Ecuador / Lunes, 27 Octubre 2025

27 de octubre, el día en el que las mascotas muertas visitan sus casas

Los altares son una muestra de afecto para las mascotas que fallecieron.
Foto: archivo web
Cada 27 de octubre, antes del Día de los Difuntos, en muchos hogares latinoamericanos se encienden velas, se colocan croquetas, collares y juguetes en pequeños altares. Es el día dedicado a los animales que murieron, una fecha que celebra el amor que sigue latiendo, aunque ya no haya ladridos ni maullidos.

Cuenta la creencia popular de varios países de Latinoamérica que, de la misma forma en la que los vivos celebran el Día de los Difuntos, como una manera de recordar a sus seres humanos queridos, las mascotas que ya no viven también tienen su día: el 27 de octubre. 

Cuando los peludos regresan a casa

Dicen que esa noche del 27 de octubre, los animales cruzan el puente del arcoíris para visitar a sus humanos. Es una tradición que nació en México, pero que poco a poco viajó a otros rincones de América Latina, incluido Ecuador, donde cada vez más familias arman altares con croquetas, huesitos, juguetes, fotos y velas.

En Quito, Guayaquil o Cuenca, las redes se llenan de imágenes tiernas y melancólicas: gatos rodeados de flores secas, perros sonrientes sobre mantas tejidas, peces inmortalizados en pequeñas peceras de vidrio. No se trata de tristeza, sino de recordar con gratitud.

“Los animales no mueren, solo cambian de forma. Cada vez que acaricio a mi nuevo gato siento que algo de Luna -mi gata anterior- sigue aquí”, dice Daniela, una joven quiteña que desde hace tres años coloca un altar con incienso, velas y croquetas para su mascota. 

Cómo preparar un altar para tu mascota

Armar un altar no requiere reglas rígidas, sino amor y memoria. Sin embargo, hay elementos simbólicos que no pueden faltar:

  • Velas blancas: representan la luz que guía a las almas animales de regreso al hogar.
  • Flores amarillas o naranjas (como los dientes de león o caléndulas): evocan el sol, el calor del cariño y la energía vital.
  • Comida favorita: un puñado de croquetas, una galleta, una semilla o un trozo de fruta.
  • Objeto personal: su collar, su manta, su juguete o una foto en la que aparezca feliz.
  • Agua: para calmar la sed del viaje desde el más allá.
  • Carta o mensaje: puedes escribirle lo que nunca pudiste decirle; los animales, dicen los antiguos, entienden más con el alma que con las palabras.

Algunos dueños colocan el altar en el lugar donde dormía su mascota o cerca de una ventana, para que -según la creencia- el espíritu entre con facilidad. Otros prefieren hacerlo junto a sus plantas, porque dicen que ahí los animales descansan mejor.

El lenguaje secreto del duelo

El Día de las Mascotas Muertas no es un invento comercial ni un gesto de ternura superficial. Es una forma de reconciliarse con la pérdida y de reconocer que el vínculo con los animales es, también, espiritual.

Cada año se organizan ceremonias colectivas con flores, música y bendiciones. Algunos sacerdotes, otros chamanes o veterinarios, pronuncian palabras que se repiten: gracias por haber existido.

Un amor que no se entierra

Quien ha vivido la pérdida de una mascota sabe que su partida deja un silencio distinto. Un silencio lleno de pasos que ya no suenan, de camas vacías y de pelos que aún aparecen en los rincones. Pero el 27 de octubre ese silencio se vuelve luz.  Algunos niños dibujan a sus perros con alas. Todos, sin excepción, sienten que, por un momento, el amor de cuatro patas regresa de visita.

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