Carlos Tenorio ayuda a construir una cancha en el barrio donde creció
Mete mano aquí, mete mano acá. Si estuviera jugando fútbol, ya lo habrían expulsado. El delantero Carlos Tenorio no para de recoger la basura, está entusiasmado, hoy se inaugurará la cancha El Demoledor, el primer espacio multiuso con el que contará el barrio San José Obrero Alto, de Esmeraldas.
“Antes improvisábamos, yo bajaba corriendo desde la casa de caña donde vivía, y peloteábamos en la tierra”, dice Carlos, al recordar el espacio que ocupaba con otros niños del sector, junto a la desaparecida escuela Segundo Nieves Valencia.
El olor a mezcla de cemento evoca los viejos anhelos de los moradores del barrio; al fin contarán con un campo deportivo. Un lugar donde podrán practicar indorfútbol, baloncesto y el tradicional ecuavóley.
La cancha es la primera etapa de un proyecto integral que consta, además, de un parque y la pavimentación de la calle San José Obrero.
El terreno donde se asienta la infraestructura pertenece al Ministerio de Educación que, bajo convenio con la empresa DirecTV, dio luz verde al emprendimiento.
Para ayudar a adecentar los sitios aledaños, la firma mencionada envió a 25 voluntarios, quienes complementan las labores de los 12 trabajadores que dirige el ingeniero Patricio Páez, jefe técnico de la constructora Romserr, encargada de colocar el concreto.
Pero Carlos no es el único Tenorio que participa en esta iniciativa, también está Raúl (34 años), hermano menor de el ‘Demoledor’ y presidente del comité barrial.
Explica que para las otras obras, en razón de las competencias de cada entidad, debería haber un convenio de cooperación institucional entre el Ministerio de Educación y el Municipio de Esmeraldas. Lo importante es que se beneficie a las 1.200 personas que residen en el lugar.
Los habitantes de la zona no ocultan su alegría, pasaron tantos años hasta que, por fin, gozarán de una estructura adecuada para ejercitarse. “Gracias a que Carlitos se acordó de que creció aquí, ahora los niños y jóvenes tendrán dónde jugar. Ya no tendrán que ir a otras partes”, menciona Marisol Valencia, moradora de 44 años. (I)