Ecuador / Martes, 04 Noviembre 2025

Helados de ceviche, la creatividad de los heladeros nacionales es un laboratorio

Los heladeros sacan su lado creativo en la creación de nuevos sabores.
Foto: cortesía
Del ceviche al ají, del barrilete al taco, los helados artesanales en Ecuador dejaron de ser tradicionales postres. Ahora son experimentos culturales que desafían al paladar y ponen a los sabores como protagonistas.

En Ecuador, el helado ya no solo sabe a fresa, taxo, chocolate o mora. Ahora, las papilas gustativas de los amantes de este postre registran sabores nuevos. Ceviche, aguacate, ají, barrilete, son algunos.

Las heladerías artesanales del país experimentan como si estuvieran en un laboratorio: mezclan recetas tradicionales de la cocina ecuatoriana con técnicas de congelación, texturas inesperadas y un toque de osadía.

El protagonista ya no es la marca, sino el sabor como acto creativo, como identidad cultural y también como provocación.

Un nuevo lenguaje de sabor

El helado de ceviche que se sirve con un chifle divide opiniones, pero abre el camino a una generación de heladeros que no temen cruzar líneas. La lógica es simple: si el país celebra su gastronomía salada, ¿por qué no convertirla en helado?.  El ambateño, Santiago Castro, fundador de la cadena nacional de heladerías Bogati se hizo esa pregunta hace siete años cuando decidió experimentar en la mezcla de helado con queso. 

En la actualidad, el sabor más comentado es el helado de ceviche, el cual también está al alcance de los migrantes ecuatorianos que viven en Estados Unidos. Algunos lo llaman “atrevido”, otros “una falta de respeto al plato bandera”. Lo cierto es que nadie queda indiferente. Algo similar ocurre con el helado de chocolate con ají, que combina picor con dulzura, una fórmula inspirada en recetas ancestrales.

La idea de esta tendencia de sanores es hacer de la heladería en una experiencia cultural, donde comer también es explorar y cuestionarse qué puede ser un postre.

Castro indicó que estos sabores no son permanentes. Forman parte de una edición limitada, pensada para medir reacción del público y definir cuáles podrían convertirse en parte del menú definitivo.

En otros sectores de la ciudad, como La Ronda hay heladerías artesanales familiares que le apuestan a sabores como aguacate, pasteles de plátano, 'caca de perro' (maiz dulce). Estas expreciones muestran que la escena heladera ecuatoriana dejó de copiar modelos italianos o americanos.

Hoy, sus sabores cuentan historias: de la sierra, de la costa, de la Amazonía y de la memoria colectiva. Y aunque algunos provoquen asombro, todos logran algo importante: que el helado vuelva a ser una conversación.

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