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El Telégrafo
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Nizar sassi y mourad benchellali fueron recluidos en la isla sin un juicio de por medio

William Bourdon pelea contra la impunidad de Guantánamo

El mayor general, Geoffrey Miller, habló el 5 de mayo de 2004 con periodistas en la cárcel de Abu Ghraib. Foto: AFP
El mayor general, Geoffrey Miller, habló el 5 de mayo de 2004 con periodistas en la cárcel de Abu Ghraib. Foto: AFP
07 de abril de 2015 - 00:00 - Redacción Mundo

París, Francia.-

La Cámara de Instrucción de la Corte Francesa de Apelación de París pidió el pasado jueves la comparecencia del ex-comandante de la prisión de Guantánamo, Geoffrey D. Miller.

Es la primera vez que una corte judicial ordena que un exdirector acuda a declarar, luego de que ese pedido no progresara en las cortes de Suiza, Alemania y Canadá.

El centro de detención de Guantánamo -ubicado en Cuba- fue construida por los Estados Unidos justo después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Su meta es encerrar a los sospechosos de terrorismo.

En noviembre de 2001, el expresidente estadounidense, George Bush, emitió un decreto militar según cual no se necesitaba un juicio para detener a extranjeros sospechosos de terrorismo.

La cárcel es famosa por las múltiples denuncias internacionales de tortura y violación a los derechos humanos. Estas razones justifican el número de suicidios que hubo allá. Desde su creación, más de 800 hombres soportaron las ilegalidades allí cometidas.

La decisión de la Corte de Apelación de París fue promovida por el abogado francés William Bourdon, especializado en derecho penal. Es un defensor de los derechos humanos que ha impulsado denuncias en contra de dirigentes africanos, defensa de las familias francesas víctimas de exacciones por el régimen de Augusto Pinochet en Chile.

La resolución judicial es parte del expediente de Nizar Sassi y Mourad Benchellali, 2 franceses que fueron arrestados en Afganistán por militares estadounidenses y trasladados a Guantánamo sin un juicio y fueron víctimas de un tratamiento atroz. Tras su retorno a Francia, ambos fueron condenados por haber ido a Afganistán en los campos del Jihad.

En primera instancia, en 2012, la jueza Sophie Clément había presentado una comisión rogatoria internacional (delegación por parte de Francia para que Estados Unidos cumplan en su lugar la instrucción), una demanda de visita del centro de detención para verificar la condición de los detenidos y los registros de los interrogatorios, pero las autoridades estadounidenses nunca contestaron. Fue allí que Sassi y Benchellali decidieron acudir a la justicia francesa denunciando “detención arbitraria y torturas” en Guantánamo, cuyo principal implicado es Geoffrey Miller.

Las denuncias se basan en informes del Centro por los Derechos Constitucionales (CCR, organización estadounidense especializada en ayudar a los presos de Guantánamo) y del Centro Europeo por los Derechos Humanos y Constitucionales (Ecchr), los cuales determinaron que hubo tratamientos indignos y destacan una responsabilidad del general Miller, quien dirigió Guantánamo entre 2002 y 2004.

En los informes, Miller está señalado como un “modernizador” de los métodos de interrogación y de tortura en Guantánamo e Iraq.

Según Alfred McCoy, historiador estadounidense y autor de "Una Cuestión de la Tortura: CIA Interrogatorio desde la Guerra Fría a la Guerra contra el Terror", "el general Miller transformó Guantánamo en un laboratorio de investigación sobre los comportamientos humanos, una especie de centro de investigación sobre la tortura”, manifestó el autor.

Las técnicas espantosas utilizadas en Guantánamo son principalmente psicológicas más que físicas, recogen los informes de Amnistía Internacional y testimonios de exdetenidos y de un director de la CIA: uso de perros, posturas dolorosas, uso de las fobias de cada uno, desnudez, actos sexuales humillantes, profanación del Corán, falta de sueño, drogas, aislamiento, ahogamiento, privación de luz y el encierro con música muy fuerte eran algunos de los métodos.

Miller, hoy jubilado, también fue comandante de la cárcel de Abu Ghraib en Iraq, donde hubo escándalos similares.

La decisión adoptada por la corte francesa es simbólica, pero el militar estadounidense podría no acudir a la audición. Si el uniformado se niega a ir a la audiencia y no se produce otra acción para obligarlo a declarar, según el abogado William Bourdon seria "una recompensa al arrogancia de los Estados Unidos, particularmente al convenio bilateral judicial con Francia”.

Según recogió el diario francés Liberación, para Bourdon sería un honor para Francia oponerse a esa impunidad. “Esto es una ventana abierta por diligencias en contra de los responsables civiles y militares de crímenes internacionales hechos en Guantánamo”, declaró a la agencia de noticias AFP.

Una promesa inconclusa

En enero de 2009, cuando el presidente Barack Obama llegó al poder, prometió públicamente cerrar el centro de detención un año después. Seis años después de ese anuncio y 14 años después de la llegada de los primeros presos, Guantánamo sigue abierto. Y también el hecho es que el congreso bloquea este cierre porque muchos demócratas rechazan que tanto dinero se vaya en traslado de presos.

En cambio, los republicanos sostienen que las personas liberadas regresarían a actividades terroristas y sería muy riesgoso quedarse en el territorio estadounidense.

Este análisis surge en medio de los diálogos entre Cuba y los Estados Unidos sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Uno de los puntos analizados durante estas negociaciones es precisamente el de derechos humanos. (I)

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