“Nos la jugamos por la cima, arriesgamos y esperamos hasta el final. He terminado este 2017 con 8x8.000 y eso para mí es increíble”. Con esas palabras, el montañista ecuatoriano Santiago Quintero finalizó su diario de expedición, luego de conquistar el Dhaulagiri (8.167 msnm), su octava elevación por encima de los 8.000 metros, de las 14 que existen en el mundo y que pretende conquistar.

La travesía sobre la elevación nepalí no fue para nada sencilla. Quintero relató que fue el peor clima que afrontó en comparación con las montañas anteriores y el miedo opacó su emoción, cuando estaba por alcanzar el punto más alto del pico.

“Me tocó mi turno de llegar a la cima. Al alcanzar la arista, ninguna emoción; solo miedo y tensión. Había una tormenta eléctrica y pensaba que en cualquier momento nos caería un rayo”, relató el quiteño, ya con más calma en el campo base.

En ese momento animó al sherpa que lo acompañaba para subir el último peldaño, en medio de la tormenta y la ventisca de nieve que caía en esos momentos. Con algo de temor llegó a los 8.167 msnm, desplegó la bandera nacional y se fotografió con ella para certificar su logro. También se tomó una instantánea con el sherpa que fue con él y un montañista italiano.

Hizo unas tomas en video, todo un poco al apuro por las condiciones climáticas y empezaron el veloz descenso hacia el campo 3. Avanzaron rápidamente con el grupo, pero cuando llegó la noche se perdieron por más de una hora; sin embargo lograron enderezar su rumbo y hallar el campamento sin problemas.

Otro inconveniente se les presentó al llegar a la carpa. Con todo el recorrido, el cansancio del sherpa y Quintero era intenso, pero se toparon con la sorpresa de que su carpa estaba ocupada por dos personas, que incluso descansaban con sus sacos de dormir.

Quintero no tuvo otra opción que acomodarse en la tienda, diseñada solo para dos personas, pero ingresaron cuatro. “Esa noche en el campo 3 fue terrible. Sin sleeping, incómodo y sin pegar un ojo hasta que amaneció”.

A la mañana siguiente, el ecuatoriano no estaba en las mejores condiciones por el pobre descanso que tuvo. Con mucha dificultad y al límite físicamente, consiguió llegar al campamento 2, donde finalmente pudo reposar para recargar sus energías.

Tres días después de alcanzar la cima llegó al campamento base, con la satisfacción del objetivo logrado tras superar todos los inconvenientes que se le presentaron. De inmediato tomó un helicóptero hacia Katmandú, donde se realizó exámenes médicos para garantizar su buen estado de salud.

“Esta montaña es bella hasta el campo 2. Desde ahí hacia la cima es otro mundo: ese tramo es largo, expuesto y peligroso. El clima no nos dio tregua, porque intentamos dos días pasar del campo 2, pero no pudimos. El día de la cima tuvimos suerte para poder llegar”, agregó Quintero, que en los próximos años espera coronar las 6 elevaciones restantes, sin oxígeno, como siempre. (I)