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Exfigura de everest, bonita banana y la selección

Ernesto Mesías, el ‘Bombón’ esmeraldeño que jugó fútbol (Galería)

Antes de ser internado en una clínica de rehabilitación, Mesías cuidaba y lavaba carros en el centro de Guayaquil, en la intersección de las calles Panamá y Roca. Así se ganaba unas monedas para sobrevivir. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
Antes de ser internado en una clínica de rehabilitación, Mesías cuidaba y lavaba carros en el centro de Guayaquil, en la intersección de las calles Panamá y Roca. Así se ganaba unas monedas para sobrevivir. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
04 de marzo de 2015 - 00:00 -

La vida de Ernesto ‘Bombón’ Mesías tuvo un giro drástico un día de agosto de 1985. 2 años habían transcurrido desde su retiro del fútbol profesional -que se produjo tras el descenso de Everest en 1983- cuando su esposa, Mirian Mercado, decidió separarse de él.                   

El fallo no era negociable. No había espacio para la reconciliación.  Las disculpas y las promesas de ser un mejor padre y esposo no fueron suficientes. Las fiestas, las noches de bohemia y las malas compañías  deterioraron el matrimonio, que por esa época cumplía su aniversario número 20.                           

Mirian y sus 4 hijos abandonaron la pequeña casa de construcción mixta que rentaba la familia en toda la esquina de Lizardo García y Colón, en el popular Barrio Garay (suroeste de Guayaquil). Allí vivían cómodamente. No les hacía falta nada. Resolvieron volver a Esmeraldas, de donde partieron años atrás con la ilusión de lograr estabilidad económica mediante el fútbol.                         

Ernesto se quedó solo en Guayaquil. La soledad derivó en una grave depresión que lo condujo al alcoholismo y a la drogadicción. Richard, el mayor de los hijos del compromiso Mesías-Mercado, atribuye a esa separación como el acontecimiento que derribó emocionalmente a su padre. Nunca más pudo levantarse. Hasta ahora la partida de su familia ‘martilla’ su conciencia de forma incesante.        

Hasta hace poco tiempo, a Mesías era común encontrarlo en el centro de Guayaquil, en la intersección de las calles Panamá y Roca. Allí cuidaba y lavaba los carros de los oficinistas que trabajan en el sector bancario de la ciudad. Un viejo balde y una franela descolorida eran sus instrumentos de trabajo. Así se ganaba unas monedas para sobrevivir.   

Pero hace un mes, Richard -que también fue futbolista y vive en Manta- recibió una noticia desgarradora. Fue la noche del pasado 30 de enero. Él se alistaba para dormir cuando sonó su teléfono celular. Era su hermana. Estaba llorando y se la escuchaba agitada. Lo llamaba para comunicarle que su padre había sufrido varios cortes de machete en su cuerpo, durante una pelea callejera en el Cristo del Consuelo.             

El ‘Bombón’ Mesías fue lateral izquierdo y formó parte de la mejor defensa que ha tenido Everest en los últimos 40 años. Foto: Archivo / El Telégrafo

En ese populoso barrio del sur de Guayaquil cuentan que Ernesto intentó defender a una señora de un grupo de asaltantes que pretendía despojarla de su cartera. Los ahuyentó con un pedazo de madera. Ellos se fueron del lugar, pero regresaron unos minutos después con machetes y lo hirieron. El reporte médico reveló que tuvo cortes en las pantorrillas, en un brazo y una puñalada en una costilla que estuvo a centímetros de ser mortal. El machetazo estuvo a punto de perforarle el pulmón derecho. Mesías está vivo de milagro.                  

Esa misma noche, Richard viajó a Guayaquil. Allí se enteró de que su padre había recaído en las drogas y en el alcohol y decidió llevárselo a Manta. La mejor alternativa que encontró fue internarlo en el centro de rehabilitación Volver a Vivir.

Mesías lleva ya un mes de tratamiento. Nadie puede visitarlo aún. Está aislado. Esas son las reglas en este tipo de terapias de desintoxicación. La intención es que el paciente logre un alto nivel de introspección, que es el conocimiento que el sujeto tiene de sus propios estados mentales. Es la condición previa para conseguir la interrupción definitiva del automatismo.       

Ramón Cedeño, director de ese centro que devuelve a la vida a personas adictas, explica que la idea es que el aislamiento ayude a Mesías a valorar más a su familia. Que lo ayude a reconocer que está enfermo. Hacerlo fue el primer paso.

Aunque el tratamiento dura 6 meses, Richard planea reducirlo a 3, por falta de dinero. Costear los 6 meses de terapias que recomiendan los médicos le representaría un desembolso superior a los $ 3.000.   

Su familia ha pedido ayuda. Richard expuso el caso de su padre a Iván Hurtado, presidente de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE) y exseleccionado nacional. Él le pidió pruebas que certifiquen que Ernesto está internado y que tiene problemas de adicción. En este momento reúne esas pruebas para que la ayuda sea efectiva. Esa es la única alternativa para que Mesías pueda costear y completar su tratamiento.       

Toda la familia está involucrada en la recuperación de Ernesto. Sus hijos y otros familiares organizaron el fin de semana pasado un bingo para recaudar fondos. El Bloque 4 de Bastión Popular (norte de Guayaquil) se movilizó y participó en esta iniciativa, pero lo que se recolectó es solo una mínima ayuda.       

Potencia y remate letal

Atrás han quedado los recuerdos de su paso por el balompié profesional, entre 1970 y 1980, cuando vistió las casacas de los recordados clubes Bonita Banana, de Machala; y Everest, de Guayaquil. También formó parte de la selección ecuatoriana que disputó las eliminatorias al Mundial de España 1982.

Mesías fue parte de la mejor defensa que ha tenido Everest en los últimos 40 años. Junto a Federico Cárdenas y Duval Altafuya formaron una verdadera ‘fortaleza’ difícil de atravesar para cualquier delantero rival.

Ese mismo bloque defensivo destacó en Bonita Banana de Machala que -incluso- estuvo a punto de clasificarse a la Copa Libertadores de América.     

El técnico uruguayo Juan Eduardo Hohberg, que dirigía a la Tricolor en ese entonces, declaró en su momento que Mesías tenía la habilidad y la inteligencia para convertirse en uno de los mejores laterales del mundo. “Su juego bien podría calzar en cualquier equipo”, dijo una vez en una entrevista antes del inicio de las eliminatorias.    

El periodista Vito Muñoz lo recuerda como un lateral izquierdo fuerte e insuperable en el mano a mano. Alfonso Harb, excomunicador, lo describe como un ‘macizo’ que arrollaba con su potencia y remate letales. Ermen Benítez, su sobrino y exseleccionado nacional, asegura que sus desbordes por la banda eran incontenibles.   

Su cambio de ritmo con la pelota en los pies era indescifrable. Driblaba. Hacías pausas. Levantaba la cabeza, era un jugador inteligente y veloz. Solo le faltó disciplina y fuerza mental para ser un crack de exportación.

DATOS

Ernesto Mesías nació en la provincia de Esmeraldas en 1952. Jugó profesionalmente fútbol en las décadas de 1970 y 1980. Jugó en Bonita Banana y el Everest hasta su retiro en 1984.   

Con el recordado cuadro ‘Baisano’, como se conoce a  Everest, marcó entre 12 y 13 goles por temporada, una cifra alta para un defensa. Fue uno de los pilares de la defensa de ese club, junto a Federico Cárdenas y Duval Altafuya.  

El apodo de ‘Bombón’ se lo puso el desaparecido relator de fútbol ‘Pepe’ Murillo durante un partido entre Everest y Barcelona. También lo llamaban el ‘Macizo’, por su potencia para marcar y su velocidad para volcarse al ataque.

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