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David Quiroz: "Lavolpe y Carrasco son déspotas"

Exjugador de El Nacional, Barcelona, Emelec... Ahora en Guayaquil Sport
Exjugador de El Nacional, Barcelona, Emelec... Ahora en Guayaquil Sport
Foto:Karly Torres / El Telégrafo
23 de julio de 2018 - 00:00 - Elías Vinueza

Ya no hay decenas de periodistas al borde de la cancha esperando a que termine su entrenamiento para entrevistarlo. Ya casi no aparece en la prensa, con la excepción de esta nota, pese a que sigue golpeando una pelota. Es que ya no juega en El Nacional, Barcelona, Emelec o Liga. David Quiroz quema sus últimos cartuchos en la segunda categoría de Guayas, donde sin la velocidad de sus veinte maneja el mediocampo de Guayaquil Sport desde 2016.

El año pasado tuvo una pausa obligada por una rotura de cartílago en la rodilla derecha, razón por la cual regresó a Emelec para hacer rehabilitación junto con el exarquero Javier Klimowicz.

Tienes 35 años, pero hace rato que dejaste el fútbol grande del país. ¿Por qué desapareciste relativamente joven?

Mi último equipo de serie A fue Olmedo, pero me lesioné los meniscos, me hicieron dos operaciones que me tuvieron parado la mitad de 2014. Y el 2015 pude actuar en otros equipos, pero no concreté con ninguno por temas extrafutbolísticos que no van con mis principios. Hasta que en 2016 me llamó Julian Aguilar para ir a Guayaquil Sport.

Pero mucho antes de llegar a Olmedo tu rendimiento no fue el que mostraste en El Nacional, Barcelona... ¿Cuál fue el último equipo en el que destacaste?

Estoy contento con lo que hice, pero en primera (división), creo que mi última gran versión fue en Emelec. Di el 100% de lo que pude dar. Con Liga, por temas extrafutbolísticos con la dirigencia en 2012 no actué regularmente.

¿Problemas económicos?

No se cumplió con lo acordado (el sueldo) y no pude continuar. Los dirigentes buscaban otros recursos para que yo accediera (a ganar menos), pero me respaldé en mis principios y no acepté.

¿Qué otros recursos? ¿Ordenaron al DT que no te alineara? Recuerdo que Esteban Paz se quejó de tu rendimiento.

Ganamos los cuatro primeros partidos y yo era titular, había un equipo muy bueno.
Estaba Édison Méndez, Damián Manso, Claudio Bieler, Néicer Reasco, jugadores de selección que ganaron cosas importantes en Liga y yo jugaba con ellos, no tenía bajo rendimiento. Me vi obligado a salir.

Y esa salida te abrió las puertas del fútbol del extranjero (el Atlante) por primera vez...

Allá fue más difícil porque el técnico era Ricardo Lavolpe, nadie le quita lo que sabe, pero es un tipo complicado. Hace que el jugador se indisponga, trataba mal, muy déspota, especialmente con los extranjeros. No pude actuar hasta que salió él y llegó (Daniel) el “Travieso” Guzmán. Alcanzamos la final de la Copa mexicana, pero perdimos en penales con Cruz Azul.

¿Si jugabas con Guzmán por qué fichaste por Deportivo Quito?

Tenía dos años más (de contrato) en Atlante, pero había inconvenientes en la dirigencia para mi contrato, así que me vine al Deportivo Quito, donde el profesor Rubén Darío Insúa ya tenía un esquema definido de trabajo y los jugadores que lo cumplían. Solo estuve los dos últimos meses de 2013.

¿Hablando de entrenadores, cuál te dejó más enseñanzas?

Hugo Gallego, Hernán Darío Gómez, Luis Fernando Suárez, Reinaldo Rueda y Jorge Sampaoli me marcaron mucho, son personas diferentes. El profe Sampaoli se metía mucho en los entrenamientos, se sentía jugador. Hasta hace dos años tuve contacto con él.
¿De verdad es loco?

Sí, pero locura en el buen sentido de la palabra. Se ponía a hablar a la altura de todos, charlaba como si fuésemos amigos o hermanos de él. Si se le ocurría algún movimiento de fútbol te buscaba. Si estabas dormido te despertaba porque decía que se le podía ir la idea. Hacíamos campeonatos de fútbol-tenis y él participaba junto al profe Jorge Desio, yo hacía dupla con Joao Rojas, apostábamos. Era muy competitivo, los jugadores perdíamos muchas veces y había revancha casi a diario. Eso generó un buen grupo. Y en los entrenamientos él era muy exigente, paraba la jugada y te decía las cosas en la cara, pero siempre con las palabras adecuadas para no hacerte sentir mal.

¿Y Carrasco era similar?

Ni comparación, su idea era buena, pero era como Lavolpe: déspota. Eso de que Édison (Méndez) y yo no podíamos jugar juntos nunca lo comprendí.

¿Por características similares o porque no corrían tanto?

En el fútbol moderno ya no se corre tanto, corre más la pelota. A jugadores con buen pie debes aprovecharlos, Méndez fue un jugador que hizo mucho por nuestro país. Debimos respetar sus ideas y cumplir con el contrato.

¿Cómo te sentiste mejor en el campo: de 5, 8 o como 10?

Me gustó jugar de 5, pero un poco más suelto. Cuando se juega con doble cinco, se busca que uno de ellos sea más fuerte, aguerrido, que haga el trabajo sucio como Carlos Hidalgo, Pedro Quiñónez, Edwin Tenorio, jugadores que respaldan en la marca y entregan bien la pelota. Me gustaba avanzar con balón dominado y por eso marqué muchos goles.

¿Te cuidaste o no tanto?

Más o menos, con los años llevo otro estilo de vida. Sigo jugando, hay quienes a mi edad ya no pueden levantar una pierna. Hace 6 años que Dios me rescató y puedo seguir en lo que me gusta.

¿Por qué dices que Dios te rescató, de qué te arrepientes?

No me arrepiento de nada, así como hice cosas malas, hice cosas buenas. Ayudé a mucha gente solo para sentirme bien, no para que me reconozcan algún día. Sí me pongo a pensar que si me hubiese comportado años atrás como lo hago ahora, de pronto era más exitoso.

Farra, bebida...

Un poco de bebida, farrero no tanto, no soy de bares ni discotecas; bebidas con la familia, que es muy alegre.
No dormía las horas necesarias, ahora corregí lo que debí dejar hace mucho tiempo y me ha permitido alargar un poco la carrera.

¿Tuviste malas noches antes de un partido?

Muchas, pero por reuniones familiares. Y el cuerpo lo sentía. El futbolista debe prepararse físicamente, descansar lo suficiente y alimentarse bien, si no van de la mano esas tres cosas es difícil desarrollar un 100%.

¿Tu objetivo era ser futbolista o llegaste por casualidad?

Estuve en ADN poco tiempo, quería ser marino y mientras tanto entrenaba para jugar segunda categoría. Un día jugamos un amistoso con la sub-17 de Ecuador dirigida por Ricardo Armendáriz y Eduardo Granda, quienes al verme me sumaron. No tenía equipo y ya estaba en la selección. Era libre. Luego, la selección se enfrentó en Quito a El Nacional, que después de verme me fichó.
Me pasé de edad por meses y no pude ir al Sudamericano.

De un rato para otro ya eras parte de un equipo profesional, ¿qué te sorprendió?

La calidad de jugadores. Ramiro Blacutt me hizo debutar en un equipo de mucha experiencia. Estaban Ángel Fernández, Dannes Coronel, José Gavica, Eduardo Hurtado, Ebelio Ordóñez, Lupo Quinteros, Franklin Anangonó, Segundo Castillo, Chucho Benítez, Walter Ayoví, Juan Carlos Burbano...

¿A qué jugadores, con los que compartiste, consideras cracks?

Antonio (Valencia) ya era rápido y fuerte pese a no tener la contextura de ahora. El profe Dragan lo convirtió en volante por fuera. Y Chucho Benítez (+). Ambos entrenaban más de lo que les tocaba hacer.

Rivales fuera de serie...

Manso, Hernán Barcos y el Mago (Franklin) Salas.

Hincha de...

Barcelona, pero el sentimiento cambió. Jugar fútbol profesional te aminora la pasión por un solo equipo, debía ser profesional y quise al club donde iba. Gracias a Dios pude estar en los dos equipos del Astillero. La gente cree que me fue mejor en Emelec que en Barcelona, pero revisen los números. En el primero hice 11 goles en un año y en el otro 15 en tres años. Busquen un 5 que haya pasado por el Ídolo y haya generado 11 goles y 20 asistencias de los 25 goles que hizo Pablo Palacios.

La mayoría de los niños que aspiran a ser futbolistas se prueban en los equipos guayaquileños. ¿No lo hiciste?

Claro. Tenía una revancha con ambos. Me probé en los dos y no me eligieron. Por eso me surgió la idea de hacerme marino, pero el plan de Dios es perfecto. El “Nacho” marcó diferencias en el fútbol nacional porque siempre apoyó a los chicos. Al estar allá salió una gran generación de jugadores.

¿Quedó algo pendiente?

Ir al Mundial (2006), estuve cerca, pero un mes antes me desgarré. Fue un sueño que no alcancé, pero en el camino uno se da cuenta de que hay mucho más por conseguir. Estoy contento con lo que hice, el fútbol me abrió muchas puertas, por eso trato de disfrutar al máximo de esto (jugar segunda división), porque aún puedo hacerlo. Además me estoy preparando para DT en la FEF, espero seguir vinculado al fútbol.

¿Invertiste el dinero que ganaste en tu carrera?

Cumplí el sueño de hacerle una casa de tres pisos a mi mamá. Me quedo con eso, cumplir con lo que prometí a la persona más importante.

Entonces, ¿no ahorraste mucho?

Estuve muchos años sin jugar y uno va sacando dinero sin tener ingresos. Lo que me quedó sí me alcanza para vivir tranquilo. (I)

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