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El Telégrafo
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La agrupación sindical ha perdido militancia, sus líderes actuales mantienen un discurso muy ligado a sectores de la oposición

En 15 años FUT cambió el eje de su política

El Frente Unitario de Trabajadores (FUT) realizó su última protesta el 24 de junio de este año y de manera simultánea en Guayaquil, Quito y Cuenca. Foto: Archivo / El Telégrafo
El Frente Unitario de Trabajadores (FUT) realizó su última protesta el 24 de junio de este año y de manera simultánea en Guayaquil, Quito y Cuenca. Foto: Archivo / El Telégrafo
02 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Política

Los paros de las organizaciones sindicales agrupadas en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) han sido incontables. Desde el retorno de la democracia en 1979 y durante el gobierno de Oswaldo Hurtado se registraron al menos 7 huelgas, caracterizadas por la paralización de servicios y protestas callejeras. El accionar del FUT decreció desde la década del 90.  

Ahora la dirigencia prepara para el 13 de agosto un paro nacional, junto con indígenas y educadores.

Según el presidente Rafael Correa, la medida le podría costar al país alrededor de $ 250 millones en pérdidas. Organizaciones afines al Gobierno han expresado su oposición a la medida e instan al diálogo por la equidad y la justicia social.

Haciendo un repaso a la historia, el retorno de la democracia supuso el reto de los gobiernos de sortear el descontento de los gremios.

Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado

El presidente Jaime Roldós Aguilera soportó en enero de 1980 una de las protestas más fuertes de su gobierno. Hubo un alza de precios de víveres y la escasez de gasolina; aunque las acciones empezaron el 9 de enero con estudiantes universitarios, el 15 los trabajadores se sumaron a las manifestaciones. Como preámbulo, el 10 de enero murió el estudiante Patricio Hermann Granja, del colegio Mejía, en Quito.

Fueron días muy difíciles, pues  el 23 de enero murió otro alumno: Gilberto Sánchez de la Cueva, del colegio Benito Juárez, en Quito. Las protestas se disiparon a finales de mes y dejaron como saldo 250 detenidos en el país.

El 13 de mayo de 1981 se decretó un paro nacional de las centrales Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE), Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl) y la entonces Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas (Cedoc).   

Esta vez exigían derogar el alza de precios de los combustibles y que se nacionalice el petróleo y el comercio exterior, demandas que el Gobierno consideró inaceptables. Los transportistas y comerciantes no se sumaron a la medida.  

La jornada se saldó con 78 detenidos por alterar el orden público en Quito, Guayaquil, Cuenca y Manta, principalmente; la transportación pública fue parcial y no hubo labores en bancos en prevención de algún desorden.  

En el gobierno de Osvaldo Hurtado el FUT decretó un paro en rechazo al alza del precio del azúcar y de los combustibles; además exigía la elevación de sueldos y salarios. La medida ocurrió el 9 de diciembre de 1981; a ellos se sumaron las protestas estudiantiles que empezaron el 17 de noviembre, además de la paralización de médicos rurales.   

El 22 de septiembre de 1983, una nueva protesta duró 48 horas; esta vez exigían el aumento de salarios de 4.000 a 7.000 sucres. El entonces ministro de Trabajo, Vladimiro Álvarez, declaró la huelga de ilegal.

En Quito fueron detenidos 6 trabajadores tras enfrentamientos con la Policía; también hubo incidentes y bloqueo de calles en Guayaquil y Quito y los comercios atendieron a medias.

En el segundo día la Policía reprimió una marcha y 30 trabajadores fueron detenidos; como corolario, las actividades portuarias en Guayaquil se paralizaron y las autoridades estimaron que esto ocasionó pérdidas por 55 millones de sucres.

El paro más fuerte fue en octubre de 1982. Ante el alza de precios de la gasolina y de la transportación urbana, el FUT y la UNE se tomaron las calles; primero fueron los educadores, el 18 de ese mes, y al día siguiente los trabajadores.

El Gobierno decretó el Estado de emergencia, suspendió las garantías constitucionales y declaró el toque de queda desde las 22:00 hasta las 06:00 del día siguiente. Las Fuerzas Armadas tomaron el control de las calles y de los servicios públicos. La jornada se extendió hasta el 21 de octubre y no hubo transportación pública, además se suspendieron las clases y varias industrias cerraron. Como saldo hubo 2 jóvenes heridos de bala y 190 detenidos.   

Hurtado soportó otra paralización, esta vez el 23 de marzo de 1983, luego de que la Junta Monetaria anunciara la devaluación de la moneda. El comercio, la banca y la transportación se paralizaron y hubo incidentes y bloqueo de calles y avenidas. Los manifestantes exigían la destitución del Frente Económico. Hasta finalizar el gobierno, en 1984, hubo algunos brotes de violencia de diversos sectores, atenuados por la situación del país a causa del fenómeno de El Niño.

León Febres-Cordero Ribadeneira

Las demandas continuaron en el gobierno de León Febres Cordero (1984-1988). La primera fue el 9 de enero de 1985, por 48 horas; días antes las calles estaban bloqueadas por manifestaciones estudiantiles. El alza de combustibles y de pasajes fue el detonante. La jornada dejó como saldo 400 detenidos.

La confrontación se agudizó el 17 de septiembre de 1986. El FUT declaró una huelga nacional para exigir el congelamiento de precios del agua, la luz, la energía eléctrica y los teléfonos y que el sueldo básico se elevase a 20.000 sucres. La quema de llantas, suspensión de clases, escasa transportación y actividades productivas a medias que terminó con al menos 30 detenidos.

Hubo un incidente en el Congreso Nacional cuando se realizaba el enjuiciamiento político contra el ministro de Finanzas, Alberto Dahik, pues se accionó una bomba lacrimógena.

El 25 de marzo de 1987, en medio de disturbios estudiantiles en varias ciudades, el FUT declaró otra huelga nacional a la que se unieron los servidores públicos y transportistas, en rechazo a una nueva alza de combustibles; la Policía detuvo a varios dirigentes y 30 ciudadanos, además hubo 12 heridos.

En octubre de ese mismo año, otro manifestación se realizó en el país. El gobierno declaró el Estado de emergencia y suspendió las garantías constitucionales, declaró la censura a medios de comunicación “que intenten subvertir el orden”, según decreto presidencial.En esa ocasión se suspendieron las clases y el transporte fue irregular. En total 10 emisoras fueron clausuradas por varias horas. El gobierno de Febres-Cordero culminó con otra huelga el 1 de junio de 1988.

Los 90 y el nuevo milenio

En este periodo el paro laboral decreció, no así el de los educadores y nuevos protagonistas: el sector indígena. El 6 de febrero de 1991 el FUT se fue a la huelga sumándose a las protestas estudiantiles por el alto costo de los víveres. El sector de la salud no atendió en hospitales, excepto las emergencias.

En noviembre de 1991 se aprobó una reforma al Código del Trabajo, en la que, entre otros puntos, se estableció que para formar un sindicato se requería mínimo 30 trabajadores (antes eran 15) y en caso de conflicto colectivo la mediación era obligatoria, entre otras limitaciones en cuanto a la participación de los trabajadores a las huelgas. Esto debilitó la protesta laboral con el devenir del tiempo.

En el gobierno de Sixto Durán-Ballén (1992-1996) los estados de emergencia neutralizaron las medidas de hecho. Durán Ballén dictó un decreto en que la Fuerza Pública quedaba exenta de responsabilidad penal por acciones realizadas durante los estados de emergencia. Pese a ello,  los trabajadores de la salud y maestros (impagos por 2 meses) paralizaron sus actividades entre octubre y noviembre de 1992.

A más de su participación en la caída del gobierno de Abdalá Bucaram (1997), junto con otras organizaciones sociales y políticas, no hubo otras acciones de fuerza por parte del FUT, más allá de alguna marcha o protesta puntual.

En el gobierno de Jamil Mahuad, se registraron hechos violentos. El primero ocurrió en octubre de 1998 cuando un paro nacional derivó en violentos enfrentamientos en calles. El saldo fue de 3 muertos y 300 detenidos.

Además el país se conmocionó cuando el 26 de noviembre de 1998 desapareció el líder sindical Saúl Cañar, luego de salir de una reunión en Quito. Su cuerpo fue encontrado en un saco de yute en un basurero de Latacunga, el 3 de diciembre.

La aguda crisis económica, fruto del feriado bancario y del acelerado proceso de dolarización, causó un estallido social en el país. Las organizaciones sindicales también confluyeron con la protesta nacional, aunque fue el sector indígena y un grupo de militares sublevados quienes propiciaron la caída del gobierno de Mahuad.

Durante los gobiernos de Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio, incluso, fueron más bien los educadores, agrupados en la UNE, trabajadores de la salud y la Conaie quienes estuvieron al frente de las protestas, eclipsando el accionar del sector laboral. De allí que en esta jornada del 13 de agosto la dirigencia decidió ir al frente del paro. Antes, el 1 de mayo habían anunciado una protesta nacional junto a la Conaie, pero no decidían la fecha. La última vez que este gremio salió a las calles fue el 24 de junio en Guayaquil, Quito y Cuenca. (I)

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