Los sentidos también enferman, su detección a tiempo salva vidas
El cuerpo humano lanza advertencias silenciosas. Lo hace con un leve zumbido en el oído o con una molestia al enfocar la vista. Son señales que muchos ignoran, pero que pueden revelar el inicio de enfermedades graves. En Ecuador, tanto los problemas visuales como los auditivos afectan a miles de personas y su detección temprana puede marcar la diferencia entre una vida saludable o con secuelas permanentes.
El oído como alerta temprana del cerebro
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el accidente cerebrovascular (ACV) es la segunda causa de muerte en el mundo, con 13,7 millones de casos nuevos cada año. En Ecuador, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) registró 4.970 muertes en 2022 por enfermedades cerebrovasculares, lo que la convierte en la tercera causa de muerte nacional, solo detrás de los problemas cardíacos y la diabetes.
Según Ariana Araujo, audioprotesista, la pérdida súbita de audición, los zumbidos intensos o el vértigo pueden ser síntomas neurológicos tempranos de un ACV. “Escuchar a tiempo a nuestros oídos puede salvar vidas”, advierte. Estos signos se originan porque el oído interno depende de un flujo sanguíneo muy fino; cualquier alteración puede afectar el equilibrio y la audición de forma inmediata.
La pérdida auditiva, además de su riesgo neurológico, afecta la comunicación y el bienestar emocional. Las personas con esta condición pueden desarrollar aislamiento, depresión y dificultades cognitivas. Reconocer los síntomas y acudir de inmediato a un especialista reduce la posibilidad de secuelas permanentes y mejora la calidad de vida.
La visión infantil: una ventana al futuro
Mientras tanto, los ojos de los niños también requieren atención temprana. En Ecuador, la prevalencia de ceguera infantil prevenible es de 0,6 por cada mil niños, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, casi el 90% de los casos de pérdida visual en edad escolar podrían corregirse con diagnóstico a tiempo.
La oftalmóloga pediatra Andrea Molinari, de la Fundación Metrofraternidad, explica que los niños rara vez comunican molestias visuales, por lo que los controles deben realizarse desde el nacimiento, con exámenes formales a los tres años y revisiones anuales hasta la adolescencia. “La ambliopía o ‘ojo vago’ puede volverse irreversible si no se corrige antes de los ocho años”, enfatiza.
Entre los trastornos más frecuentes se encuentran miopía, hipermetropía, astigmatismo y estrabismo. Además, el uso excesivo de pantallas está provocando un aumento de miopía infantil y síndrome de ojo seco. Las guías médicas recomiendan limitar la exposición a pantallas a una hora diaria en menores de cinco años y a dos horas en edad escolar.
Prevención: el sentido común que salva sentidos
Tanto la vista como el oído comparten un principio: lo que no se revisa a tiempo, se pierde. En Ecuador, instituciones como GAES y la Fundación Metrofraternidad impulsan campañas de diagnóstico accesible. En el caso de la fundación, más de 1.700 consultas oftalmológicas infantiles se atienden cada año con un aporte simbólico de 10 dólares, y se realizan 90 cirugías especializadas.
Los expertos coinciden en que la prevención empieza con hábitos sencillos: buena iluminación al leer, pausas cada 20 minutos frente a pantallas, higiene ocular, alimentación rica en antioxidantes, y revisiones médicas anuales, incluso sin síntomas.
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