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La película ‘silencio en la tierra de los sueños’ puede compararse con la historia de miles de viejos que viven su soledad sin perder su dignidad

La vejez gana protagonismo en el cine

Las facetas de la vejez empiezan a ser retratadas como parte de la vida a la que todos esperamos llegar. Foto: Archivo / El Telégrafo.
Las facetas de la vejez empiezan a ser retratadas como parte de la vida a la que todos esperamos llegar. Foto: Archivo / El Telégrafo.
22 de noviembre de 2014 - 00:00 - Kléver Paredes B.

La vejez rara vez aparece en la mayoría de los medios de comunicación. A los viejos se los mira de manera fortuita, solo cuando las circunstancias obligan.

En el caso de la televisión, resulta reiterativo ver una y otra vez, como algo fuera de común, a la o el centenario rodeado de sus hijos, nietos, bisnietos, celebrando tal ‘proeza’. Siempre con un tono ‘vendedor’: ¿Cómo lo logró? ¿Cuál es su secreto para vivir tantos años?

No se contextualiza la información para comprender que el aumento de la esperanza de vida es una tendencia mundial. Cada vez  veremos más personas que llegarán y pasarán de los 100 años. Actualmente las mujeres viven, en promedio, más de 73 años y los hombres, sobre los 68, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 El Día Mundial del Adulto Mayor, los casos de pobreza, ser víctimas de la delincuencia, la elección de una reina, un programa estatal o seccional, son otros momentos en los cuales las personas viejas son visibles en los medios comunicación. Parecería que la vejez no tiene otros espacios para ser representada.

En el caso de la prensa, la situación es similar, salvo el caso del diario público EL TELÉGRAFO, que ofrece un espacio permanente para los adultos mayores y de otras edades.

Sobre el papel de los medios de comunicación y los adultos mayores, el destacado periodista colombiano Javier Darío Restrepo señala que “…estos viejos problema y estos viejos rareza que predominan en estos momentos dentro del imaginario de los medios no son la realidad del viejo. Sentimos que allí aparece una mirada incompleta, por lo superficial y porque prescinde de una visión amplia, no limitada por la fascinación que produce en la prensa el hecho caliente o el suceso espectacular. Sentimos que ser viejo es más que eso”.

Amour, ganadora de un Oscar, confronta la realidad del cuidado en la vejez que ha perdido su autonomía. Foto: Internet.

La vejez es heterogénea, hay muchas ‘vejeces’ como adultos mayores existen en el mundo. Los viejos de ayer no son los mismos de ahora y seguramente las actuales generaciones de jóvenes vivirán de otra forma su vejez. Este redescubrir de nuevas identidades en esta etapa de la vida, al menos por ahora, no es sintonizado por la mayoría de los medios de comunicación.

Hace poco tiempo, Ricardo Iacub, doctor en psicología de la Edad Medida y Vejez, catedrático de la Universidad de Buenos Aires, en una charla ofrecida a periodistas de diario EL TELÉGRAFO, resaltó cómo los medios de comunicación son responsables de construir las representaciones más o menos verosímiles a la realidad.

“Si publican asilos como un lugar clásico, lo que se acentúa es que estos sitios son el final de los adultos mayores; pero si vamos a un sitio donde estudian, viajan, se divierten, como los jubilados extranjeros que llegan a diferentes ciudades del Ecuador para vivir su vejez, se rompen estructuras; se muestran los múltiples estilos de vida. Y esto deben representar los medios de comunicación, la diversidad de estas nuevas posibilidades, no solo para los viejos sino para las mujeres, las personas con discapacidad, para los indígenas o cualquier grupo que sufra discriminación. No deben limitarse a solo pensar en cómo elaborar una noticia más vendible para los lectores.

Presentar a la vejez como una posibilidad y no como el fin, con un enfoque que no se limite al punto de vista de la salud constituye un reto para los medios de comunicación, más aún con la vigencia de la Ley de Comunicación que, además de fomentar la producción nacional, enfatiza la inclusión, la no discriminación y participación de todos los grupos poblacionales, como titulares de derechos.

Un espacio que suele encasillar  de manera reiterativa en un solo rol a los adultos mayores son las telenovelas, muy transmitidas por todos los canales de televisión del país. Los protagonistas principales son jóvenes, mientras los viejos son relegados al papel del abuelito apacible dentro del hogar. De esta manera se fortalece el estereotipo del viejo incapaz de dar un giro en su vida, de emprender retos más allá del entorno familiar. Mientras a los jóvenes se les relaciona con la etapa de la vida atada al éxito en todos los sentidos.

Actualmente se transmite una telenovela que vale la pena resaltar porque tiene el mérito de romper en parte este esquema. En varios capítulos los personajes de Rastros de mentiras, producida en Brasil, Lutero (Ary Fontoura) y Bernarda (Nathalia Timberg), dos adultos mayores, descubren el amor y lo disfrutan sin prejuicios,  incluso se besan apasionadamente, una escena ‘inaceptable’ años atrás.

Si en los medios de comunicación los adultos mayores no han tenido un protagonismo en toda su dimensión, lo que viene sucediendo en el cine es digno de resaltar.  Ahora en la pantalla grande se proyectan esas representaciones propias de la vejez y también la búsqueda de nuevas identidades.

Los ejemplos -y con mucho éxito- son varios, a nivel nacional e internacional. Los viejos no deben enamorarse, película dirigida por Eddy Castro, cuya trama gira en torno a tres personas de la tercera edad que se enamoran de tres mujeres jóvenes. Silencio en la tierra de los sueños, de Tito Molina, nominada al premio Oscar como mejor película extranjera, narra la soledad de Bertha al enviudar y su vida cotidiana junto a ‘Coqui’, un perro callejero que le da un nuevo sentido.

Viejos amigos es una producción peruana de Fernando Villarán, una radiografía de los adultos mayores, donde sobresale el valor de la amistad añeja, esa que ni siquiera la muerte evapora.

Elsa y Fred, la película de Marcos Carnevale, nos conmueve con el amor en esta etapa de la vida. Los personajes se conocen en los últimos meses de vida de Elsa.

Otra producción, ganadora de un Oscar en 2013, es Amour, que desnuda la vejez frente a la pérdida de la autonomía, sin contar con la ayuda del vínculo familiar.

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