Pedaleando, dando instrucciones y alistándose para correr es como pasó estos últimos ocho días el ciclista y entrenador Marco Pita, quien con 48 años se convirtió en el más experimentado de los participantes de la edición 2018 de la Vuelta Ciclística al Ecuador.

Pita, actual director técnico de la Federación Deportiva de Imbabura (FDI), conoció al deporte del pedal como casi todos en las provincias de Imbabura y Carchi, donde la bicicleta es un medio de transporte de niños, adultos y jóvenes para todas las actividades diarias.

“Estoy haciendo un esfuerzo doble al competir con ciclistas más jóvenes o los que están en la élite”, mencionó a diario EL TELÉGRAFO el ecuatoriano, que volvió a subirse en una bicicleta a los 17 años, tiempo en el que se ha dedicado a formar nuevos talentos en su tierra.

La idea de volver a la ruta surgió de cumplir el sueño de participar en una Vuelta al país con sus dos hijos. En el primer intento (2015) estaba listo para cumplirlo, pero luego se suspendió el desarrollo de la prueba nacional y en los tres años siguientes pasó algo parecido.

De esa forma se frustró por cuatro ocasiones los esfuerzos por lograr la ansiada meta con sus hijos.

Al recibir la confirmación de que esta temporada se realizaba la competencia, sí o sí empezó a buscar el apoyo de la FDI y de la empresa privada para conformar el Unacem Ortizdesing 53/11. Así pudo cumplir con uno de sus anhelos más importantes: rodar con sus hijos por las carreteras de Ecuador.

Sin embargo, no lo pudo hacer por completo por “cosas que tiene el ciclismo” y que terminaron dejando fuera en la primera etapa a sus muchachos Darío y Diego, quienes se retiraron por diferentes motivos. El tercer hijo de Marco, Christian (Team Movistar), también tuvo que abandonar el giro “tricolor”.

Darío dejó la prueba por una lesión en la rodilla, mientras que Diego se fundió físicamente. Christian tiene una dolencia física que no fue revelada, pero por la que deberá estar fuera de la actividad durante tres meses.

La historia de Pita en la Vuelta empieza en 1987, cuando con apenas 17 años fue uno de los más jóvenes de aquella edición, la número 11. Esa fue la primera de seis veces que recorrió el país en bicicleta.

Además, defendió la camiseta nacional en un Panamericano y Bolivariano, así como con elencos locales intervino en dos vueltas a Colombia, una en Táchira (Venezuela), otra en Trujillo (Perú) y una en Costa Rica.

Con esos antecedentes, el ciclismo se ha convertido en un estilo de vida para Marco, quien desde el 2000 comparte esos conocimientos y experiencia con jóvenes prospectos a quienes encamina en la Federación Deportiva de Imbabura.

Pita se considera un ejemplo para corredores que a los 30 años buscan torneos para ciclear en una categoría máster. “Vemos que el español Alejandro Valverde (Movistar Team) a los 38 años fue campeón mundial y yo a los 48 sigo dando pelea en la categoría élite”, dijo orgulloso.   

Si bien es cierto Marco se encuentra último en la clasificación general a 02h44m43s del líder, el español Óscar Sevilla seguirá dando guerra para terminar su séptima, y quizás última, participación en la Vuelta Ciclística al Ecuador.

Antes de la partida de la penúltima etapa, disputada este viernes 12 de octubre desde la parroquia de San Isidro hasta Tulcán, sobre 116 km, Pita se encomendó a Dios, conversó con los otros dos integrantes del equipo y partió hacia la carretera que une a estas localidades.

“Queremos terminar de la mejor manera esta Vuelta y sobre todo finalizar, lo que sería un gran mérito”, dijo antes de subir a su bicicleta y emprender el último día en carretera. Este sábado 13 de octuibre concluye la prueba con un circuito en la capital de la provincia de Carchi.

Orgulloso por la vida que ha llevado, Marco, quien nació en la localidad de Natabuela, cantón Antonio Ante de Imbabura, comentó que seguirá montando. “Porque es algo que no podemos dejar y nos encanta”.

Ese objetivo de cruzar la meta en Tulcán lamentablemente lo cumplirá solo, sin sus hijos, pero con la satisfacción de terminar la tradicional carrera local. Su edad nunca fue impedimento para hacer lo que más disfruta en su vida. (I)

Los aficionados respaldan a los ciclistas durante varios tramos por los que transita la competencia y donde la afición al deporte está arraigada. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo