Más sonriente que un emoticón, María Belén García Arízaga recibió el galardón como la mejor nadadora del año de la Federación Ecuatoriana de Deportes para Personas con Discapacidad Física (Fedepdif), luego de obtener el 5 de este mes la medalla de bronce de los 100 metros pecho en el Campeonato Mundial de Paranatación que se celebró en México.

El 2017 le saca suspiros, ha sido una temporada importante, no solo en lo deportivo, sino además por tener con bien a sus seres amados. Vale la pena celebrar a su manera: comiendo chocolate con alguna canción de The Beatles o AC/DC de fondo musical.

¿Veía llegar la medalla de bronce en el Mundial Paranatación en México?

No la esperaba mucho, ya que el nivel paralímpico a nivel mundial es muy fuerte, sobre todo por las marcas; las competidoras son de países grandes, pero eso no me detuvo, sino todo lo contrario, me motivó. Quiero seguir aprendiendo y mejorar muchas cosas.

¿En cuál aspecto debe trabajar más?

En la parte psicológica, en México me jugaron en contra los nervios. También debo optimizar algunos aspectos técnicos, pero eso es un proceso que se depura con el tiempo.

¿Algún estilo en especial en el que desea despuntar?

Por ahora compito en los 100 metros pecho, pero esperemos que el próximo año, con la recalificación que está haciendo el Comité Paralímpico Internacional (IPC), podamos apuntar a  más pruebas; me encantaría nadar en mariposa a nivel internacional, es el estilo que me ha gustado siempre. En cuanto a distancias, prefiero las cortas: 50 y 100 metros.

¿Tiene algún referente internacional?

Competidoras paralímpicas que participan a escala internacional, como la holandesa Lisa Kruger; no estuvo en México, pero me habría gustado competir con ella. La sigo mucho en redes sociales, me gustan las frases inspiradoras que pone y todo lo que sube ahí porque me motiva a seguir entrenando. Quiero ser como ella.

¿Sintió amor a primera vista con la natación?

Al principio no me gustaba para nada, yo quería otros deportes, como el baloncesto y la equitación, pero no los podía hacer por mi discapacidad. La natación se dio porque tenía que hacer terapias para mantener mi pierna sana después de cada cirugía.

¿Y desde cuándo le tomó gusto?

Desde que puse atención a las competencias y cuando, por primera vez, me sacaron a un torneo a nivel convencional en Guayaquil. Yo comencé a los 9 años de edad, pero la atracción me surgió a los 13. Eso de viajar, conocer nuevas personas; la sensación de competencia me llamó mucho la atención.

¿Entonces desde ahí no ha parado?

Después de esa competencia en Guayaquil tuve que retirarme por cuatro años (de los 9 a los 13). Realmente estaba muy desilusionada porque fue como haber encontrado mi mundo. Lo bueno es que al volver empezó para mí el mundo paralímpico y me introduje más en esto y hasta ahora sigo aquí.

¿Cuál es su máxima ambición como deportista?

Conseguir la medalla de oro paralímpica, no sé si en Tokio 2020 o en los juegos que vengan después. El tiempo es de Dios.

¿Podría mencionar su más grande frustración?

Es algo familiar. He tenido problemas con mis padres; ellos tienen sus líos, están separados, pero en el deporte me he superado bastante.

 ¿Y su mayor alegría?

Por ahora la medalla de bronce mundial, pero debo trabajar para mejorar o, al menos, mantener el puesto. Mi mayor alegría es disfrutar con mi familia, con mis padres, Lucía Arízaga y Joselo García; mi hermano menor, Andrés (20 años) y mis entrenadores Juan Fernando Enderica y Vicente Pinto.

¿Cuáles otros proyectos personales son importantes para usted?

Estoy cursando el último año de cultura física en la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) en Cuenca, mi meta es graduarme lo más pronto posible y apoyar más al deporte paralímpico; atraer todo lo bueno que hay afuera al país y fomentarlo.

¿Invierte tiempo en alguna o varias aficiones?

Me gusta el rock, bandas clásicas como AC/DC, Beatles. Antes me dedicaba a la música, tocaba guitarra, cantaba baladas. También me encantan los caballos, a veces monto, no muy seguido porque no puedo, pero trato de seguir con ese gusto.

¿Y su vida social?

Novio todavía no tengo, pero sí le dedico un tiempo a mis amigos el fin de semana; salimos a comer, al cine. Los domingos paso con la familia.

¿Su discapacidad es congénita?

Es luxación congénita de cadera, la natación me ayuda a mantener mi pierna izquierda sana, porque no utilizo prótesis; compito en la categoría SB9. (I)