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Para las adultas mayores las relaciones se ven como algo lejano

El deseo no acaba luego de cumplir 60 años

La atracción está presente toda la vida, no hay causas concretas que demuestren que acaba con los años. Fotos: John Guevara / El Telégrafo
La atracción está presente toda la vida, no hay causas concretas que demuestren que acaba con los años. Fotos: John Guevara / El Telégrafo
09 de agosto de 2014 - 00:00 - Hugo Valderrama, Centro de Estudios Gerontología / Argentina

El sexo en la mujer, a partir de los 60 años, depende de la calidad de la relación con su pareja y del momento anímico que vive o, en caso de no tenerla, de las oportunidades que se le presenten y de si se permite vivirlas.

Desde que las personas tomamos conocimiento de que la sexualidad no se vincula solo con la reproducción de la especie hemos podido comunicar amor, placer, deseos y afecto a través de ella, sin que eso implique  necesariamente concebir un hijo, o que sus manifestaciones se encuadren en un segmento etario ligado solo a la juventud.

Más allá de las modificaciones anatómicas y fisiológicas que impone el paso del tiempo, desear al ser amado conlleva sentimientos que permanecen intactos a pesar de los años. El deseo, desde lo imaginario, la palabra, las actitudes y la experiencia de amor acumulada pueden más que la edad del cuerpo y de las hormonas.

Atrás ha quedado la imagen de la mujer que tenía 60 años. Se la veía vestida de negro, o a lo sumo de gris, con traje sastre y peinado firme a modo de abuela viuda, tía solterona, o simplemente de anciana.

Desde fines del siglo XX, y con más intensidad en el inicio del nuevo milenio, la mujer avanza en un proceso de replanteo existencial muy revolucionario, vinculado al goce de derechos tantos años postergados y, además, se anima a proyectar una vejez plena y llena de posibilidades.

Cuando se tiene 60 años seguramente ya se resolvieron los grandes problemas de la vida. Los hijos son mayores y se inicia un ciclo culturalmente más productivo, una etapa de crecimiento intelectual con asiento en la experiencia.

Un nuevo comienzo

Esta etapa también va de la mano con un nuevo vínculo con lo físico, el replanteo de estereotipos y de muchas ideas negativas. Vale, como ejemplo, poder hacer el amor sin consultar el calendario, dejando circular libremente el deseo, lo que se vivencia como altamente gratificante.

Claro que la mujer puede seguir siendo sexualmente muy activa, pero su participación está muy vinculada al deseo y a la disponibilidad de un marido, o de una nueva relación, que exprese sentimientos similares.

Con el avance de los años, a los 70, 80 y más, la sexualidad es aún una gran posibilidad de comunicación de placer, emociones y sentimientos, a partir de la atracción sexual, con o sin relaciones coitales.

Deseo remarcar, sobre todo para los más jóvenes que lean este escrito, la importancia de la atracción sexual. Muchas veces frente a la viudez del padre o de la madre, los hijos comentan que consideran aceptable “que tengan una compañía”, para evitar la soledad.

Si bien la compañía es muy importante, el hecho de que una persona sea mayor no implica que esa condición alcance como antídoto de la soledad que les preocupa a los hijos.

La forma en que la mujer se ve a sí misma puede afectar su capacidad de sentir. Una buena autoestima es fundamental para las relaciones en la vejez.

Es la atracción y el deseo lo que de fondo moviliza a las personas para la construcción de una nueva unión de pareja en la que no se sufra de soledad y, además, se proyecte la alegría de poder amar. La atracción y el deseo, sea cual fuera la edad que se tenga, son parte de la vida de relación y hacen, entre otros factores, a la calidad de vida y a la manifestación del amor, porque en salud no existen causas concretas que condicionen que con el avance de los años el deseo se extinga.

La mujer de 60 años o más puede ser una excelente amante por tener madurez, más experiencia, estabilidad emocional, seguridad en sí misma y, en muchos casos, haberse liberado de ataduras y prejuicios a lo largo de la vida.

Sin embargo, para una gran cantidad de mujeres mayores, la sexualidad se ve como algo lejano, como una etapa del pasado y, por lo tanto, terminada.

Los factores que colaboran para que esto no ocurra son el mantenimiento de la autoestima, tener una pareja deseable, el deseo sexual activo y las características positivas o negativas de su historia sexual previa.

Más que nunca, a medida que pasa el tiempo, la mujer necesita un proceso que vincule miradas, actitudes, caricias, gentilezas y caballerosidad, de modo que el deseo de amar continúe vigente o se revitalice. Es claro, entonces, que la sexualidad femenina -mucho más que la masculina- se relaciona con los acontecimientos que se vivencian y con el momento emocional que se transita.

Relaciones placenteras

Respecto puntualmente a las relaciones genitales, algunas mujeres manifiestan no mantenerlas por carecer de pareja, ausencia del deseo en ellas o en sus parejas, problemas de salud, monotonía en las relaciones, problemas económicos o familiares que afectan la libido o por una inadecuada lubricación vaginal, que obstaculiza una genitalidad placentera.

La forma en que la mujer se ve a sí misma puede afectar lo que es capaz de sentir y hacer. Así, una mujer que se preocupa demasiado por sus cambios de apariencia a medida que va envejeciendo (no aceptación o vergüenza de su cuerpo) puede pensar que el hombre ya no la encuentra atractiva y estas ideas van a interferir con su forma de desear y disfrutar del sexo.

Desde el punto de vista fisiológico, todas las fases del proceso orgásmico se mantienen con una intensidad menor, se requiere más tiempo para lograr el orgasmo y las contracciones musculares en esta etapa disminuyen en número e intensidad.

Por otra parte, la disminución del trofismo vaginal posmenopáusico, con disminución de la lubricación de la mucosa, convierten a la vagina en un órgano susceptible a las molestias por roce, situación que mejora con la terapéutica ginecológica y con cremas lubricantes, evitándose así la dispareunia o contracciones musculares dolorosas, bastante frecuentes con el paso de los años.

SEXUALIDAD MASCULINA

Los hombres a los 40 años describen dificultades en la erección, esta cifra aumenta al 70% a los 70 años. Las estadísticas son de difícil adquisición por las implicancias psicológicas del tema.

Existen ciertos cambios normales de la sexualidad con el envejecimiento, una de las características es un letargo en la respuesta sexual, lo que es más notorio en el hombre. Además, puede presentar menor fluido preeyaculatorio y menor fuerza de la eyaculación asociada a disminución de la libido.

Los niveles de testosterona pueden disminuir levemente con el transcurso de la edad. Una disminución mayor se puede observar con el aparecimiento de enfermedades crónicas y consumo de alcohol o tabaco.

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