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Más de 1.000 adultos mayores de Calderón son parte del programa 60 y piquito

La experiencia, el único valor que no se desgasta con los años

En el centro de referencia del programa 60 y Piquito de Calderón, los adultos mayores disfrutan, todos los días, durante dos horas, de los talleres de bailoterapia. Fotos: Cortesía
En el centro de referencia del programa 60 y Piquito de Calderón, los adultos mayores disfrutan, todos los días, durante dos horas, de los talleres de bailoterapia. Fotos: Cortesía
29 de marzo de 2014 - 00:00 - Kléver Paredes - [email protected]

Lo importante es ganarle al día. Uno a uno, mujeres y hombres llegan presurosos al Centro de Referencia del programa 60 y Piquito, ubicado en Calderón, en la calle Tía María. En el patio se confunden los buenos días con las risas y los abrazos. Todos se conocen. Bromean.

Son las 09:00 y los instructores anuncian el inicio de los talleres. A este grupo de adultos mayores le correspondió el de bailoterapia y computación. Los primeros van a la sala más grande y al ritmo de sanjuanitos y tecnocumbias nadie se queda sentado. Los otros van a otra aula, equipada con computadoras donde aprenden el uso de varios programas y redes sociales.

Para Juan, María, Carlos, Inés, Pedro, Jorge, Adriana, Patricia, quienes asisten todos los días, este espacio les permite compartir entre amigos, divertirse, aprender, disfrutar de otro estilo de vida y dejar a un lado sus preocupaciones.

A medida que avance la mañana y en la tarde llegarán otros adultos mayores a las clases de terapia oriental, manualidades, memoria, danza, tejido, entre otros, que son parte de la propuesta del programa.

Los adultos mayores aprenden en computación el uso de programas y redes sociales.

Similar situación, aunque en diferentes días, sucede en 30 sitios más distribuidos entre Carapungo y Calderón. La intención es cubrir la mayoría del territorio y, sobre todo, llegar a los adultos mayores que no pueden acudir al centro matriz por ser un sitio alejado.

Más de 1.000 adultos mayores de la parroquia de Calderón se benefician de este proyecto que busca un envejecimiento activo y saludable.

Clara Mejía, coordinadora de la zona Norte del programa, especializada en terapia familiar sistémica, resalta los beneficios del programa con los adultos mayores. Los principales: mejora los diagnósticos de depresión, mayor autoestima, empoderamiento, inclusión y formación de nuevos liderazgos.

La imagen del adulto mayor solo y deprimido, relegado de la vida social, cambia por un ser activo con voz y participación en sus decisiones personales y de grupo.

Otro aspecto importante que se fortalece, en el caso de este centro, es la solidaridad. Quienes acuden, incluso si adolecen de alguna enfermedad que disminuya sus capacidades, son bienvenidos. Son integrados de inmediato al grupo y es común que estas amistades perduren por siempre.

Cerca del mediodía los talleres de bailoterapia y computación concluyen para dar paso a otros. Nuevamente los saludos, los abrazos y las risas inundan el patio. Unos salen otros ingresan. Mañana será otro día para compartir entre amigos.

EL “VIEJO ENFERMO” ES OTRO PREJUICIO

Uno de los prejuicios más acentuados en la sociedad es creer que viejo es sinónimo de enfermedad o deterioro físico. Esto entraña un enorme riesgo porque puede internalizarse aún en los destinatarios del prejuicio, es decir, en los propios viejos.

Este prejuicio entre los médicos agrava aún más la situación del adulto mayor. Si entre la gente común el trato los desvaloriza, un profesional con un concepto como este hace que no labore con calidad ni con real compromiso.

Ricardo Iacub, psicólogo de la edad mediana y vejez, en su libro ‘El poder de la vejez’ cuenta un chiste que recrea muy bien este prejuicio. Una mujer de edad avanzada acude a un médico por una dolencia en la rodilla. El médico la observa y le dice: “sabe, señora, es la edad”, a lo que ella responde, ¿y por qué no me duele la otra?

Es necesario comprender que una persona adulta mayor se enferma, como cualquier ser humano, a raíz de condiciones nutricionales, ambientales, entre otras. Igualmente está propensa a padecer de dolencias o enfermedades que requieren atención inmediata.

El estado de salud de una persona está relacionado con sus hábitos y estilos de vida, en los cuales también interviene la capacidad de adaptarse a los cambios biológicos, emocionales y sociales.

FORMAS DE ENFRENTAR LA DISCRIMINACIÓN

1. Nunca saludar diciendo "¡No ha cambiado nada!". Eso sugiere que la apariencia no debe cambiar. El comentario no es verdad; todos cambiamos físicamente a medida que envejecemos.

2. No se debe saludar a otras mujeres con comentarios sobre su peso. No digan, por ejemplo: "¡Te ves muy bien! o ¡Tan delgada!". Estos comentarios, supuestamente positivos, son discriminatorios; todos ganamos peso con la edad.

3. Puede ser antidiscriminatorio hacer un cumplido a las mujeres por su apariencia cambiante. Se podría decir, por ejemplo: "Tienes un cabello gris maravilloso" o "¡Los sesenta te sientan muy bien!

4. Construir relaciones estrechas y positivas. El trabajo, remunerado o no, se vuelve menos importante para la mayoría de nosotros a medida que envejecemos. Las relaciones con la familia y amigos se vuelven más importantes.

5. Esté abierto a la amistad con las mujeres y hombres de todas las edades. No deje que la edad sea un obstáculo para la amistad.

6. Lea y vea libros o programas de televisión y películas que sean positivos para los temas de la edad. 7. No evite decir su edad. No es algo de lo que hay que avergonzarse.

8. Calme sus temores hacia el envejecimiento, informándose acerca del mismo y de la felicidad que conlleva.

 

 

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