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Turquía no acepta ayuda de la UE tras terremoto

Turquía no acepta  ayuda de la UE tras terremoto
25 de octubre de 2011 - 00:00

El Gobierno turco agradeció ayer la oferta realizada por la Unión Europea (UE)  para enviar ayuda a las víctimas del terremoto de 7,2 grados  que sacudió el país el domingo y que deja, hasta el momento, un balance  de  cerca de 300  muertos, pero declinó  recibir ese tipo de asistencia.

El ministro de Asuntos Europeos de Turquía, Egemen Bagis, explicó en una reunión con representantes de los países de la UE que la llegada de ayuda internacional está supeditada a los esfuerzos de coordinación para “evitar que haya duplicidad y descoordinación”.

Así lo explicó a la agencia EFE una fuente de la Embajada de España, que confirmó que Turquía ha rechazado la participación en la operación de rescate de un equipo de bomberos español que se había desplazado a Ankara.

“El equipo llegó sin ningún tipo de contacto previo con el Ministerio de Asuntos Exteriores español ni con la Embajada de Turquía en España, y se les ha informado de la posición del Gobierno turco, de que por el momento no es necesario el desplazamiento de equipos extranjeros a la zona”, explicó la fuente.

El Gobierno israelí, cuyas relaciones con Turquía son  tensas desde el año pasado, también informó de que su ayuda ha sido declinada por Ankara. Por el momento, solo los equipos internacionales enviados por Azerbaiyán e Irán (dos países colindantes con la región afectada por el terremoto)   trabajan  en la zona.

Según el último balance oficial provisional, el  potente sismo, que afectó a  la provincia oriental turca de Van, cerca de Irak, suma   279 muertos y 1.300 heridos, mientras que los equipos de rescate buscan a contrarreloj al menos 400 desaparecidos  que se considera están atrapados bajo los edificios derruidos antes de que las temperaturas bajen   más y se reduzcan las posibilidades de supervivencia.

Para estas tareas, el Gobierno movilizó a unos  1.300 socorristas, 145 ambulancias, seis batallones del Ejército y medios aéreos fueron enviados a los lugares del desastre.

El epicentro del temblor se localizó en Tabanli, un pueblo a 30 kilómetros de Van, capital de la provincia del mismo nombre y   cercana a la frontera con Irán. Pero también se han visto afectadas las provincias de Bitlis, Batman, Diyarbakir, Mus y Hakkari, aunque en menor medida. Unas cien personas murieron en la ciudad de Van (380.000 habitantes) y 117 en el distrito de Ercis, la zona más devastada, declaró el ministro turco del Interior, Idris Naim Sahin. El sismo  de una magnitud de 7,2 es el más fuerte de los últimos años en Turquía, afectada frecuentemente por los temblores.

En Ercis, un fotógrafo de la AFP vio daños generalizados en esta aglomeración de cerca de 100.000 habitantes, donde cerca de un centenar de edificios se derrumbaron. Muchos habitantes abandonaron la ciudad, que está sin luz y agua.

En las ciudades de Van y Ercis, las más cercanas del lugar del epicentro, los socorristas se esforzaban ayer para ayudar a posibles sobrevivientes en medio de los escombros. Trabajaron toda la noche, en un frío glacial, a la luz de antorchas o de generadores, mientras que sobrevivientes sin casa se congregaron alrededor de fogatas o acampaban bajo las carpas o incluso a la intemperie, cuando la temperatura no superaba los 2°. La Medialuna Roja instaló tiendas en la ciudad y distribuyó víveres.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, visitó esta ciudad  la noche del domingo para medir la magnitud de los daños, mientras la organización de socorro parecía más eficaz con relación a los anteriores sismos. Centenares de socorristas con perros husmeadores trataban ayer  de encontrar sobrevivientes.

La gente subía sobre los montículos de escombros de cemento gritando: “¿Hay alguien?”. La Policía trataba de rechazar a los curiosos, mientras que los conductores de ambulancias trataban de recuperar eventuales sobrevivientes sacados de las ruinas. Los   edificios de varios pisos   se derrumbaron, mientras que las casas de un solo piso resistieron intactas.

Ahmet Yakut de la Universidad de Oriente Medio (Odtü) en Ankara, explicó esta situación por el hecho de que las normas sísmicas de construcción no son respetadas.

“Cada piso reduce la resistencia de un edificios cuando no son parasísmicos”, subrayó en la cadena privada NTV, deplorando también la falta de controles por parte de las autoridades locales. Solo un 9% de las casas tiene  un seguro antisísmico en esta zona, agregó.

“Turquía no es un país preparado para los temblores, debido a la calidad de las construcciones. No sacamos las lecciones de las anteriores catástrofes”, lamentó su colega, el sismólogo Tugrul Tankut.

En 1999,  dos violentos sismos en las regiones industrializadas del noroeste de Turquía causaron alrededor de 20.000 muertos. En 1976, otro terremoto ocasionó la muerte  de más de  3.800 personas en la provincia de Van.

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