La naturalidad y despreocupación de tener 15 años se notan a la vista en la escaladora ecuatoriana Milena Luna, quien a mediados de febrero pasado se convirtió en la primera ecuatoriana y latinoamericana que con esa edad conquistó el Aconcagua (Argentina).

Impulsada por su padre, Andrés Luna, la deportista quiteña se inmiscuyó en el montañismo a los 13 años. “Un día estábamos con mi papá aburridos en la casa y me dijo que hiciéramos algo, fue entonces cuando fuimos donde Patricio Tisalema y decidimos comprar el paquete de excursiones de él”, contó la última hija de la familia Luna Castro.

El 29 de noviembre del año pasado y luego de enamorarse del contacto con la naturaleza que encontró en la escalada, la ahora ídolo de sus compañeros de colegio pidió como regalo de cumpleaños la expedición al Aconcagua en lugar de la tradicional fiesta rosada que se realiza cuando las chicas cumplen 15 años.

Para arribar a la cima, Milena y los integrantes del club Team Pro, con los que subió, trazaron un recorrido de siete días desde el campamento base a los 6.960 msnm que tiene el macizo que se ubica en la frontera entre Argentina y Chile.

“Llegar a la cumbre nos llevó como 11 horas el último día de excursión partiendo desde el campamento llamado Cóndores”, señaló la quiteña con algo de la timidez propia de una joven de primero de bachillerato del colegio Británico Internacional de Quito.

El entrenador de la tricolor, Rafael Martínez, confirmó que Milena es la primera ecuatoriana y latinoamericana de esa edad que supera las dificultades que se presentan en el recorrido a la cumbre.

A nivel global el récord de menor edad en el nevado argentino lo tiene la rumana Crina Coco Popescu, quien con 14 años coronó la cumbre en 2009.

“Milena rompe con el concepto de la típica adolescente, porque es sencilla e introvertida. Tiene una genética ideal para la montaña”, subrayó Martínez.

Además de su papá, quien es médico pediatra, su mamá, Carla Castro, y sus hermanas, Doménica y Andrea, la apoyan incondicionalmente. Sin embargo, el miedo por su seguridad los ha llevado a pedirle que desista, pero ella, con su carácter fuerte, los tranquiliza diciéndoles: “me voy a cuidar”.

Por el momento, Milena no piensa en la universidad porque prefiere disfrutar de este dulce presente en donde se encuentra haciendo lo que le gusta. (I)