Byron Guamá, el bravo campeón que aprendió a arrullar muñecas
Alejandra Reyes (28 años) nunca sintió tanta alegría de ver a su esposo. Recobraba el sentido después de 5 horas en el quirófano. Él la abrazó, fueron momentos difíciles, esos en los que de nada sirve ser el mejor ciclista rutero del país. Al proyectar esos recuerdos, ambos tragan saliva. Es inevitable.
Sucedió hace 2 años y medio; a ella la operaron por tener gangrenada la vesícula. Byron Guamá, el cuádruple campeón de la Vuelta al Ecuador, actual campeón panamericano, se sintió pequeño ante la crudeza de las circunstancias.
Pero las cosas cambiaron para bien, pese a que ella se ha sometido a más cirugías y debe tomar medicamentos de por vida, el guión existencial de estos enamorados les hace protagonizar escenas más felices. Poco antes del diálogo con diario EL TELÉGRAFO se los ve pedalear a la altura del kilómetro 1 y medio de la vía Cayambe-Otavalo. Lucen sonrientes.
En ese sector, hace 13 años, Byron registró otro instante inolvidable. Su mentalizador, el entrenador Juan Rosero, cuenta que en plena práctica, mientras Guamá ‘volaba’ a bordo del ‘caballito metálico’, se le cruzó un perro. Decidir en segundos entre arrollar al cánido o esquivarlo, lo exponía a un potencial accidente.
Byron resolvió el tema con sabiduría. Sabiduría y habilidad para ser exactos. Movió su cuerpo con destreza y saltó sobre el imprudente animal.
Rosero quedó perplejo, brincar con la bicicleta sobre un asfaltado plano, sin tener el espacio suficiente y a gran velocidad, es muy arriesgado. Aquello no solo demostró la pericia de Guamá, sino su amor por los animales. Y él lo admite. De niño quería ser veterinario. Nacido el 14 de junio de 1985 en San Isidro, cantón Espejo (Carchi), creció en medio de las ocupaciones que su padre, Mauro Guamá, desarrollaba con el ganado vacuno en una hacienda.
Entonces no imaginaba ser ciclista, pero la pasión le nació a los 5 años, cuando su progenitor le compró la primera ‘bici’. Ahí, además del gusto por pedalear, cumplía sus tareas escolares, se entretenía en la cancha de fútbol y jugaba a las muñecas con sus 5 hermanas: la mayor, Verónica (33 años), y las menores; Jackeline (27), Sonia (25), Vanessa (22) y Carolina (17 años).
Sonríe, es el único hijo varón y el consentido de su madre, Elvia de la Cruz, quien le enseñó a cuidar y respetar a las mujeres. Los arrullos a las muñecas volvieron, ahora las “hace hablar” bajo las órdenes de Daniela, su primera hija, que está a días de cumplir 8 años.
Alejandra considera que Byron tiene doble personalidad, ya que al competir es un deportista bravo y aguerrido, pero es más suave que un suspiro cuando sale a ‘chivear’ con Daniela y Matías (4 años), su otro retoño.
Amante de los encebollados, los camarones y de Barcelona de Guayaquil, el “carchense de nacimiento y pichinchano de corazón”, como se define, incluye en su lista de propósitos pendientes quedar en el Top 20 de los Juegos Olímpicos de 2016 y presenciar un Clásico del Astillero en el estadio Monumental.
Y aunque peca de impaciente y algo gruñón, según Alejandra, Byron es un hombre generoso, que adora darle triunfos al país y trabajar duro por su familia. Contenta, le agradece porque hace 2 meses consiguió un crédito bancario, con el que compró la casa en la que residirán próximamente. (I)