; y también existe un sindicalismo que defiende los derechos de los trabajadores.

Eso hay que dejarlo claro y en este caso yo siento que sobre todo las miradas de los dedos acusadores están dirigidas contra ese sindicalismo que es un poco más crítico e identificado con la defensa de los derechos de los trabajadores.

Este tipo de cuestionamientos también tiene un sentido político que debe ser identificado con claridad. Pero hay otro problema, esto de la renovación o no renovación sindical, y tiene que ver con las permanentes salidas o despidos de trabajadores que son dirigentes.

Cómo es posible ir acumulando experiencia si en nuestro país todavía, y en el gobierno anterior ocurrió mucho, un buen número de empresarios con el apoyo de las autoridades del trabajo reprimieron los intentos de organización sindical.

Algunos dirigentes nuevos no duraron mucho, no acumularon experiencia para ponerla al servicio de los miembros de su agrupación. Apenas estaban organizándose y fueron despedidos, fueron reprimidos. Esto fue casi la regla.

Eso originó, a su vez, que se presentase una debilidad en la transmisión de la experiencia, lo cual afectó a la organización. En todo caso, lo más importante y a donde deben encaminarse los objetivos es al desarrollo de la clase obrera del país. (O)