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El PSOE plantea a Podemos una reforma federal de España

El líder del PSOE, Pedro Sánchez (centro), inició las negociaciones con las agrupaciones partidistas para la formación de un nuevo gobierno en España.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez (centro), inició las negociaciones con las agrupaciones partidistas para la formación de un nuevo gobierno en España.
Foto: AFP
04 de febrero de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo

Sin falsas pistas y con transparencia. Así transmitió ayer el PSOE que serán las negociaciones que ha comenzado con otras fuerzas políticas parlamentarias para formar un gobierno estable en España. Y para demostrar que va en serio dio a conocer el equipo encargado de buscar los apoyos que faciliten a Pedro Sánchez convertirse en el nuevo presidente del gobierno español.

Serán 6 miembros destacados de la ejecutiva federal, a cada cual más implacable, desde el portavoz del partido, Antonio Hernando, hasta la coordinadora del programa electoral socialista, Meritxel Batet. “Cada uno de ellos es experto en una materia”, explicaba a este diario una buena conocedora de las particularidades del PSOE. Al frente del equipo estará José Enrique Serrano, un veterano negociador con los 2 presidentes de gobierno que han tenido los socialistas, muy apaciguador en este tipo de escenarios y hombre de confianza de Pedro Sánchez. Los primeros contactos han comenzado con Podemos y Ciudadanos.

La propuesta que los socialistas pondrán sobre la mesa de estos 2 partidos consiste en una reforma de la Constitución española, inmutable desde su aprobación hace 37 años, con el objeto de transformar el actual Estado autonómico en otro federal más descentralizado. Esta modificación sería sometida a referéndum que, de aprobarse, abriría la puerta a la reclamada consulta en Cataluña que bajo ningún caso será sobre su independencia. De forma paralela inmediata, el equipo de Sánchez planteará la supresión de aquellas leyes privatizadoras aprobadas durante los 4 años de gobierno del PP y acelerar nuevas normas para fortalecer la protección de los sectores más perjudicados por la crisis. Lo más urgente es frenar los desahucios que afectan a miles de ciudadanos, entre ellos más de 30 mil ecuatorianos.

Pero para sacar adelante esta batería de iniciativas, el equipo negociador de Pedro Sánchez deberá superar un sinfín de obstáculos. El más importante es ganarse la confianza de Podemos, cuyos dirigentes observan con cautela la resistencia interna de muchos socialistas a este pacto. Además, en el partido de Pablo Iglesias consideran insuficientes estos cambios. Podemos es partidario de convocar una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Carta Magna “y enterrar la de 1978, que pudo servir para salir de la dictadura pero que hoy está obsoleta”, relataba a EL TELÉGRAFO un miembro de su delegación negociadora. De fondo están los conflictos territoriales que sacuden España desde el comienzo de la democracia. La posición del partido emergente es introducir el llamado ‘derecho de autodeterminación’, un concepto réprobo en la política española actual.

Sin embargo, la estrategia de los socialistas no está destinada únicamente a lograr un amplio acuerdo que arrincone a una fuerza asolada por la corrupción como el PP. Se trata de laminar a Ciudadanos, la otra formación liberal del Parlamento. Tras la última reunión con el rey, su líder, Albert Rivera, anunció que intentaría mediar “para lograr un pacto a tres bandas, con socialistas y populares, que es la fórmula ideal y estable”. La lógica política de Ciudadanos es mantener intacto el sistema de reformas implantado por Mariano Rajoy y no alterar el mapa territorial del Estado “porque es un paso para la secesión”. Para ellos, el resto de reformas son un disparate político que pueden llevar al país al abismo financiero. Si los socialistas no logran el apoyo de la formación de Rivera habrán desenmascarado la versión conservadora que siempre han tratado de ocultar ante la ciudadanía, es decir, que su proyecto de gobierno es una interpretación dulcificada y limpia del PP.

Si logra encajar estas piezas, a Pedro Sánchez aún le quedará transitar por otros caminos repletos de espinas para lograr la mayoría parlamentaria que necesita su investidura. En ese complicado trayecto le esperan las fuerzas nacionalistas vasca y catalana, el PNV y Democracia i Llibertat, la nueva marca de Artur Mas. “Con estas formaciones puede ser más sencillo alcanzar un acuerdo”, indican fuentes socialistas quienes, por ahora, solo maldicen al tiempo. Ayer, el presidente del Congreso, Patxi López, estableció un plazo máximo de un mes para la celebración de la sesión de investidura de Pedro Sánchez. “Puede ser poco tiempo”, señalan en Podemos porque las posturas están muy alejadas. (I)

¿Cuánto puede aguantar España sin gobierno?

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, tiene por delante un mes para intentar formar un nuevo gobierno pero ¿y si no lo consigue? Obviamente, habrá elecciones. El problema es que si Sánchez agota los tiempos y no consigue los apoyos necesarios, España celebraría esos comicios a finales del mes de mayo. Serían 5 meses sin un ejecutivo estable. Sin embargo, los expertos no consideran que se trate de un problema grave. Para empezar, el PP se adelantó a este escenario y aprobó unos presupuestos generales para 2016 que el nuevo gobierno, si se formaliza, deberá asumir a la fuerza. El mayor inconveniente para España procede de la UE. La Troika acaba de recordar a este país que esas cuentas no le gustan y que espera un acuerdo rápido, para marzo o abril, para reducir “al menos 10.000 millones de euros”. Un asunto que Rajoy pretendía encarar con nuevos recortes en el gasto público pero que de mantenerse la actual tesitura es imposible de abordar porque no hay consenso parlamentario.

El sector empresarial tampoco deja de presionar para que se alcance “una estabilidad ejecutiva”. Entre el PP y cualquier otro que no sea Podemos, se entiende. Su obsesión es conocer con antelación la presión fiscal a corto y medio plazo, las condiciones del mercado laboral y tener una ligera idea del cuadro macroeconómico que está por llegar. Este juego ha sido fluido durante el gobierno de Rajoy pero ahora la cosa cambia. (I)

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