Ronald Muñoz, a un costado de la cancha, aplaudía y mediante señas alentaba a Gabriela Rosales, quien se estrenaba en bádminton dentro de los Juegos Nacionales del Deporte Adaptado. Ambos son deportistas sordos y además cabezas de familia de los Muñoz-Rosales.  

Él se alegraba con cada punto que su esposa conseguía ante su coterránea Miriam Ruiz. Ambas deportistas son del Guayas, provincia que con Pichincha son las dos únicas que practican bádminton, una disciplina que consta dentro del Sordolimpismo y que se espera que para 2020 tenga mayor acogida en el país.

Ellos dejaron a sus hijos Ronald, Doménica, Jeremy y Doneto -ninguno de los cuatro tiene algún tipo de discapacidad- en Guayaquil y llegaron a Cuenca para mostrar cómo se juega este deporte.

Muñoz fue subcampeón sudamericano de bádminton en Brasil hace cinco años y busca la manera de enseñar un deporte, de acuerdo con su criterio, parecido al tenis.

El deportista nació sordo, pero se ha sobrepuesto a la adversidad y eso le sirvió para afianzar su filosofía de vida: “No hay diferencias entre una persona sorda y un oyente”.

Él trabaja en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y es el encargado de elaborar los carnés de cancha para los diferentes torneos nacionales: desde fútbol hasta el futsal.  

Mediante señas explica que también practica el futsal, pero que no jugará los partidos que se inician hoy porque la organización solo permite que el deportista dispute una disciplina.  

Muñoz vuelve su mirada hacia su pareja y la sigue detenidamente. Festeja cuando hay un punto a favor y se lamenta cuando ella pierde.  

Jairo Cubero, entrenador y coordinador de bádminton, explica que esta familia se mantiene entrenando todo el tiempo y constituye un ejemplo para sus hijos. “Ellos les enseñan valores y, sobre todo, que las personas son iguales. El corazón es el que siempre gana en una relación”.

En el entretiempo, Rosales se acerca para recibir instrucciones y su esposo le enseña; después le da un beso y le aplaude. “Le desea suerte”, señala el entrenador, quien explica que por esta ocasión el bádminton será de demostración porque está en desarrollo.

La idea es que lo conozcan y se practique de manera frecuente. En Guayaquil hay una escuela de formación permanente.

La alegría está presente en la jornada inicial de boccia

Carlos Solórzano, de Manabí, levantó la mano y festejó el punto con el que igualó el parcial 1-1, en el partido que enfrentó este jueves 27 de junio a Ánderson Ruiz, de Pichincha, en la apertura de boccia, un deporte que practican personas con parálisis cerebral.   

En una cancha de 12,50x6 m, ambos lanzaron una pelota de color rojo y azul con el propósito de quedar lo más cerca posible de la “diana” -una pelota blanca-. Gana el que se acerque más en los seis intentos.

Ellos forman parte de los 22 deportistas de las provincias de Chimborazo, Esmeraldas, Pichincha, Guayas y Azuay, que intervienen en este certamen.

“Es un deporte espectacular y se juega de acuerdo con el nivel de parálisis que tenga el deportista”, dice John Viáfara, entrenador de Ecuador. (I)

--------------------------

Guayas, campeón en atletismo y natación

Por cuarto año consecutivo, la provincia de Guayas, con 41 medallas, obtuvo el título en atletismo.  

Fueron 23 de oro, 11 de plata y 6 de bronce las medallas conseguidas por el equipo albiceleste, dejando atrás a Pichincha, con 17 de oro, 6 de plata y 5 de bronce, y a Carchi con 14 doradas, 5 plateadas y 2 de bronce.

La delegación de Guayas también logró el título en las pruebas de natación. Los nadadores de esta provincia se colgaron 107 medallas, escoltados de Pichincha, con 60, y tercero se ubicó Pastaza, con un total de 11 preseas. (I)